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España

La inesperada victoria de Livni le concede cierta ventaja en las posibles combinaciones de gobierno

Los resultados dan 28 escaños a Kadima, 27 a Likud, 15 a Yisrael Beiteinu, 13 a los laboristas y 11 a Shas

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Los ajustados resultados de las elecciones legislativas celebradas ayer en Israel conceden cierta ventaja a la ganadora en los comicios, la líder del Kadima y actual ministra de Asuntos Exteriores en funciones, Tzipi Livni, en sus pretenciones de convertirse en primera ministra. La inesperada victoria de Livni frente al líder de Likud, Benjamín Netanyahu --a quien las encuestas daban como ganador--, le permitirá exigir la presidencia del Ejecutivo en cualquier acuerdo de gobierno al que llegase con sus principales rivales.

   Con el 99,7 por ciento de los votos escrutados, el Kadima ha conseguido 28 de los 120 escaños que conforman el Parlamento israelí (la 'Knesset'), el Likud ha logrado 27, el ultraderechista Yisrael Beiteinu ha subido hasta los 15 y los laboristas se han debido contentar con 13. El partido ultraortodoxo Shas ha conseguido once escaños.

   El resto de los asientos se los reparten la Lista Unida Árabe (cinco), Judaísmo Unido por la Torá, Unión Nacional y Hadash (cuatro cada uno), el partido laico Meretz y Bayit Hayehudi (tres cada uno) y el partido Balad (dos escaños). Los resultados definitivos no se conocerán antes del 18 de febrero, cuando se hayan escrutado los votos de los soldados y de los residentes en el extranjero.

   Los observadores temían una participación baja, pero finalmente ha sido de un 65,2 por ciento, dos puntos porcentuales por encima de la de las elecciones generales de 2006.

   La estrechez de los resultados, habitual en un país cuyas elecciones se celebran en circunscripción única y mediante el sistema proporcional puro, deja abiertas todas las posibilidades, pero lo más probable es que el Gobierno acabe en poder de Tzipi Livni.

   Según el diario 'Jerusalem Post', las combinaciones más sólidas serían las conformadas por Likud, Kadima, Shas y Yisrael Beiteinu (81 escaños en total), Kadima, Likud y Yisrael Beiteinu (70 escaños), y Kadima, Likud y laboristas (68 escaños). En los tres casos, la beneficiada sería Livni, dado que sería muy difícil que aceptase un acuerdo de gobierno con Netanyahu en el que ella no fuera la primera ministra.

   Las opciones de Netanyahu pasan por llegar a acuerdos con Shas y Yisrael Beiteinu (53 escaños) o con laboristas y Shas (51 escaños), todo ello al margen de los apoyos que pudiese lograr entre las formaciones minoritarias. En la primera opción, laboristas y Likud podrían buscar apoyos entre las minorías para neutralizar el acuerdo. La segunda es altamente improbable. En cualquier caso, el resultado sería un gobierno en minoría con escaso margen de maniobra en caso de crisis.

   Aparte, fuentes de Kadima expresaron hoy su confianza en que Livni logre un acuerdo de gobierno con los laboristas, Meretz y Yisrael Beiteinu (59 escaños en total), para lo cual la presumible primera ministra estaría incluso dispuesta a introducir modificaciones en el sistema político que satisfarían al partido de Avigdor Lieberman.

LAS POSTURAS

   Al margen de las combinaciones, de momento Tzipi Livni ya ofreció esta noche a Benjamín Netanyahu la formación de un gobierno de unidad nacional liderado por Kadima, pero el líder de Likud (popularmente conocido como 'Bibi') no ha recogido la idea --aunque tampoco la ha rechazado explícitamente-- y se ha limitado a defender en su primer discurso postelectoral la formación de un "bloque de derechas". El objetivo del Kadima es iniciar, inmediatamente, las negociaciones de gobierno, según el diario 'Haaretz'.

   Por su parte, el líder de Yisrael Beiteinu, Avigdor Lieberman, ha asegurado que todas las opciones están abiertas y que podría aceptar indistintamente una coalición con Likud o con Kadima siempre y cuando el resultado sea un gobierno "nacionalista".

   "Nos hemos convertido en un partido importante, el tercero en Israel", declaró ante sus seguidores. "Es cierto que Tzipi Livni ha obtenido una victoria sorprendente, pero lo más importante es que la derecha ha conseguido una clara mayoría, nosotros queremos un gobierno de derechas", añadió. Tanto Livni como Netanyahu pidieron anoche el apoyo de Lieberman, quien hoy mismo empezará a negociar con las principales formaciones.

   Fuentes del partido ultraderechista admitieron incluso anoche que no descartaban la posibilidad de unirse a un gobierno de coalición que incluyera al Shas, a pesar de que Lieberman había asegurado el día anterior que nunca olvidaría los ataques que esta formación ultraortodoxa había dirigido contra él y contra su partido. El propio líder del Shas, Eli Yishai, aseguró ayer que su primera opción es defender a Netanyahu a fin de que Israel tenga un "gobierno derechista", aunque añadió que "no se descartaba nada".

   El líder del Partido Laborista, Ehud Barak, no se ha decantado todavía por ninguna de las dos formaciones mayoritarias con vistas a formar una coalición de Gobierno. Barak prefiere no casarse con nadie antes de tiempo y, ante la posibilidad de que su formación se convierta en clave para formar una futura coalición de Gobierno, se limitó a afirmar anoche que haría lo que considerase mejor para el partido y, "más importante, lo que sea mejor para el país".

   "No nos involucraremos en un Gobierno que no siga los criterios de nuestro camino, y no vacilaremos en ir a la oposición para servir al pueblo desde ella", agregó Ehud Barak, ex primer ministro y actual ministro de Defensa en funciones.El líder del partido israelí Likud, Benjamin Netanyahu, no recogió la mano tendida por su homóloga del Kadima, Tzipi Livni, y no hizo ninguna mención durante su primer discurso tras el fin de la jornada electoral a un posible gobierno de unidad nacional. En cambio, apeló a un "bloque de derechas" y confirmó el comienzo de los contactos entre formaciones para tratar de convertirse en primer ministro.

   Livni pidió a Netanyahu que reconociese su derrota en las urnas, ya que el Kadima aventajó en un diputado --28 a 27-- al Likud. Sin embargo, su triunfo no le asegura encabezar el nuevo Ejecutivo y, en vista de los resultados globales y el auge del ultraderechista Yisrael Beiteinu (YB), la derecha parte 'a priori' con ventaja. El YB ha logrado 15 escaños, frente a los 13 obtenidos por los laboristas, aliado del Kadima en el actual Gobierno.

   "He hablado con los líderes de los partidos y hemos acordado comenzar mañana (hoy) las negociaciones para formar un nuevo Gobierno", dijo el ex primer ministro, que se postula para repetir en el cargo. En este sentido, subrayó que la "única conclusión" que se puede extraer de la cita electoral de ayer es que "el bloque nacionalista", con el Likud al frente, "ha obtenido una clara victoria".

   Netanyahu aludió a la "realidad" y recordó a Livni que las formaciones de derechas podrían lograr la mayoría absoluta en el Parlamento, compuesto por 120 diputados.

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