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España y Reino Unido animan a Gibraltar y pescadores a encontrar soluciones

Un acuerdo que permita a los barcos españoles faenar donde lo han hecho "toda la vida"

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  • García-Margallo, estrecha la mano de su colega británico, William Hague. -

 

España y Reino Unido animan al Gobierno de Gibraltar y a los pescadores gaditanos que pescan en las aguas que rodean el Peñón a que alcancen un acuerdo que permita a los barcos españoles faenar donde lo han hecho "toda la vida", ha afirmado el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo.
 
   En declaraciones a los medios de comunicación tras reunirse en Londres con su colega británico, Willian Hague, el ministro ha hecho pública la postura que han consensuado ambos.
 
   "Los Gobiernos de Reino Unido y España animan a las partes (Gobierno gibraltareño y pescadores de La Línea y Algeciras) a encontrar un acuerdo que sea satisfactorio y que permita a nuestros barcos faenar donde han faenado toda la vida", ha señalado.
 
   En una reunión que se ha desarrollado en un clima cordial, como corresponde a dos socios y aliados, García-Margallo ha reivindicado ante Hague el "derecho" de los pescadores españoles a pescar en unas aguas que España considera propias, pues no las reconoce como británicas ya que no se cedieron por el Tratado de Utrecht de 1713.
 
   El conflicto entre Gibraltar y los pescadores de La Línea de la Concepción y Algeciras comenzó en marzo pasado, cuando el nuevo ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, rompió unilateralmente un acuerdo de 1999 que permitía a la flota gaditana faenar sin restricciones en las aguas que Reino Unido y Gibraltar reclaman como propias pero que España no les reconoce.
 
   Desde entonces, la Policía gibraltareña, en ocasiones apoyada por una patrullera de la Royal Navy, hostiga a los barcos españoles que intentan pescar dentro de las aguas en disputa.
 
   Picardo quiere imponer a la flota gaditana el cumplimiento de una ley de protección medioambiental de 1991 que prohíbe que se pesque con determinadas artes. España no tiene nada que objetar al objetivo de la norma. El problema estriba en dónde se puede aplicar esa ley, pues existe una disputa en torno a la soberanía de las aguas que rodean el Peñón.
 
   España, basándose en el Tratado de Utrecht por el que cedió a la Corona británica la ciudad de Gibraltar, no reconoce a Reino Unido más aguas que las del interior del puerto. Londres, en cambio, entiende que por aplicación de la convención de la ley del mar tiene una milla y media de aguas territoriales hacia Algeciras y tres millas hacia mar abierto.
 
   En 1999, el Gobierno gibraltareño de Peter Caruana llegó a un acuerdo con los pescadores gaditanos para que pudieran faenar sin restricciones (es decir, sin que tuvieran que cumplir la ley del 91) en las aguas que Reino Unido reclama como británicas, siempre y cuando no se acercaran a menos de 225 metros de la costa.
 
   España considera este acuerdo como una solución razonable, por lo que busca volver a él o encontrar un arreglo similar.
 
   Al margen del conflicto con los pescadores, Margallo y Hague han analizado las relaciones económicas bilaterales y han pasado revista a los temas de la actualidad internacional que ocupan la agenda de los ministros europeos de Exteriores, como la situación en Siria.
 
   Hoy España y Reino Unido, en coordinación con otros países, han anunciado que expulsarán a los embajadores sirios de sus respectivas capitales.

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