El número de personas afiliadas a la Seguridad Social vinculadas a la hostelería en la provincia de Cádiz ha registrado un récord en julio. Según los datos facilitados por la patronal, se contabilizaron 61.261 alistados, un 3,8% más que en 2022 y muy por encima de los 55.294 en el mismo mes de 2019, justo antes de que irrumpiera el Covid y paralizara la actividad, en primera instancia, y, en los dos siguientes años, la condicionara.
Sin embargo, los datos de ocupación se han mantenido en cifras prácticamente similares en término interanuales, con un 84,01% frente al 84,33% del ejercicio anterior.
Lo que ha terminado definitivamente de encender las alarmas es que la facturación se ha resentido. “Hay mucha gente, pero no se está consumiendo en la misma cantidad que en otras ocasiones”, lamenta el presidente de Horeca, Antonio de María, en conversación telefónica con INFORMACIÓN. El fenómeno es generalizado, tanto en la costa como en el interior.
Lo confirma Paco Díaz, responsable de la patronal en Jerez y gerente de tres establecimientos. “El año pasado fue buenísimo y reforzamos las plantillas con la seguridad de que este sería mejor todavía”, apunta. Sin embargo, la caja se ha reducido entre un 30 y un 40%. Definitivamente, “la temporada estival no ha despegado en julio”, remacha.
Los profesionales de la hostelería achacan esta bajada media del tique en los estragos provocados por la inflación. En agosto de 2022, se dispararon los precios de la electricidad y el gas y, a partir de ahí, el IPC se encuentra desbocado. Adecco alertó recientemente que el salario medio en España ha perdido un 4% de poder adquisitivo en 2022 y, si se compara con 2008, año de la crisis financiera, la caída de poder de compra asciende al 7%. El informe elaborado por The Adecco Group Institute indica que los ciudadanos disponen de casi 44 euros por mes o 523 euros por año menos con respecto a 2017. El aumento del coste de los alimentos, por su parte, se ha disparado por encima del 10%.
“No hemos tocado la carta, el menú de 15 euros del año pasado sigue estando a 15 euros”, asegura el veterano hostelero. “Lo que pasa es que hay una enorme proliferación de viviendas con fines turísticos y los huéspedes, que no renuncian a las vacaciones, prefieren comer en casa”, explica. “Todos los días veo colas en los supermercados y algunos cierran después de lo previsto”, agrega.
Además, las altas temperaturas durante gran parte del día no ayudan. “¿Quién se sienta en una terraza en Jerez a las tres de la tarde con más de cuarenta grados?”, se pregunta.
En la costa, no ha ido mejor. Iván Periano, responsable del chiringuito Tirabuzón, en la capital gaditana, entre otros, señala, sin embargo, que las noches frescas de julio, que las ha habido, también han ahuyentado a la clientela. Y quien pide mesa, comparte raciones en lugar de pedirse dos platos y postre, apunta, por su parte, Salvador Díaz, gerente de un establecimiento en Las Redes, en El Puerto. “En julio se produjeron muchas cancelaciones, no sé por qué”, apunta Antonio Guerrero, presidente de la Asociación de Empresarios de la Costa de Cádiz (Aecca), y la facturación ha caído entre un 20 y un 25% con respecto al mes de julio del año pasado. No obstante, es optimista con agosto. “Habrá que esperar a la tercera semana para hacernos una idea”, afirma, pero también fía la recuperación a septiembre e incluso la primera quincena de octubre, con el turismo internacional. En cualquier caso, Antonio de María da por hecho que se superarán los 61.000 afiliados. Las contrataciones están hechas y el sector mantiene la esperanza de cubrir, al menos, las expectativas.
