El Real Madrid ya está en Tiráspol, la capital de Transnistria, república no reconocida por la ONU donde se enfrentará el miércoles al Shériff, el equipo revelación de la Liga de Campeones que ya ganó en el Santiago Bernabéu.
Fue toda una odisea. El equipo blanco viajó en avión desde Madrid a Chisinau, la capital de la antigua república soviética de Moldavia. Seguidamente, se desplazó en autobús a Tiráspol, que se encuentra a unos 75 kilómetros por carretera.
VIAJE A LO DESCONOCIDO
La travesía incluyó una parada obligatoria en la militarizada frontera entre Moldavia y el territorio de Transnistria, una franja de territorio con la mitad de superficie que la comunidad de Madrid. Entre el puesto de control moldavo y el transnistrio, un contingente de soldados rusos garantiza la paz desde hace treinta años.
La delegación madridista se hospedó en el hotel Rusia, en cuyo vestíbulo colgaban varias bufandas del Shériff y que se encuentra en el centro de la ciudad, donde este martes llueve desde primera hora.
La expedición del equipo español fue recibida por varias decenas de aficionados, que corearon los nombres de todos y cada uno de los jugadores al bajarse del autobús: Modric, Courtois, Vinicius, Kroos...
El primero en responder al cariño fue el técnico, Carlo Ancelotti, aunque el más coreado no fue un jugador en activo, sino el embajador del club, Roberto Carlos, que no dudó en saludar efusivamente a los hinchas transnistrios, alguno de los cuales se interesó por la carrera como entrenador de Raúl.
"No me lo puedo creer. Llevo toda mi vida esperando este día", comentó a Efe en las inmediaciones del hotel Danilo, de 30 años y aficionado del Madrid desde niño.
Desde el hotel el equipo se desplazará dentro de unas horas a las instalaciones del Shériff para el entrenamiento vespertino y la rueda de prensa previa al partido.
"Aquí no venía un equipo español desde 2002. Fue el Real Betis de Denilson", comentó un ansioso reportero local.
PARTIDO DEL SIGLO EN MOLDAVIA
La afición local ya ha calificado el duelo del miércoles como "el partido del siglo" del fútbol moldavo, ya que, aunque el Shériff pertenece a una región separatista, depende de la Federación de Fútbol de Moldavia.
"Todo es posible. Ya lo hicimos en el Bernabeu. Si aguantamos el primer tiempo, pueden ponerse nerviosos", comentó a Efe Ígor, propietario de un restaurante local.
Ígor fue testigo personal del milagro del Shériff en la capital de España (1-2), aunque admite que hasta esta 'Champions' nunca antes había ido al estadio a un partido del equipo de Tiráspol.
"Estamos ante una gran fiesta. Le damos la bienvenida al Real Madrid", comentó este martes a Efe Vitali Ignátiev, ministro de Exteriores de Transnistria.
El diplomático expresó su confianza en que gracias a este partido todo el mundo sepa ahora localizar en el mapa de Google a Transnistria, territorio situado a la orilla izquierda del río Dniéster.
"El Sheriff y su juego son los mejores mensajeros de Transnistria. Mejor que los políticos, el club contará lo que es Transnistria. Transnistria está favor de la amistad y del juego limpio", subrayó.
Ignátiev no descartó una nueva sorpresa del Shériff, que ha traído "chispa" al fútbol europeo.
"El Sheriff puede sorprender a cualquiera. Es un club que tiene deseo de ganar. La voluntad de victoria es la base de Transnistria y eso se refleja en el deporte. Defendimos en su momento el país con un arma en las manos y ahora defendemos el honor de Transnistria en el campo de fútbol", proclamó.
NADA ES IMPOSIBLE
Los jugadores del equipo local también creen que pueden repetir la hazaña y darle una alegría a su afición.
"Aquí podemos jugar aún mejor, ya que estamos con nuestra gente. Eso es importante. Debemos imponer nuestro juego. Haremos un gran partido, pese a todo lo que significa el Real Madrid", señaló este martes a Efe el colombiano Frank Castañeda.
Reconoció que el Inter de Milán, contra el que el equipo transnistrio cayó en casa y fuera, les "supo descifrar", pero que las dos semanas de descanso por el fútbol de selecciones les vino muy bien para recuperar fuerzas.
"Ellos van a venir a arrollarnos por lo que hicimos en Madrid. Somos conscientes de que nuestros rivales son del máximo nivel. Sabemos lo que significa el Madrid en la Liga de Campeones. Después de perder con nosotros subieron el nivel, en línea con la exigencia del club", explicó.
Con todo, el creativo media punta asegura que él y sus compañeros tienen no sólo "la esperanza", sino también la "convicción" de que pueden alcanzar los octavos de final de la máxima competición continental.
"Tenemos que estar tranquilos, hacer nuestro juego y, por qué no, dar una sorpresa. Nosotros sabemos que debemos cumplir con nuestros objetivos que es clasificarnos para la próxima ronda. Nada es imposible. Ya hemos logrado cosas que la gente decía que no eran posibles. Ahora, debemos intentar volver a hacerlo", insistió.
A su vez, expresó una "gran satisfacción" por el hecho de ser uno de los futbolistas del Shériff que son seguidos de cerca por clubes europeos, aunque admitió que su sueño es ser convocado por su selección de cara a las próximas eliminatorias.
"A trabajar duro y esperar que me llegue esa oportunidad", aseguró.
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El Real Madrid ya está en Tiráspol, la capital de Transnistria, república no reconocida por la ONU donde se enfrentará el miércoles al Shériff
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