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Tambucho y Emparrillao

Cuando canta el corazón

Disfruté tanto ensayando cada noche que mi ilusión no dudó escribir un cuplé, donde salía vestido de Fenicio de una lata de conservas

Publicado: 14/06/2022 ·
09:56
· Actualizado: 14/06/2022 · 09:56
  • El coro de Barbate. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Nunca pude imagina vivir tan maravillosa experiencia con un coro de carnaval. La primera idea fue hacerlo extensivo para que se embarcaran y colaboraran toda la familia carnavalesca, pero tras varios meses de ensayo, solo contábamos con la mitad de la tripulación; lo que hacía aún más difícil que el barco pudiera zarpar con garantías de navegar. Momentos que algunos aprovecharon para presagiar que no llegaría a salir del “carro” (ensamblado de  maderas con grandes ruedas de hierro para bota los barcos). Manifestaciones que no mermaron el proyecto, porque luchamos contra viento y marea, pero con la humildad de no sobrepasar nuestras posibilidades, y aunque ninguno de nosotros trabajamos en fábricas de conservas –nombre del coro–, supimos admitir con  cariño toda información de hombres y mujeres mayores que fueron parte de la historia de nuestra industria conservera.

Oyendo con satisfacción las cosas que nos decían cuando recordaban con emoción partes de sus vivencias, con la misma emoción que ellos mostraban buscamos documentación e investigamos, quizás con más rigor, para descubrir las verdades más auténticas y las  experiencias que se vivieran en las fábricas de conservas; porque, en definitiva, estábamos reviviendo la más pura esencia de nuestro pueblo y  así hablaríamos con mayor autoridad de nuestras raíces barbateñas.

Conforme vencíamos dificultades, los noveles integrantes se fueron aplicando, incluso yo, me puse a las órdenes del maestro afinador,  y el encargado de los sonidos convirtió pitos y sirenas en bellas melodías de laúdes, bandurrias y guitarras, para que, al compás de las latas, los responsables de las rimas compusieran tradicionales poemas con mensajes que llegaran a las ‘sentrañas’ de la gente de mi pueblo. Quizás nuestra mayor alegría fue “la implicación de todo un pueblo para hacer suya esta aventura”.

Disfruté tanto ensayando cada noche con los l@s compañer@ del coro, que mi ilusión no dudó escribir un cuplé, donde salía vestido de Fenicio de una lata de conservas, recordando a mi querido amigo Don Francisco López Mateo ‘El Carpeta’, que en el 1975 con los ‘Escribas del Faraón’ saliera de un sarcófago Egipcio. ¡Hay mejor manera de recordar y conmemorar a tan cariñoso personaje barbateño! que con su magnetófono a hombro cada día nos transmitía su sencillez sin ningún tipo de egocéntricos narcisismos.

Resultó muy hermoso que a los cuarenta y nueve integrantes del coro, se les unieran todos los corazones barbateños cuando cantábamos el estribillo: “…y de los atunes más grandes yo te traigo el corazón”. Los aficionados de Barbate y Cádiz  parecían tener corazón de atún; bueno, a excepción  de algunos descompensados por arritmia o bradicardia. 

Cuando se abrió el telón, las luces parecían que bajaban del cielo y con ellas los amigos que cantaron conmigo desde el año de ‘Los Fenicios’. Todos estuvieron junto a mí en las tablas de Falla y sus almas me animaron durante la actuación. La cara de mi hija, Ana Mari, brillaba de felicidad, orgullosa de cantar junto a su padre. Seguro que sus abuelas, Pepa y  La Ica, también estaban junto ella.

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