La violencia de género tiene muchas caras. La más visible y conocida por la sociedad es la violencia física, por las evidentes consecuencias que deja en las víctimas. Sin embargo, hay otras formas de ejercer violencia de género y una de ellas es la psicológica, ya que siendo una de las más invisibles y difíciles de identificar, es la que toma más importancia a la hora de abordar la violencia de género, por ser la que aparece presente en todas sus otras formas, y la que desemboca en graves daños de identidad y autoestima en las mujeres y niñas que la sufren, conduciéndolas hacia la indefensión ante futuras situaciones agresivas que puedan experimentar.
Las primeras señales de violencia psicológica aparecen como sutiles muestras de celos, situaciones de control, gestos de menosprecio, insultos y un largo etcétera, que van minando la autoestima de las víctimas, apartándolas de su vida social e incluso familiar, de manera que ésta quede abogada a vivir en una situación de dependencia absoluta hacia su pareja.
En la época digital en la que vivimos actualmente, observamos cada vez más, como las adolescentes, sufren este tipo de violencia a través de la tecnología, viviendo situaciones de control absoluto por parte de sus parejas, quienes exigen respuestas inmediatas en conversaciones, localizaciones a tiempo real, controlando sus publicaciones en redes sociales, entre otras.
Mediante esta campaña, subvencionada por la Diputación de Cádiz, la ONG Betania inicia una ronda de visitas a institutos de la provincia para sensibilizar y concienciar al alumnado de 4º de la ESO y de 1º de Bachillerato sobre la importancia de no caer en este tipo de conductas.
Son jóvenes de entre 14 y 18 años en su mayoría, que comienzan a experimentar sus primeras relaciones afectivas, y que aún están en pleno desarrollo madurativo, por lo que las vivencias de este tipo pueden tener en ellos y ellas consecuencias muy graves a nivel psicológico y condicionar las relaciones afectivas que desarrollen en su adultez.
Betania proporcionará al alumnado un cuestionario para comprobar las opiniones y creencias que tienen los jóvenes respecto a las relaciones y el control. A partir de ahí se les rebaten las ideas preconcebidas y se les intenta inculcar un pensamiento basado en la igualdad de género.
Las visitas a los institutos concluyen con la realización de otro cuestionario en el que se valorará el impacto de la campaña, observando los cambios generados en sus actitudes y creencias respecto al cuestionario previo.
