Todos nos sentimos descarrilar estos días. En la retina grabada la imagen de esa curva camino de Santiago, donde el Apóstol, para pagar cuota en vida por la prisa de llegar antes, y me pongo en el pellejo del maquinista al que seguramente lo peor que le ha pasado ha sido sobrevivir. Un horror. Lo pagará el resto de los días de su existencia cuando en algún momento de la jornada recuerde los metros últimos que le acercaron a esa maldita curva. Un espanto. Tanto o casi como para quienes se quedaron en la vía, o para sus familias. Me cuelgo en la solapa y reparto pues rosas negras cultivadas en mi ficticio jardín para los que sufren, de San Fernando, de toda España.
El adiós de Pepe. Lo que está sucediendo en torno a la sucesión de Griñán, y retorno a lo mío porque con la muerte poco más en mi caso se puede hacer que sentirla de verdad y, tras ello, caminar, estaba escrito por capítulos, ya lo he dicho antes, dejando solo en la nebulosa imprevistos como un proceso de primarias con votación y alguien no señalado como Planas la ganase, de lo cual tal vez Griñán no se hubiese marchado tan presto -pero el PSOE camina recio en su perfil orgánico y no deja las cosas al azar-. Lo estaba, escrito digo, que julio era mes de candidatura y agosto mes de retirada y sucesión, para lo cual ya estaba pactado con Valderas para que éste apoyara el cambio y accediera a la presidencia durante los quince días protocolarios, como lo está que Díaz se limará las uñas, propensa a ello, para perfilar un ejecutivo a su manera, eso sí, desde la unidad, donde limpiará a imputados y propensos a ello y se rodeará de confianza aquí y allá borrando a críticos y a propensos a ello para, de este modo, acometer los años de gobierno que tiene por delante. Saldrán otros y Planas, ya lo ha anunciado, para que entren nuevos y ahí intuyo cuota negociada de Jaén y, posiblemente, de Cádiz, que en el último reparto no tocó bola y que ahora debe hacerlo con el nombramiento de, intuyo, Fernando López Gil, actual Delegado de la Junta en Cádiz y persona muy cercana a Susana Díaz. Irene García necesita, lo sabe, más poder institucional de la provincia en Sevilla para acometer los años convulsos que tiene por delante y en los que se dirimirán las candidaturas de las ciudades más importantes donde, entre otras cosas, está en juego el próximo gobierno de Diputación, que es objetivo claro.
IU, al contrario de lo que hiciera hace bien poco en Madrid cuando Cayo Lara pidió anticipo de elecciones cuando Aguirre dejó su puesto a Ignacio González porque éste, decían, no había ganado y estaba deslegitimado para gobernar, cambiará de opinión aquí y apoyará a Díaz, opino, hasta final de legislatura, y el PP, a diferencia de lo que hizo en Madrid cuando Aguirre cedió el puesto, insisto, a González, pedirá aquí anticipo de elecciones porque ha sido puesta a dedo y no por el pueblo. Y tan felices todos porque el pueblo silencioso tiene, deben entender, memoria pez y lo engulle todo.
Creo que ahora cerrarán el debate sobre anticipo electoral porque toca sosegar y creo que Díaz agotará lo que pueda la legislatura para aprovechar el foco de la Presidencia, aunque los próximos e imprevisibles actos del serial marcarán esta decisión, así como que Griñán cederá cuando tercie la secretaría general aunque haya dicho ahora que no, como tantas otras cosas que ha asegurado haría durante las últimas semanas para ejecutar justo lo contrario, lo cual insulta a la memoria colectiva porque ni siquiera deja pasar lo justo para que nos olvidemos. Las declaraciones del ex interventor y su dedo acusador, claves y motivo de fondo que lo impulsa todo.
