Un amplio grupo de mayores de la localidad han expresado su rechazo al nuevo sistema de copago por el que se rigen desde este año los talleres que ofrece su delegación. Los motivos: lo que consideran un sistema de baremo "injusto" y los sucesivos recortes que afectan directamente a las actividades destinadas a la tercera edad en el municipio.
Acuden a hacer partícipe a este medio de sus inquietudes una veintena de mujeres, pero aseguran que "somos muchos más". El perfil de participante en los talleres municipales es mujer, mayor de sesenta años y que como media suele participar en al menos tres talleres de los que se proponen. Ahora no hay límite, éste está marcado por la capacidad económica de cada uno.
El Ayuntamiento ha establecido dos rangos: para menores y para mayores de 65 años, y dentro de éstos según el nivel de renta se establecen las cuotas, que ha de demostrarse aportando la declaración de Hacienda, o en su caso permitiendo a la administración que pida los datos necesarios, algo con lo que muchas de las demandantes no están de acuerdo.
"¿Por qué el Ayuntamiento tiene que saber nuestros datos fiscales? Nunca se nos han pedido, y ahora tenemos que dar cuenta de cosas que creemos pertenecen a la intimidad de cada una", explica una de ellas. Además, el hecho de tener que dar el número de la cartilla para que se les pase la cuota por el banco, algo que a priori podría resultar una comodidad, también desata la desconfianza de estas mayores: muchas de ellas prefieren seguir pagando en mano, como hasta ahora.
Pero para muchas de ellas, lo fundamental está en que hay cosas "que no aparecen en los papeles: algunas ahora con la crisis tenemos que hacernos cargo de nuestros hijos y nietos con las pensiones, y para un entretenimiento que tenemos, ahora también nos lo cobran". Para algunas es un gasto que no se pueden permitir, y que las obligará a dejar actividades en las que llevan años haciendo amistades y llenando su tiempo.
Comprenden que la situación actual obliga a establecer ciertos precios, y que todos tienen que arrimar el hombro, pero proponen precios más asequibles, y que se tengan en cuenta las circunstancias de ciertos talleres, como pueden ser los de coro, rondalla, carnaval, sevillanas o teatro. Estos talleres colaboran actuando cada vez que el Ayuntamiento les requiere para algún acto o festejo, y en algunos casos "hasta nosotros tenemos que aportar dinero para vestuario y materiales". Para casos como éste, sus participantes consideran que estos talleres deberían ser gratuitos, "porque aportamos un beneficio al Ayuntamiento, que luego se llena la boca hablando de los talleres de los mayores". Otros cursos, como por ejemplo pintura, entienden que se cobre pero aplicando "un sistema más justo".
Los mayores de Rota, estandarte durante muchos años de las políticas sociales del Ayuntamiento, se quejan ahora que es en su área "donde primero recortan: ya hace dos años que nos quitaron la barbacoa de fin de curso; luego el almuerzo de Navidad, y ahora nos vienen con éstas en los talleres. Parece que ya no contamos".
Este grupo de mayores reivindicativas no descartan organizar movilizaciones para hacer llegar al Ayuntamiento su malestar. De momento, parece que la nueva situación se va a traducir en bajas en los talleres, que siempre se han caracterizado por la participación masiva.