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Gardner, impulsor de la 'escuela inteligente', Príncipe de Ciencias Sociales

Gardner considera que la inteligencia humana no es única y que cada individuo posee, al menos, ocho habilidades cognoscitivas.

 El psicólogo estadounidense Howard Gardner, impulsor de la "escuela inteligente" al aplicar al ámbito educativo sus teorías sobre la inteligencia humana, ha obtenido este miércoles en Oviedo el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, al que optaban 31 candidaturas procedentes de 17 países.

Gardner (Scranton, EE.UU, 1943) ha centrado sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas en menores y adultos y ha formulado la teoría de las 'inteligencias múltiples', un avance considerado decisivo para la evolución del modelo educativo al tomar en consideración las potencialidades innatas de cada individuo.

Este profesor de la Universidad de Harvard, el primer galardonado con el premio de Ciencias Sociales por su labor en el terreno de la educación, considera que la inteligencia humana no es única y que cada individuo posee, al menos, ocho habilidades cognoscitivas, lo que él llama inteligencias múltiples.

Esas ocho "habilidades" descritas por Gardner, hombre comprometido social y éticamente con la mejora de la educación, serían la inteligencia lingüística, la lógico-matemática, la cinético-corporal, junto a la musical, la espacial, la naturalista, la interpersonal y, por último, la intrapersonal.

Esta es la base de sus teorías que, además de proporcionarle fama internacional, están en el origen de muchos cambios significativos introducidos en el modelo educativo de su país y en los de otros del mundo occidental.

Así, el acta del jurado, presidido por el jurista Aurelio Menéndez en ausencia de Manuel Fraga por primera vez desde 1987, constata que sus investigaciones "resultan decisivas para la evolución del modelo educativo, al tomar en consideración las potencialidades innatas de cada individuo".

Firme defensor de una "escuela inteligente", Gardner considera que las "inteligencias múltiples" carecen de valor intrínseco y que el comportamiento de cada individuo en sociedad, haciendo uso de su inteligencia, constituye una cuestión moral fundamental.

Además se muestra partidario de una educación personalizada y pide al sistema educativo que tome en serio las diferencias entre las personas, sin tratar a los alumnos "como si fueran más listos o más tontos sino en términos de cuál de sus inteligencias es la más fuerte".

Doctorado en Psicología Social por la Universidad de Harvard en 1971, en la actualidad es titular de la cátedra de Cognición y Educación John H. & Elisabeth A. Hobbs de la Escuela Superior de Educación de esta universidad, donde también ejerce como profesor adjunto de Psicología.

Autor de 25 libros, traducidos a 28 idiomas, y de alrededor de 450 artículos, está en posesión de 26 doctorados honoris causa de universidades estadounidenses y de otros países como Bulgaria, Chile, Grecia, Israel, Irlanda, Italia y Corea del Sur.

Tras conocer la concesión del premio, Gardner, cuya candidatura fue propuesta por el presidente de la Fundación Avanza, Alberto Flaño, ha difundido una declaración en la que asegura que, a pesar haber tenido una formación principalmente enfocada a la psicología, siempre se ha considerado "un científico social".

Gardner se ha mostrado convencido de que "gran parte del mejor trabajo sobre la sociedad y la naturaleza humanas se nutre de un abanico de disciplinas sociales" y celebra que el galardón reconozca la rama de las ciencias sociales "que implica análisis cualitativos" en un momento en que estas disciplinas ponen el acento "casi por completo en el trabajo cuantitativo".

Junto a Gardner, a las últimas votaciones del jurado llegaron también, entre otras, las candidaturas de la exprimera ministra de Noruega y enviada especial de la ONU contra el cambio climático, Gro Harlem, y la del hispanista Stanley G. Payne.

El de Ciencias Sociales, el segundo premio Príncipe de Asturias que se falla este año tras el de las Artes, concedido al músico Riccardo Muti, está dotado con 50.000 euros y una escultura diseñada por Joan Miró y en 2010 recayó en el equipo arqueológico de los Guerreros y Caballos de Terracota del Mausoleo de Qinshihuang en Xi'an (China).

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