De la novillada de Los Azores lidiada en Sevilla poco o nada destacable podríamos enumerar salvo un segundo novillo de nombre León que embistió por ambos pitones al relentí. Nobleza con recorrido claves para entender su gran ovación recibida en el arrastre. Adrián para matarlo pues hizo todo menos esto último pues necesitó cuatro pinchazos y una estocada para dar fin a este buen toro puro juanpedro. El comienzo fue muy torero y explosivo. Cuatro largas cambiadas, tres verónicas y una rebolera para el recuerdo. El toro cumple dignamente en el caballo. Empuja el peto con los riñones y aprieta en banderillas.
El madrileño de la Torre de la Alameda llega con su temple a cuestas y su muletita extendida. Cuatro pases cambiados por la espalda, caen del cielo. Las guiris deliran por sus huesos. Fernando ejecuta por ambas manos tandas muy poderosas ayudadas de una exquisita técnica desde un palmo de terreno. El alumno mas aventajado de la escuela de El Juli puede decirse que tuvo la oreja en la mano de no ser por la espada. Los cuatro pinchazos fueron imperdonables. Vamos que la estocada en el segundo bien pudiera haber venido antes, hombre. Con el segundo novillo de su lote no hubo opción. El mejicano estuvo mejor con el peor novillo tras un arrimón de órdago que con el noble primer novillo, que se le fue para no volver. Tiene valor y buen concepto pero le falta temple y años. Rafael Cerro, el ortodoxo de la mano izquierda mató bien pero sus novillos tan escasos de raza, fuerza y emoción dieron al traste con un compromiso clave para el buen torero de Navalmoral de la Mata, sueño del maestro Ortega Cano.
Ficha técnica
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Novillada con picadores de abono. En tarde ventosa y fresca con más de un tercio de entrada se lidiaron seis novillos de Los Azores, bien presentados, salvo el sexto que desentonó por hechuras. Mansos y sin clase en líneas generales, ofrecieron un evidente escaso juego se salvó el primero y segundo de la tarde que se dejaron algo más. Sergio Flores, de turquesa y oro. Ovación y palmas, Fernando Adrián, de vainilla y oro. Ovación y palmas con aviso; y Rafael Cerro, palmas y silencio con aviso.