El número de habitantes en Chipiona, como en cualquier municipio cuya supervivencia depende casi exclusivamente del sector turístico, crece de manera exponencial durante el verano hasta alcanzar una cota cada vez más elevada. Aunque, ciertamente, son muchas las iniciativas que han comenzado a surgir en los años recientes para romper con esa cadena que mantiene a su economía atada a tan solo tres boyantes meses del calendario. Actividades deportivas, culturales, gastronómicas…, si bien es cierto que existe un punto de interés que, históricamente, siempre ha situado a Chipiona en un primer plano: el Santuario, la casa de la Virgen de Regla. “Por aquí pasan miles de personas para los cultos y para su devoción personal. Aquí todo el que viene a Chipiona empieza o termina en el Santuario”, comenta su rector y guardián, Fray Juan José Rodríguez. “Tenemos una medida que utilizamos como referencia que es la recogida de la Virgen de Regla, sea el año que sea”, añade. “Son unas cien mil personas las que vienen aquí. Todas las actividades tanto antiguas y clásicas, como las nuevas de ahora, siempre están llenas. No exagero. Todo lo que se lanza aquí es un éxito”. Representaciones, charlas, encuentros de grupos, conciertos musicales, presentaciones de libros o la celebración del Día de Chipiona, entre muchas otras actividades realmente diferentes en su sentido, pero íntimamente unidas por un factor en común: su celebrada afluencia de público; en verano, sí, pero también de manera incuestionable durante el resto del año.
Muchas son las razones que, históricamente, han contribuido a comprender el posicionamiento del Santuario como un “imán espiritual”- como lo define Fray Juanjo-, que sigue arrastrando a muchas personas hasta sus puertas. “La Virgen, un sitio como la Costa de la Luz y el final del verano, además de todo lo que afectivamente e históricamente esto supone para las personas que vienen aquí. Esta imagen tiene algo especial y esta tierra también lo tiene”, asegura. Para él, concretamente, es un pilar fundamental que sostiene su manera de concebir la vida. “Me lleva no solo a vivir el evangelio, sino también a plantearme muchas realidades dentro de este sentido misionero”, expresa. Pero es en esta época, en estas semanas enmarcadas en la celebración de las Fiestas Patronales, cuando esta fuerza de atracción se torna especialmente poderosa para colocar al Santuario como un punto de encuentro para miles de fieles o, como prefiere llamarlo Fray Juanjo, el “epicentro del mundo”. Un epicentro que “está en su momento más álgido, porque son las fiestas de la Virgen”, refuerza el rector. “En Chipiona las fiestas marcan un antes y un después. Cuando le vemos la espalda a la Virgen de Regla, parece un nuevo año no civil, pero sí un nuevo curso. Nuevas perspectivas y un cambio psicológico y afectivo. Terminamos una etapa, empezamos otra y la Virgen se convierte en el centro de todo su pueblo y su fiesta”.
Es precisamente durante estos días cuando todo se levanta alrededor de ‘La Morenita’, que da un paso al frente para convertirse en actriz principal, en el único foco de atención: los cultos, los cantes, e incluso otras formas de celebración que se han hecho hueco en la velada con el paso de los años como son las casetas, destinadas únicamente al disfrute y el consumo. Para muchos, estos espacios desvirtúan la esencia religiosa de la fiesta, pero Fray Juanjo cree fielmente en la introducción de todas estas alternativas de ocio. “El centro es la Virgen, la fiesta es de ella. Todo se hace alrededor del Santuario. Todo es por y para la Virgen. El cante, el baile, el pasacalles… Quizás no es una expresión totalmente religiosa, pero lo que yo sé hacer y quién soy yo se lo dedico a la Virgen. Chipiona no es nada sin la Virgen de Regla, pero también es nada sin su fiesta y su diversión. Y eso es lo bonito. Si solamente fuera un hecho religioso, sería muy pobre. Mi parte es fundamentar el hecho religioso de este lugar, pero todo esto se enriquece si además es cultural. Además, forma parte de la tradición del pueblo y del fomento de la economía y de la sociedad. Esto crea riqueza en todos los aspectos. La Virgen de Regla no es solo rezar. Es la tradición de un pueblo, su fiesta, su gente, su cultura. La belleza y el arte. Es una respuesta muy grande”.
Cada año, realmente, lo es más. La Virgen de Regla recibe en estos días tan señalados las visitas multitudinarias de fieles procedentes de localidades vecinas como Rota, Sanlúcar de Barrameda y Jerez de la Frontera. También de Sevilla, e incluso de otros puntos esparcidos por todo el país. “Y en Filipinas y Australia”, añade Fray Juanjo. “La Virgen de Regla es patrona en 35 localidades en los cinco continentes. Es querida y venerada tanto en la provincia como fuera de ella. Es un fenómeno extraordinario. En cada lugar tiene aspectos comunes, y otros que son más propios de la advocación al lugar en el que se encuentra. Es verdad que todo esto lo hicieron los misioneros, pero en la última década Rocío Jurado llevaba la Virgen de Regla a todos los escenarios. Cada uno desde su ámbito ha hecho que la Virgen Regla sea conocida”, explica. En Chipiona, particularmente, este fenómeno religioso está tan arraigado que cada paso que históricamente ha dado el municipio en su crecimiento y evolución ha ido siempre de la mano de la figura de la Virgen, hasta el punto de que se hace realmente difícil entender cómo sería Chipiona actualmente sin la aportación de su Patrona. “Sería muy distinta. Una Chipiona mucho más pobre. Es muy rica en todos los aspectos y este aspecto religioso, en su sentido más amplio, ayuda muchísimo, no solamente a la Iglesia, sino también a la sociedad chipionera y a todos los que vienen aquí, que son chipioneros de adopción”, argumenta. “No podemos olvidar nuestra historia. En la medida en que la conozcamos y la valoremos, sabremos el punto en el que vivimos, así como nuestras posibilidades y capacidades. La Virgen es una de las riquezas y potencialidades que tiene esta tierra, amén del sitio tan bello donde está y de la capacidad que tiene el chipionero de hacerse y rehacerse para seguir hacia adelante. Puedo decir que me siento muy orgulloso. A mí, personalmente, me ayuda a seguir entregándome por la localidad y por todos los que vienen aquí”. La Virgen de Regla es, después de todo, un motor insaciable que hace avanzar a la vida en Chipiona. Un motor que traspasa los límites de la fe.