Antes, cuando todo esto era campo como decían los antiguos, uno daba su palabra y cerraba un trato con un apretón de manos y eso valía más que cualquier contrato firmado siete veces por las dos caras. Hoy la palabra, como decía la pasada semana, sirve solo y en muchos casos para darle sonoridad al silencio y, también como decían los antiguos, para no decir nada o lo contrario a lo que se piensa hacer más valdría estarse callado porque así, me pregunto, cómo pretenden regenerar el respeto y el descrédito en el que se ha instalado la política en su conjunto.
Está, por otro lado, el uso del calendario. Nos lo hacen todo en verano, vacaciones, cogiéndote entre maletas de viaje, descuartizando sardinas en el chiringuito con posteriores siestas memorables y con las defensas bajas por aquello de que uno lleva todo un año arreando y toca poner el automático; hasta el propio Rajoy comparece el día uno por lo suyo para joder, en primer lugar, a los señores diputados preguntones de enfrente, y esto me parece genial, pero aprovecha que el personal español ese día, en su inmensa mayoría, está para cualquier cosa menos para prestarle atención a don Mariano, y eso me parece peor.
Miguel Arias, prosigo, se ha asomado al rincón andaluz dándole estopa esta semana al PSOE-A por los ERE y por la posición de estos ante el acuerdo por las ayudas de la PAC. ¿Casualidad? No creo en ellas. Se deja ver. Arias, confirmo, ya le cuenta a su entorno cercano que está dispuesto a ser candidato del PP andaluz, si bien el segmento que representan Zoido y José Luis Sanz, aunque en público afirmen lo contrario, hacen lo que pueden para evitarlo en la idea de que quien lo sea sea alguien más suyo, pero hasta Nieto ya se ha desmarcado públicamente y lo hace ahora porque sabe que no va a ser cuando pudo haberse borrado mucho antes. Los caminos hoy, ya lo he apuntado otras veces, conducen a Miguel Arias, y me quedo perplejo cuando la rémora que le colocan es que esté casado con una Domecq cuando mucho peor me parecen otras cosas con más difícil cura. Promulgar que todos somos iguales y señalar después a alguien por su apellido o patrimonio es muy nacional, esa doble moral tan repulsiva que nos distingue en el ámbito europeo y de la cual hacemos marca.
Candado a la verja. Como cada agosto, tras cuatro años, cierro la verja del jardín para tomar aire marino, llenarme de sosiego y calmado indagar en el estudio de la temperatura justa y espesor adecuado de la señora rubia. También beberé cerveza (já). Pero cuando uno vive esto lo vive siempre y, por tanto, amenazo a la primera de turno con volver y para ello me acompañará la tecnología punta para instalar oficina en cualquier banco de allí por donde transite, que no desvelo para que los paparazzi no me persigan en su cansino intento de llenar couché conmigo –o sea…-. En todo caso, y salvo no poder contener el mono, abriré la verja como un clavo en un septiembre que será apasionante, y no solo por los cambios en el gobierno autonómico sino porque, en el ámbito político, nace un nuevo curso en el que saldrán sondeos como setas, batallas internas por muchos sitios para determinar candidaturas, primarias varias y, con ellas, empujones habituales, conflictos en el ámbito municipal a consecuencia de los nuevos decretos, puesta en marcha de la Ley de Transparencia alegada, de todo lo cual prometo, con firme apretón de manos incluido, dar cuenta aquí en este floreado espacio que viene a ser no más que un hobby para quien teclea y que lo hace en el compromiso de contar cosas, de más o menos interés, sin dejarse empujar más de la cuenta y sin creerse ni divino ni en posesión de toda la verdad, solo y en todo caso atento y cercano al mundo que le rodea y dispuesto a contarlo con cierto estilo. No más, ni menos.
Situado pues en la vía, más que del adiós, del hasta luego, con rosa negra en la solapa y triste por la imagen grabada en la retina de la maldita curva, les invito a aprovechar al máximo todas esas pequeñas cosas que nos hacen felices y que nos llevan a valorar en su justa medida esa vida que otros perdieron tan deprisa. Por la vida misma y en sí cruzaré cristales hoy. Salud.