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Viernes 03/05/2024  

San Fernando

Así es una banda de Semana Santa en Andalucía

Si eres músico y vives en Andalucía, hay una alta probabilidad de que formes o hayas formado parte de una banda que toque en Semana Santa

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  • Agripino Lozano tocando al palio de la Virgen del Socorro en Jerez -

Es Domingo de Ramos. Huele a azahar e incienso. El suelo se reviste de cera y hojas de palma amarilla. Las mejores galas han salido de los armarios tras un año de espera. En el interior de las iglesias y capillas, hay nervios, emociones a flor de piel y sentido de la responsabilidad por ofrecer al público una procesión igual o mejor que la del año anterior. De pronto, el ambiente enloquece. Suenan los redobles, y a paso de tambor, llegan los últimos -y no menos importantes- actores al escenario. Es Domingo de Ramos. Y el primer son de trompeta da comienzo a la Semana Santa. Las bandas de música son un elemento clave en una estación procesional. "Nadie se imaginaría un paso en la calle sin una banda detrás", señala Javier San José, director de la Banda de Música de la Salud de Barbate. “Muchos de los cofrades dan por comenzada la Cuaresma en cuanto acuden al primer concierto de bandas de la temporada”. Son las que le dan el último toque para que la presentación artística de la procesión quede perfecta y otorgan el elemento “espectáculo” que atrae al público. “A la vista está que si sacas una procesión con música, tienes más público y se crea muchísima más expectación”, expone Luis León, presidente de la Banda de Música de la Cruz Roja de San Fernando.

En comparación a la longevidad de la celebración de la muerte y resurrección de Cristo, las bandas de música son bastante recientes. La música lleva más años que la religión cristiana sobre la Tierra, y ambas han caminado juntas desde los comienzos, pero no fue hasta el siglo XIX cuando por primera vez alguien decidió que una procesión saliera a la calle acompañada de música. Del movimiento cultural del Romanticismo y las marchas fúnebres de Beethoven, Chopin, Schubert o Wagner, los directores de las bandas de música militares españoles bebieron para empezar a crear las primeras composiciones en honor a la Semana Santa. De este primer cambio, Andalucía, que empezaba a plantar las primeras semillas de la que hoy es su festividad más grande, tomaría el relevo y empezaría a dejar sonar por sus calles marchas. Más aún recientes son las bandas de cornetas y tambores (CC. TT.) y agrupaciones musicales, algo que no todo el mundo sabe diferenciar. Éstas suelen acompañar en su gran mayoría a los pasos de Cristo, mientras que, las más primitivas y tradicionales son las consideradas bandas de palio. La diferencia entre las agrupaciones musicales que tocan tras los pasos de Cristo y las bandas de palio radica, además de en los instrumentos que se emplean, en la formación. Los músicos de palio en su mayoría vienen con la teoría aprendida o cursan estudios en el conservatorio, mientras que en las agrupaciones, muchos de sus integrantes empiezan completamente de cero, y la banda debe ser la que les suministre ese aprendizaje. Eso sí, en favor de las agrupaciones, se encuentra el compromiso que se crea durante esa enseñanza. “El músico de agrupación cuenta con mayor compromiso que el de la banda, debido a que empiezan desde cero juntos y no son externos”, afirma Luis León. De esas bandas de música, a lo largo de todo este último siglo y éstas últimas dos décadas, han surgido, resurgido, dividido y vuelto a unirse cientos y cientos de músicos en agrupaciones y bandas diferentes con sus puestos y engranajes que permiten su mantenimiento y funcionamiento diario. Dentro del organigrama que las componen, a la cabeza se encuentra el presidente de la formación. El papel del presidente, de la mano de una junta directiva de una decena de personas, es preservar el estatus y caché de la banda y administrar las contrataciones, que pueden ser ofrecidas por ellos mismos a una hermandad o que ésta les pida sus servicios. “Cada banda tiene un caché que hay que mantener”, explica Luis León. El estatus se lo da su calidad musical y sus músicos; el número varía según la banda. La media de lo que cobra una banda en Andalucía está entre 700 y 1.000€ la hora.

