Palabras como “tonto” y “borracho” tienen centenares de sinónimos en los diferentes países hispanoamericanos, donde a los que no andan sobrados de inteligencia les pueden decir “asnúpidos”, “abismados”, “cabeceburros” o “cocolisos”; a los listos los llaman “aguzados”, “chispudos” y “listocos”, y a los que se pasan con el alcohol les vienen bien términos como “cachucos” o “turulatos”.
Esta innovadora obra, la más completa del léxico americano, contiene más de 70.000 entradas y más de 120.000 acepciones, y se presentó ayer en la sede de la Real Academia Española en un acto que congregó a los directores y presidentes de las veintidós Academias, verdaderas artífices de un proyecto que estas instituciones acariciaban desde finales del XIX y que por fin ve la luz.
El director de la RAE, Víctor García de la Concha, y Humberto López Morales, director del Diccionario de Americanismos, expusieron las características de esta gran obra, que lleva ya varios meses circulando por los países hispanoamericanos, al precio de 75 dólares, y que ahora se pone a la venta en España por 75 euros. Lo publica Santillana, de fuerte implantación en América.
Como señaló López Morales, el Diccionario “es descriptivo y no normativo”, y “es diferencial con respecto al español general”, es decir, solo recoge los significados específicos de América.
Así, por ejemplo, “afinar el piano” no siempre tiene que ver con la música, porque en el lenguaje popular de Chile equivale a realizar el coito con una prostituta.