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Tambucho y Emparrillao

Boda perruna

Tengo la gran suerte de tener desde hace 11 años la amistad del Congui...

Publicado: 28/03/2024 ·
13:45
· Actualizado: 28/03/2024 · 13:45
  • Congui en la playa. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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‘En el Coto Doñana han matao mataron mi perro´… Muchos años han pasado desde que la  `Niña de Antequera´ homenajeara a su perro en una emotiva canción, dejando muy claro el cariño que por él sentía. Las particulares características y adaptabilidad de tan simpáticos animales, ha contribuido para que gocen de nuestra amistad y convivencia.  Y de ser considerados el mejor amigo del hombre, ahora son un miembro más de la familia. En épocas anteriores, los más fuertes y valerosos custodiar rebaños, guardaban  fincas y  cortijos, y los utilizaban para la caza. Quedando al margen otras razas menores, que convivían en la casa. Luego estaban los sin nombre ni pedigrí, conocidos como `perros callejeros´, porque deambulaban por las calles en busca de algún que otro hueso. Muchos fueron inmortalizados en películas y dibujos animados: `Vida de Perros´, cortometraje mudo  de Charles Chaplin, o la Dama y el Vagabundo de Walt Disney,  primera película de animación entrenada en Cinemascope. Posteriormente, el mundo del celuloide los dignificaría creando heroicos protagonistas y  gentiles damas de cuatro patas.

Aunque estos simpáticos animales siempre han estado muy ligados a nosotros, parecían  vivir universos paralelos. Sus códigos y costumbres se correspondían a un mundo primigenio.  No sólo por la acción de levantar su patita trasera en cada esquina, `palos de la lu´, quicios o portales, para con su orina marcar sus efímeros territorios,  defecar en las calles, o correr con impulsivos ladridos tras las ruedas de coches, `Isocarros´, motos o bicicletas, sino por la indiferencia que mostraban, al exhibir su sexualidad. De alguna manera, los niños y jóvenes de mis tiempos, a ellos les debemos, quebrantar los pecaminosos tabúes que bombardeaban nuestras conciencias en el oscurantismo de una iglesia enfermiza que castigaba la naturaleza de la sexualidad, hasta el punto de hacernos creer que `la cigüeña traía a los bebés de París´, o quedaríamos ciegos si abusábamos de ciertas fantasías. Seguro que ya pensaban los administradores de la fe en el derecho divino de atesoraba aquella fértil `viña  del Señor´.

La difícil cópula protagonizada por aquellos amantes de la libertad, eran respetadas por todos, excepto l@s que se sonrojaban ante tan naturales acciones, y casi con desprecio decía: ¡Chaaa peeerro!, sin considerar, los emocionales momentos de tan  heroico animal después de luchar con una jauría de pretendientes enloquecidos debido a las feromonas de aquella perrita, para tener el privilegio de poner sus patas delanteras sobre su costado; demostrar su fogosidad, y quedar unidos en tan difícil copulación hasta que enfriaran sus hormonas.  Afortunadamente, aunque algunos en sus viviendas todavía ponen un cartel “cuidado con el perro” en vez de poner su foto, ya no vemos galgos ahorcados con la piel calcinada después de satisfacer a sus dueños en tantas cacerías. Ahora les agradecemos los momentos felices que con ellos compartimos, hasta el punto, que ya podemos celebrar sus bodas civiles. Os figuráis bodas, comuniones, cumpleaños, de nuestras mascotas. Seguro que  ellos se niegan para no crearnos más gastos. Tengo la gran suerte de tener desde hace 11 años la amistad del Congui, y os puedo asegurar,  que desde que le conocí es mi mejor amigo.

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