Las bandas de música nacen como asociaciones, no como empresas que puedan obtener grandes ingresos fuera de la Semana Santa. Al formar parte del patrimonio de la ciudad, hay algunos ayuntamientos que ofrecen subvenciones a estas formaciones musicales; otros se desentienden de esta función. En el caso de San Fernando, unos 3.000€ por banda, que permite a estas agrupaciones musicales poder sobrevivir en caso de no obtener ingresos (como fue el caso de la pandemia).

En Barbate, la Banda de Música de la Salud sigue aún viva a pesar de no tener una subvención que les ampare. Son los propios músicos los que la autofinancian con su trabajo y su pequeña aportación. Javier San José es el director musical de esta banda, que está en activo desde 2015 y forma parte de la hermandad del Lunes Santo que lleva su mismo nombre. Su función, como bien indica su cargo y su profesión, es ser el que lleva la batuta y lleva el peso de trabajo hacia delante: “Son muchas cosas las que tiene que llevar un director encima: ensayos, estar pendiente de cada uno de tus componentes, de las hermandades, de los contratos, de buscar nuevas partituras para el repertorio…”, enumera sin parar. Es el que dirige a los músicos de todas las edades que se juntan cada semana para ensayar. "Aunque muchas personas piensen que el tema de la Semana Santa empieza a trabajarse desde el mes de febrero, una vez que acaba el carnaval, no es así. Es un trabajo de un año entero. Se trabaja en las composiciones que llegan nuevas, los encargos que te pueda llegar a hacer, en la organización del repertorio tanto propio de la banda como el callejero de cada hermandad”, explica San José. Y es que, las bandas de música no sólo existen siete días a la semana de un mes de marzo o abril y luego desaparecen hasta el año siguiente. Trabajan desde el comienzo hasta el final, y vuelven a empezar. Y por el camino, actúan, se reinventan, ofrecen otros tipos de espectáculos y acompañan a otras hermandades que salen fuera del calendario cofrade. “Personalmente, lo tengo como un trabajo casi diario." A San José, el ser director le cayó en las manos sin esperarlo y lo disfruta como el primer día. Para él, un director de una banda es el espejo de ésta, es en quien los músicos confían y se dejan guiar para interpretar: “Siento que mi banda es el reflejo de como yo siento cada partitura. Cada interpretación es distinta, y una marcha o una obra nunca van a sonar igual en dos bandas diferentes. El director es el que pone el sello. Es la figura principal". ¿Y qué es un director sin sus músicos? Nada. Son los que le dan sentido a todo este entramado musical y son los actores del espectáculo que hay detrás de cada paso procesional.

Pedro González, es clarinetista de la banda Maestro Agripino Lozano, de San Fernando. Es un músico cofrade. No todos los músicos que forman parte de las bandas de música son cofrades. Muchos sólo están por compartir el placer de tocar música con otros integrantes. Pero, en su mayoría, el que nace músico en Andalucía, tiene todas las papeletas de acabar en una banda de música de Semana Santa. La gran mayoría de bandas que existen en Andalucía nacen y viven de la Semana Santa. Y como músico, si vives en Andalucía, tienes un 90% de probabilidades de formar parte de una banda, porque te ayudan en tu formación. Pedro, reflexiona sobre su trayectoria en la banda: “La banda, cuando empiezas, te aporta mucho como músico. Te hace más ágil, te ayuda a desenvolverte en las actuaciones. Incluso se hacen masterclasses con otros grandes músicos. Pero, cuando ya has aprendido de ella, eres tú el que le aportas a ella”. A esa banda que para él significa todo: No es sólo ir y tocar. Es la relación personal que se crea con cada uno de los músicos. Y eso despierta un sentimiento de arraigo muy fuerte”. Un sentimiento que además comparte con el agradecimiento que tiene hacia la Semana Santa: “Empecé en la música gracias a la Semana Santa. Si no hubiera sido por eso, no hubiera tenido esas ganas de apuntarme y aprender música”. Como él, son muchos en esta zona de Andalucía a los que desde pequeños se les despierta el interés por la música gracias a sus actuaciones tras los pasos. No sólo una banda de música contribuye al espectáculo, sino también a que se fomente la cultura y el aprendizaje musical en esa zona. El padre de Pedro forma parte de Agripino Lozano, pero no como músico, sino como apoyo y ayuda. “Me siento como un hijo adoptivo de la banda”, admite. La labor del padre de un músico es también clave para el funcionamiento y mantenimiento de una banda de música. Es el que apunta a su hijo cuando todavía es un niño para que toque y el que lo lleva a cada ensayo y acude de público a cada actuación. Muchos padres se involucran y colaboran de forma totalmente desinteresada. “Cuando Pedro decidió apuntarse con 9 años, como padre, vi que era algo importante. Era una actividad complementaria y de refuerzo a los estudios de música que ya estaba haciendo en el conservatorio. Para mí, era un añadido más a la educación de mi hijo y a mi propio gusto por la música de la Semana Santa”.

