Esta sociedad nuestra tiende a sospechar del individuo que no participa del pensamiento de grandes grupos sociales, les rechaza porque, sociológicamente, hay que pertenecer sí o sí a una cosa o a la contraria, nunca a ninguna o a ambas por ratos o partes o personas. Si no eres blanco, debes ser negro, y te acusan unos; si no eres negro, eres blanco, y te acusan otros. Si hablas, por lo que dices, si callas, por lo que ocultas, digas lo que digas molestas siempre a, más o menos, la mitad del personal y cuando esa mitad no siempre es la misma es porque eres un malicioso y hábil estratega que persigues confundir pero nunca porque pueda moverte una noble razón. Y para una hallada y, dicho sea, semanalmente practicada, cuántas perdigonadas de avezados tiradores que, ocultos, encañonan a este maltrecho y desplumado pato doñanero a quien, en todo caso, lo que le gusta es volar. Puede que bajo, pero solo.
La correa siempre va en el cinturón. En los últimos años Fitur no ha estado exento de críticas y no tanto por el evento en sí sino por los muchos gastos que los consistorios españoles a él han destinado: montajes e instalación de stands y, sobre todo, protocolo, dietas y viajes de grandes comitivas municipales bajo la excusa del escaparate turístico allí representado. Más allá de estas críticas, en 2009 saltaron a la luz casos de supuesta corrupción alrededor de contrataciones hechas por algunos ayuntamientos para Fitur o para la realización de otros eventos socio-culturales o, incluso, para operaciones urbanísticas; el primer caso se destapó por las investigaciones del juez Baltasar Garzón, entonces magistrado de la audiencia nacional, por una supuesta trama de corrupción vinculada a la empresa Orange Market, con Francisco Correa como principal sospechoso, naciendo el caso Gürtel, nombre dado por un policía que participó en él en los primeros momentos y que, con dominio de la lengua germana, hizo un juego de palabras: la correa siempre va en el cinturón y cinturón en alemán es gürtel. Según las investigaciones de Garzón, la trama estaría encabezada por Correa y tres de sus hombres de confianza: Pablo Crespo, Álvaro Pérez, alias El Bigotes, y Antoine Sánchez, que habrían montado un grupo de empresas al objeto de nutrirse de fondos de ayuntamientos y comunidades autónomas gobernados por el PP; hubo declaraciones ante el magistrado de varios ex trabajadores o ex personas de confianza de Correa y Pablo Crespo que, además de cantar por bulerías y con palmas, mostraron documentos y asientos contables que dieron lugar a indicios de supuesta posible financiación irregular del PP a nivel nacional por medio de contrataciones públicas a precios más elevados que la media de mercado al incluir, supuestamente, comisiones irregulares con presunto destino a Correa y entorno y con cargo a empresas de su grupo: Orange Market, Special Events, Pasadena Viajes SL, Easy Concept, Down Town, Consulting, TCM, Easy Concept, Good and Better SL, en la mayoría de los casos contrataciones directas sin concurso. En febrero de 2009, Garzón llevaba 37 imputaciones de la presunta trama y decreta la prisión para Francisco Correa, Pablo Crespo y Antoine Sánchez por delitos de tráfico de influencias, cohecho, blanqueo de capitales y defraudación. El PP apunta a Garzón como responsable de las múltiples filtraciones del sumario a la prensa y solicita su recusación tras conocerse la cacería a la que el magistrado asistió junto al entonces ministro de justicia Mariano Fernández Bermejo, lo que costó la dimisión de este último. Tras la querella del PP contra el magistrado por posible prevaricación, Garzón responde implicando en la trama al eurodiputado Gerardo Galeote y al senador y tesorero del PP Luis Bárcenas. Muchas son las vicisitudes, imputaciones, desimputaciones y nuevos implicados que siguieron, y siguen en la actualidad, dirigidas por distintos magistrados, ya que en 2012 Garzón fue separado del caso tras haber sido condenado a 11 años de inhabilitación profesional, haciéndose cargo el juez Antonio María Pedreira y, con posterioridad, el juez Pablo Ruz, que está impulsando las actuaciones judiciales con el objetivo de dar por terminada la instrucción cuanto antes: a la fecha, unos 200 imputados entre personas ligadas de manera directa o indirecta al PP, empresarios, abogados y asesores fiscales. Prosigo en vuelo raso pues.
