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La escritura perpetua

Sumar

Yolanda Díaz acude a un sitio en el que habita el porvenir. Cuando ideó Sumar aseguró que se trataba de “un proyecto de amor”

Publicado: 30/03/2023 ·
12:53
· Actualizado: 30/03/2023 · 12:53
  • Yolanda Díaz y Sumar en Sevilla. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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El Polideportivo Antonio Magariños, donde Yolanda Díaz presenta el dos de abril Sumar, el proyecto político con el que busca recomponer el espacio a la izquierda del PSOE, era a principios de los 70, cuando se inauguró, una extraordinaria caja de ilusión juvenil. Pertenece al instituto Ramiro de Maeztu de Madrid, y allí jugaba el Estudiantes, fortísimo entonces en la División de Honor de baloncesto, un equipo que se batía permanentemente entre los cuatro primeros de la Liga, Real Madrid, Juventud, Barcelona… Y el ‘Estu’, de Gonzalo Sagi Vela (quizás el mejor jugador de la historia del club), José Luis Sagi Vela y Beltrán. Las gradas se llenaban de alumnos del instituto con pase gratis a la mayoría de los partidos, gente cargada de futuro y de entusiasmo, que gritaba: “Es-tu-dian-tes, Es-tu- dian-tes”. La vida guiñaba el ojo al futuro entre aquella algarabía en colores del Magariños.

Yolanda Díaz acude, pues, a un sitio en el que habita el porvenir. Cuando ideó Sumar aseguró que se trataba de “un proyecto de amor”. Una definición magnífica en medio del lodazal de la política. Los dirigentes de Podemos, seguramente, no acudirán al acto. Exigen la celebración de unas primarias abiertas antes de las elecciones municipales para garantizar su peso en las listas. Tensionan el ambiente. Porque hay importantes diferencias políticas entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. La vicepresidenta es una mujer de pactos, de, llamémoslo así, construcción legislativa y social. La reforma laboral, por ejemplo. Mientras, Iglesias es un activista, un teórico de la revolución, y rápidamente se convenció de ello cuando formaba parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez y por eso se fue. Pero la izquierda se juega mucho en las generales de diciembre. El choque entre Sumar y Podemos puede alzar a Santiago Abascal a la vicepresidencia del Gobierno. Y esas divisiones han forjado tristísimos capítulos de la Historia. La izquierda afrontó dividida, por ejemplo, la Guerra Civil. Los anarquistas consideraron que la revolución no podía esperar e intentaron hacerla dentro de la guerra, como describe el dramaturgo Jerónimo López Mozo en su sensacional obra ‘Anarchía 36’ (Pipirijaina, 1977). Estamos, pues, ante un error recurrente. La escritora Azahara Palomeque ha escrito en un reciente artículo en ‘El País’: “Las trifulcas mediáticas, cuando lo que se negocia no es apenas el resultado de unos comicios, sino una vida vivible para la mayoría, me parecen tan contraproducentes como irresponsables”. Pero Yolanda Díaz buscará en el Magariños hacer camino al andar. Futuro. “Es-tu-dian-tes”.

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