Con los coletazos de la tercera Huelga General en poco más de dos años por culpa de los recortes más brutales de la historia de la democracia aún presentes, hoy contamos siete historias de jóvenes de nuestra ciudad. Siete historias de jóvenes arcenses que tuvieron que emigrar al extranjero para labrarse un futuro mejor.
Como el caso de Cynthia Márquez, quien a sus 23 años forma parte de la generación mejor formada de nuestro país y que, debido a la descapitalización puesta en marcha por nuestros gobiernos, ha empezado a producir en Francia. Concretamente en Toulose, donde arribó hace menos de dos meses. Con sus estudios de Ingeniería Técnica en Diseño Industrial recién terminados no dudó en embarcarse en esta aventura debido a la dificultad para encontrar un trabajo que se ajustase a su perfil profesional. Tras realizar un curso intensivo de francés, ya ha comenzado a trabajar en un mercado en el que “las expectativas son mucho mejores que en España”.
De Francia pasamos a la capital europea, Londres, donde José Antonio Roldán (Kuca) llegó hacecuatro años. Tras trabajar como runner, bartender, barback y barman, se emplea ahora como constructor. Su decisión de salir de nuestro pueblo venía motivada “por la falta de salidas para la juventud”, y aunque apunta que los comienzos en la capital inglesa fueron “difíciles” con el paso de los años “he cumplido con todas mis expectativas”.
También en Londres se encuentra Celia Barroso, con doble diplomatura en Administración y Finanzas y en Relaciones Laborales. En su caso, es la segunda vez que se establece en esta ciudad para trabajar. La primera de ellas estuvo ocho meses trabajando para Zara Londres y Sunglasshut. Decidió volver ante la falta de oportunidades en nuestro país y le funcionó. No en vano, está empleada actualmente en Marketing Research Old street Londres donde con “esfuerzo, dedicación y tiempo” busca colmar sus aspiraciones en el mercado de trabajo, aunque apunta que va “en la dirección correcta”.
Sin salir de Inglaterra nos encontramos con Antonio Juan Moreno, quien a sus 28 años se encuentra en la ciudad de Bristol desde hace casi tres años. En su caso, su marcha es distinta a todas las de los demás, ya que al momento de partir estaba trabajando, por lo que se debió a la incertidumbre de cuanto le iba a durar el trabajo. También influyó, claro el clima de negatividad que ya se respiraba por entonces, además “tenía ganas de aprender el idioma y tener una nueva experiencia”. Dos años dura ya su experiencia en un restaurante dentro del complejo financiero del grupo Lloyds Bank Group en esta localidad, de donde destacaría, sobre todo, “el horario que tengo”.
Damos un salto en el mapa y volvemos a Francia para conocer la historia de Santi Escribano. A sus 23 años, este Ingeniero de Edificación, con un Máster en Instalaciones en la Edificación y otro en Urbanismo Mundo se gana la vida en Aix en Provence, ciudad donde ejerce de encargado de obra para la ejecución de redes de transporte eléctrico en todos los puntos del país vecino. Santi llegó con una beca Erasmus, y “ante el peligro de verme en pocos meses en el sofá como un cojín más” optó por imprimir su currículum y buscar una oportunidad en el mercado laboral. Encontró un trabajo ajustado a su formación, por lo que decidió continuar en esta localidad por “la necesidad de trabajar, de aprender y hacer lo que me gusta”.
Cuando Margara Duarte terminó su Grado Superior de Información y Comercialización Turística, en junio de 2009, su padre, un trabajador de la construcción, ya llevaba casi un año sin trabajo, por lo que no dudó y tuvo clara su elección: salir del país para poder mantenerse económicamente. Y a fe que lo ha conseguido, pues actualmente es segunda encargada de tienda, encargada del Departamento de Señora para Pull&Bear, una de las franquicias del conocido grupo empresarial español Inditex, en Londres. Un trabajo “con proyección de futuro” en el que está a cargo de 20 personas y con el ha cumplido su objetivo al ser “completamente independiente” además de mejorar su nivel de vida.
