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Habitar la mar: “Enrea” y “Ruina”

Solo nos falta una invasión extraterrestre. Vale, reconozco mi falta de originalidad al empezar con esta frase tan manida después de sufrir la mortal pandemia..

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Solo nos falta una invasión extraterrestre. Vale, reconozco mi falta de originalidad al empezar con esta frase tan manida después de sufrir la mortal pandemia, la gran nevada, una ola de calor que batió el récord histórico de temperaturas y, ahora, un destructivo volcán en erupción. Causas, en teoría, naturales, que han traído consecuencias nefastas para la economía de muchos sectores y que, pese a creer que todo esto mostraría lo mejor de nosotros mismos, ha puesto al descubierto, sobre todo, justo lo peor. Ruina económica y humana en un planeta cada vez más acabado mientras quedan muy lejanas esas expectativas de abandonarlo por Marte. Quizás, nuestra trágica y mísera esperanza sea "habitar la mar".

   "Ruina" es el potente tema de crítica social que los siempre impresionantes "Habitar la Mar" han lanzado anteayer, día 5 de octubre, para completar, junto a la traumática canción "Enrea" que vio la luz el 25 de agosto, su participación en el proyecto "Grados, minutos y segundos" de la compañía discográfica "Spinda Récords". Se trata de una colección de doce vinilos con los 24 mejores conjuntos vigentes del underground nacional entre los que no podía faltar este súper grupo con dos cortes muy inquietantes y psicológicos de, por intentar explicarlo, un "noise rock" con una buena dosis de "hardcore punk". No obstante, soy consciente de que cuando los escuchéis, al igual que yo, os preguntaréis cómo pueden conseguir ese sonido. Pues bien, tras meditar de manera minuciosa, he conseguido dar con las cinco soluciones posibles y voy a proceder a descubrirlos y desarmarlos. Resulta que las clavijas de afinación de la guitarra de Frego son los tornillos que le faltan al loco más neurótico en el más cruel de los manicomios y las cuerdas de la de Kike Gutiérrez han sido recicladas de la misma soga con la que se ahorcó Judas Iscariote. En cuanto a la rotunda base rítmica, sé que las membranas de los tambores y timbales de la batería de Paco Reig fueron fabricadas con las cartilaginosas alas de un demonio caído y, además, la madera del bajo de Víctor Díaz es la de aquel único bote que consiguieron los de la tercera clase del Titanic y que, con las prisas, al arriarlo se partió. Por pura lógica, concluyo advirtiendo que la voz de Juan Soler "Kantz" son unas psicofonías captadas desde el inframundo que pertenecen a un anónimo y pisoteado esclavo. Sí, estas son las claves. Solo estas son las viables y factibles razones que explicarían el resultado final de su música porque "Habitar la Mar" es el puñetazo en la mesa que no diste, la cassette que ponen en el peor tugurio del purgatorio, el lugar exacto donde por fin se acaban las tonterías, los latidos acelerados de esa bestia que te persigue y la última vuelta de tuerca que se le puede dar al alma del atormentado.

   "Enrea" y "Ruina" son las esperpénticas hipérboles de sus sorprendentes anteriores álbumes. De su primer y sublime EP "La deriva", de su enfurecido "Realismo histérico" o de su despiadada "Comedia Yoica" que merece el soneto de un poeta maldito. Son las tildes que acentúan al grito y, por supuesto, los mejores singles para representar esta intrépida idea en la que los jiennenses compartirán vinilo con el grupo "Acid Mess" a fin de lograr un disco imprescindible dentro de una colección necesaria.

   Así pues, no debéis dejar pasar la oportunidad de escuchar "Enrea" y "Ruina" porque "Habitar la Mar" os conquistará con su endiablado sonido de infinita intensidad que, sin duda, parece ejecutado por seres de otro mundo y, como ya sabéis, solo nos falta una invasión extraterrestre. 

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