Vivencia, Esencia, Venencia. Pocos días antes de celebrarse Fitur 2004 saltó a la luz en algunos medios de comunicación que el antiguo jefe de prensa de Javier Arenas, que llegó a dirigir la comunicación del PP andaluz y posteriormente la del partido en Génova 13, Isidro Cuberos, estaba participando en la organización de un gran montaje de Fitur para el Ayuntamiento de Jerez -en años anteriores organizado por la empresa jerezana Feriaco-, incluyendo un precioso espectáculo ecuestre en la Plaza Mayor de Madrid. Bernardo Villar, por entonces Vicepresidente del Instituto de Promoción de la Ciudad, defendió que Cuberos prestaría sus servicios “gratis para el Ayuntamiento de Jerez y no se le facturará servicio alguno”. El evento consistiría en un gran despliegue en el stand propio que Jerez iba a tener en Fitur y, además, un espectáculo ecuestre en la Plaza Mayor de Madrid y otro de flamenco en el Parque del Retiro, todo ello bajo el slogan "Jerez Vivencia, Esencia, Venencia", que sería el escaparate exterior de esta ciudad tan unida al flamenco, al caballo y al vino, una magnífica promoción turística del municipio. Resultado: lleno absoluto en la Plaza Mayor, lleno total en el recinto del Retiro, repercusión en todos los medios nacionales, incluido telediario de TVE, todo ello por un gasto de más de 300.000 euros. En 2009, cuando sale a la luz el caso Gürtel y los nombres de las empresas ligadas a Correa, Pilar Sánchez tiene conocimiento de que Pelayo contrató a dos de ellas para Fitur 2004, Special Events y Down Town, a través de un procedimiento de contratación directo, sin concurso y sin aprobarse previamente por el Consejo del IPDC, que era el órgano competente; Pelayo, como presidenta aprobó los pliegos y firmó las adjudicaciones, y Villar, por ausencia de Pelayo, fue quien firmó los contratos, si bien es cierto que una vez celebrado el evento las contrataciones fueron ratificadas por el consejo. Visto lo cual, la sucesora de Pelayo remitió al juez Pedreira el expediente administrativo y este dictó auto concluyendo que no era competente y, tal vez sin entrar a analizar el fondo del asunto, dijo que a priori no se advertían indicios de delito.
Apareció la UDEF. Cuando todo parecía indicar que al juez Ruz le faltaba poco para terminar su trabajo, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal -UDEF- le ha remitido un informe donde relaciona con el caso Gürtel las actuaciones de Cubero en el Ayuntamiento de Jerez y los contratos a dos empresas del grupo empresarial de Correa. El ya famoso informe de la UDEF consta de 54 páginas y otras 122 de pruebas documentales, facturas, escritos, emails, documentos informáticos…; también incorpora citas de un informe de la Intervención General del Estado, que refleja: "...el expediente de contratación del ayuntamiento contiene muchas irregularidades, a los documentos les faltan datos esenciales, algunos no tienen ni fecha ni sello, no se justifica la urgencia que sirvió como excusa para no hacer un concurso y adjudicar los contratos directamente a las empresas de Correa, no se acredita que se invitase a participar a ninguna empresa, ni tan siquiera a las adjudicatarias, se vulneran los principios de contratación pública, no hay garantía de que los documentos se elaborasen en las fechas que aparecen en ellos".
