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Los humanos ya hacían incendios controlados hace 11.000 años

Hasta ahora se pensaba que esta práctica no había empezado hasta el Neolítico, hace 9.000 años, y que no se había generalizado hasta la Edad de Hierro

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  • Fogata (Ralph en Pixabay).

Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) y del Institut Català de Paleontología Humana i Evolució Social (Iphes) han determinado en un estudio que las comunidades humanas de cazadores-recolectores ya hacían incendios controlados hace 11.000 años para abrir claros y zonas de pasto para animales silvestres y mejorar la productividad.

Antes de la publicación de este trabajo en la revista 'Catena' se pensaba que esta práctica no había empezado hasta el Neolítico, hace 9.000 años, y que no se había generalizado hasta la Edad de Hierro, hace unos 3.000 años, informa el Iphes en un comunicado este martes.

La investigación se ha realizado a partir de muestras procedentes de Laguna de Villena (Alicante): los investigadores han llevado a cabo el estudio geoquímico y de los carbones sedimentarios del suelo, y también han analizado los restos de polen de ese período.

Hace 11.000 años, al inicio del período Holoceno, los incendios en la Laguna de Villena fueron frecuentes debido a una alta disponibilidad de combustible gracias a la expansión de los robledales y encinares en un período de clima templado y húmedo.

Este clima habría favorecido el asentamiento de cazadores-recolectores en esta región, ya que el entorno de la laguna ofrecía un rico ecosistema para sus actividades de subsistencia y, en ese contexto, se produce la modificación del paisaje vegetal mediante el uso del fuego por parte de estas comunidades de cultura mesolítica, la etapa previa al neolítico.

Sin embargo, la combinación de la transformación del paisaje por parte de las poblaciones mesolíticas y una progresiva aridificación después de un episodio climático de enfriamiento de hace 8.200 años quebró el equilibrio del ecosistema y supuso "un antes y un después" en las dinámicas de la vegetación.

Los robledales y encinares nunca recuperaron el rol dominante en el paisaje, formándose un nuevo equilibrio, con el dominio de los pinares y la vegetación mejor adaptada a un clima árido, lo que provocó una menor intensidad de estos incendios controlados.

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