Harta ya de emplearse como camarera en distintos locales de nuestro pueblo, Eva decidió partir a Londres con ganas de experimentar nuevas vivencias y conocer mundo. Un ciclo superior en Gestión Comercial y Marketing y otro en Comercio Internacional eran sus credenciales para dar este paso, aunque si bien ha cumplido su objetivo de “buscarme la vida y tener un trabajo” que le gustase señala que aún “no he cumplido mi meta”, y advierte que va a seguir luchando “hasta conseguir lo que quiero”, que no es otra cosa que conseguir un empleo acorde con su formación. Mientras tanto, trabaja como nanny desde el pasado enero, una ocupación que compaginaba con su trabajo de cleanner en un hotel, situación que se prolongó hasta agosto, cuando decidió ocuparse única y exclusivamente al cuidado de “dos niñas súper bonitas”.
La diferencia
Sus alabanzas al sistema laboral inglés y sus críticas al español son equivalentes cuando se les pregunta por el tema. Así, Kuca no se corta y es firme en sus argumentos al señalar que en nuestro país “el Gobierno inglés tiene tendencia a mirar por sus ciudadanos, no como en España, donde estamos rodeados de políticos que se comen el dinero del pueblo español”. Celia añade que a diferencia de nuestro país, “en la mayoría de empresas las promoción interna se cumple pormenorizadamente, algo que me llamó bastante la atención”.
Así, las empresas “más jerarquizadas”, a la vez que existen muchos cargos dentro una empresa eso implica especialización en el puesto de trabajo que desempeñas y también una buena organización. Además, apunta que, en cuanto al desempleo, se recibe una ayuda que “no supone un alto porcentaje de tu base reguladora como ocurre en España”, mientras que si hablamos de maternidad, Celia aclara que las madres solteras “tienen plena cobertura social” en Inglaterra. En Francia, Santi apunta que la diferencia más clara es que “no se contempla la posibilidad de aprovecharse de los trabajadores a consta del juego de la crisis”. Señala que en el país vecinos “eres un trabajador más, vengas de donde vengas” y añade que, a a pesar de la inexperiencia laboral, como es su caso “los empresarios se encargan de formarte”. Para este joven ingeniero, significa una sutil diferencia con nuestro país ya que “aquí todos tienen los mismos derechos de demostrar lo que valen”.
Margara Duarte considera que el Reino Unido “ofrece grandes oportunidades de empleo”, con un mercado flexible, ya que “si estás aprendiendo o estudiando inglés no encontrarás dificultades para encontrar un trabajo que te ayude a cubrir gastos”. Esta es también la visión de Eva Muñoz, quien, sobre todo, apunta la cantidad de ayudas que puedes obtener, no como en España, “donde se aprovechan de los más pobres”. Cynthia, desde Toulose, destaca que las condiciones laborales “son mejores en cuanto a salario”, además de contar con unas buenas conexiones de transporte urbano para llegar al centro de trabajo. En Bristol, Antonio Juan Moreno se expresa de la misma forma que sus vecinos emigrantes y sentencia que “siente pena” al ver las noticias y comprobar como está la situación en su país de ori gen. En todo caso, su sensatez no le impide ser consciente de que la realidad en el Reino Unido no es un oasis en medio del desierto, ya que palabras como "recesión, recortes o austeridad" se están comenzando a escuchar con más frecuencia en las calles.
Dada su experiencia, no dudan en invitar a sus vecinos y vecinas de Arcos a que “salgan del pueblo y se abran a otros mundos”, como declara Eva ya que la situación en España invita “a buscarse la vida fuera”. Cynthia considera que de tener los medios necesarios, no debería desaprovechar la oportunidad de buscar trabajo fuera de España, en tanto que José Antonio es de la misma opinión, y anima a los jóvenes a dar el paso pues “la verdad, hay más oportunidades que en nuestro país”. Celia considera que emigrar, tal y como están las cosas, es algo que hay que plantearse seriamente. Su consejo es que “todos aprovechasen la oportunidad de vivir en otro país, ya que nos aporta mucho”. Los comienzos de Santi “fueron duros, pero al poco tiempo te adaptas”, por lo que no duda en dejar la puerta abierta a todo aquel que quiera lanzarse a esta aventura. “Si eres joven y sin ataduras, no solo lo aconsejo sino que lo veo casi como una obligación”, apunta Margara quien no entiende que si “te quedes en paro y no hagas nada por salir a buscar una vida mejor”. Antonio Juan, por su parte, forma parte de una pequeña colonia arcense en Bristol, de la que forman parte 15 personas. Emigrar, opina, “es la única salida ahora mismo, pero estamos perdiendo una población potencialmente activa y preparada que, probablemente, no vuelvan más porque harán sus vidas en otros países”.