Joaquín González, “Quino”, cuenta con un pasado cofrade que se ha visto enriquecido musicalmente por la decisión que tomó su hijo hace ya una década: “Desde que Pedro está en la banda, he ampliado mis conocimientos tanto en la música cofrade como en el disfrute de la música profesional. Hemos estado en todas sus actuaciones, de todo tipo de estilos, y eso me ha enriquecido como persona”. Admite que tanto él como otros padres han pensado más de una vez en aprender a tocar algo de percusión, para sentir lo que sienten sus hijos. “Cada vez que escucho la banda, no sólo la escucho. Veo las horas de ensayo y noto el tiempo que se le invierte, tanto el de mi hijo, como el mío como padre”. Está claro que renta a nivel de aprendizaje, conocimiento y experiencia formar parte de una banda de música. Pero, ¿y económicamente? Como músico hay dos opciones: formar parte de la banda, como es el caso de Pedro, o ser un freelance, dispuesto a tocar en cualquier banda siempre que se necesite su instrumento. Marco Ramírez, que admite que comenzó en este mundo por “razones económicas y artísticas, no por nada que tuviera que ver con la fe”, es saxofonista y aunque empezó en la Banda del Nazareno de San Fernando, la dejó hace cinco años para comenzar sus andaduras como músico independiente. Si no forma parte de la banda, el músico puede llegar a ganar una media de 100€ por cada actuación. Mientras que, si forma parte de ésta, ganará la mitad. “De freelance cobras más, con diferencia. Si estás en una banda, tienes que ir a todos los ensayos, y el tiempo que le empleas no es proporcional a lo que luego se gana. Con los años, buscas un beneficio económico mayor. Ser músico se convierte en una profesión, y no en un hobbie, y en ocasiones te replanteas que, el sentimiento de formar parte de una banda no es suficiente. Que hace falta algo más”, reflexiona Marco.

No obstante, un músico en Semana Santa depende mucho de en qué banda toque y de los gastos que ésta tenga. E incluso si ésta cuenta o no con esa subvención mencionada anteriormente. Pero, aunque la retribución económica de un poquito más que para el mantenimiento del instrumento, la razón principal por la que un músico llega a una banda, según Javier San José, está más allá de ello: “Muy pocas personas se apuntan a ganar dinero. Se apuntan por lo que engloba estar en una banda: hacer nuevos amigos, disfrutar y compartir la música. Hay muchísimas más cosas de valor a la hora de pertenecer a una banda que el simple hecho de ganar dinero". Los directores, tienen claro qué deben hacer con sus músicos para que esas cosas de valor sigan brillando. Los músicos son tanto el presente, como el futuro. Las bandas de música son muy cíclicas. Siempre están saliendo y entrando nuevos músicos. Es bueno tener savia nueva que alimente esa banda y que estos alimente a la banda para que siga formando a sus componentes y le de a la Semana Santa un buen espectáculo.

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