Recuerdo familiar
La morriña familiar es evidente, aunque todos y cada uno de nuestros emigrantes se ha adaptado de la mejor manera posible. A lo ya comentado por Antonio Juan y el grupo de vecinos con los que frecuenta en la ciudad inglesa, Santi mantiene una “buena relación con los compañeros de trabajo y buenos amigos franceses”. Incluso habla de una segunda familia: la internacional. Y es que ha hecho grandes migas con personas de otras nacionalidades ya que “no solo son españoles los que emigran para trabajar y estudiar”. Margara declara que su vida social está en consonancia con su vida laboral. Eso sí, a pesar de trabajar muchas horas, “Londres es una ciudad en la que siempre está pasando algo, ya sean conciertos o festivales, exposiciones, mercados…” por lo que siempre procurar acudir a estas actividades. Eso sí, es un lugar de paso, “ya que en mis tres años aquí, he visto muchos amigos ir y venir, aunque puedo decir que he conocido gente encantadora y de todas las partes del mundo”.
Siete historias. Siete experiencias. Siete jóvenes que tuvieron que marcharse para encontrar su oportunidad laboral. Siete personas que forman parte de una fuga de cerebros de la generación mejor formada de nuestro país y que no se ha habido aprovechar desde las clases dirigentes. Presente y futuro que estamos perdiendo para avanzar.
El idioma, una barrera a superar
La barrera idiomática fue un problema para todos ellos en su desembarco en sus respectivos lugares. De hecho, sus primeras experiencias laborales, en la mayoría de los casos, fueron fregando platos o como camareros, trabajos duros y mal pagados hasta que se hicieron con un dominio de la lengua más acorde como para afrontar otro tipo de empleos en mejores condiciones y más remunerados. En este caso, Margara comenta que, hoy en día, “se comunica perfectamente” tanto con los clientes como con el resto del personal de la tienda. Celia señala que es muy importante "prepararse y aprender el idioma” ya que considera que es una barrera “que hay que hay que saltar lo antes posible para integrarte”. Mientras, Antonio Juan declara que su objetivo pasa por seguir mejorando el inglés hasta poder encontrar un empleo más cualificado con el trabajo social, que es el campo en el que siempre ha estado involucrado.
Nada de volver, por ahora
Volver a España ahora mismo no se encuentra en sus planteamientos. De hecho, para Celia, en estos momentos, su sitio “está aquí, necesito seguir aprendiendo de esta ciudad y de las oportunidades que le está brindando”, aunque, eso sí, siempre tiene en el recuerdo a sus familiares. Santi declara que añora mucho su tierra, por lo que si tuviera la oportunidad de trabajar aquí “volvería, pero el sistema actual no ofrece oportunidades”. Antonio Juan, cuya idea era volverse a España en un período corto de tiempo ha cambiado su percepción “dada la situación del país”, no sin antes señalar que “la tierra tira mucho y siempre tengo un ojo en Arcos”. Para Margara pensar en volver a corto plazo “sería un suicidio, pero no se puede saber que pasará en un futuro”, aunque las noticias que recibe cada vez que habla con su familia no son nada halagüeñas por lo que su ambición actual pasa por mejorar su nivel económico y de vida en la capital inglesa. Eva Muñoz se manifiesta en el mismo sentido, pero a pesar de la añoranza a sus familiares y amigos es firme al opinar que en Londres tiene “un futuro por delante y metas por cumplir". Cynthia volverá para pasar las Navidades con su familia, pero tiene claro que su presente más inmediato está en Francia. Mientas, José Antonio no se plantea, por ahora, la posibilitad de volver, “ni a corto ni a medio plazo”.
La experiencia de la amistad con gente de todo el mundo
Cynthia, a pesar de llevar menos de dos meses, ya ha conocido a mucha gente que trabaja en su sector, además de haber hecho muy buenas amistades en el curso de francés con personas de distintas nacionalidades (Japón, Brasil, Venezuela, Arabia Saudí, Canadá…). José Antonio destacaría de su vida social “la mezcla de gentes” lo que permite un mayor bagaje cultural “debido a que conoces a muchas personas de diferentes razas, religiones y nacionalidades”. Celia es una persona sin dificultades para relacionarse, ya que es una amante de aprender nuevas culturas, creencias, pensamientos e ideas. En este punto, “lo llevo genial” y se jacta de tener amigos de diversos rincones del mundo. Eva añade que “aquí en Londres hay de todo como en cualquier parte del mundo, gente buena y mala, gente que ayuda y que no”, pero en el momento de hacer balances “me siento afortunada por la gente que me rodea”.