Por lo que respecta a las conclusiones de la UDEF, dice que meses antes de iniciarse la contratación de las dos empresas del Gürtel ya hubo al menos una reunión entre Cuberos y técnicos del IPDC, tras lo cual y a los pocos días de esa reunión Cuberos subcontrató empresas de servicios para el montaje del stand de Jerez en Fitur, llegando hasta pagar anticipos a cuenta sin haberse aprobado el inicio del expediente de contratación; la UDEF aporta correos electrónicos entre Cubero y personal de las empresas de Correa a través de los cuales se refleja que los pliegos de los contratos se elaboraron con posterioridad a su aprobación y que toda la documentación, que según ley tienen que aportar las empresas para concurrir a un procedimiento de contratación, fueron elaboradas con posterioridad al mismo; es tal el descaro del contenido de los correos, como poner por escrito lo que había que incluir en los sobres o la redacción de las ofertas o la solicitud de certificados, todo lo que debieron presentar un mes antes, que su lectura produce una mezcla de estupor y sorpresa y me lleva a pensar que o eran muy torpes o muy inconscientes o que vivían imbuidos de un halo de absoluta impunidad. Por último, la UDEF acredita que Cuberos facturó a las empresas adjudicatarias comisiones por 53.000 euros, para terminar concluyendo que las contrataciones fueron irregulares y expone como participantes a Bernardo Villar, el secretario del Ayuntamiento, Pelayo, una técnico de Jereyssa, Cuberos y empleados de las empresas de Correa y solicita al juez tome declaración a Cuberos. Por su parte, la alcaldesa asegura que el expediente de contratación “fue impoluto”, muestra públicamente un informe del secretario que asegura que el procedimiento cumple con todas las normas, recuerda el auto de archivo del juez Pedreira de 30 de mayo de 2011 y sentencia, contundente, que se corta las manos “antes de llevarse dinero” a su casa.
Tras leérmelo todo y, aseguro, tengo otras preferencias literarias, y de no ser solo un desplumado y solitario pato doñanero, me asaltan dudas del tipo: ¿cómo se pudo firmar una resolución aprobando unos pliegos que no existían en esa fecha?, ¿cómo se pudieron adjudicar los contratos a dos empresas que no habían presentado un documento, ni tan siquiera las ofertas?, ¿por qué se hizo un procedimiento de contratación directa bajo la excusa de una urgencia que la Intervención General del Estado dice que no se justifica por cuanto las fechas de Fitur se conocen con mucha antelación?, ¿por qué no se elevó, en su momento, las contrataciones a aprobación del Consejo del IPDC?, ¿cómo es que Jereyssa emitió el certificado fiscal con posterioridad a la firma de los contratos?, ¿no hubo procedimiento de contratación y se elaboraron los documentos en fechas posteriores?, ¿quién mandó o recomendó a Isidro Cuberos para organizar Fitur 2004?, ¿quién dió los nombres de las dos empresas a las que se adjudicaron los contratos?, ¿quién fijó el precio? Todas estas preguntas requerirían, a mi modesto entender, una aclaración porque la falta de respuesta sólo alimenta la sombra de esta fea trama que no hace más que ensuciar la ya de por sí maltrecha marca Jerez y es responsabilidad de todos, de todos, que eso no pase.
A la Pelayo de hoy, estoy seguro y, creo, ella también lo está, esto no le pasa, y maldita la hora, debe pensar, cuando a solas se queda y recuerda. Igual no. Supongo que recién nombrada y con diez años menos no era consciente de lo que presuntamente había detrás de los servicios de Cuberos y de las dos empresas que trajo a Jerez porque nadie, intuyo, la llamó para advertirla en el sentido de “...oye María José, esto es una trama corrupta que, verás, tenemos organizada para…”. A ella o a Villar alguien, en quien seguro confiaban, les aconsejó el magnífico evento que Cuberos montaría para Jerez en Fitur y, de una u otra forma, les llevaron a su contratación. Y realmente fue un espectacular evento, lo certifico porque lo presencié, quizás el precio pueda discutirse, aunque para ser exactos tampoco mucho más de la cuenta. No sirve, añado, poner de pantalla al secretario general o a algún técnico y, llegado el caso, si es que llega, tampoco consentirán ser cabezas de turco. Seguro que hay otras formas de verlo y contarlo, seguro que incluso mejores, pero esta es la mía.
Enchufado. No puedo dejar pasarlo por alto. Que el ya ex director general de la Agencia de la Energía de la Junta tenga una vivienda de recreo en suelo de regadío no urbanizable y no tuviera en cuenta este pequeño detalle cuando aceptó el cargo es fiel reflejo del nivelito, muy por debajo del subsuelo, pero que el sujeto en cuestión tuviese pirateada el agua y, para colmo, la luz en aquella su villa es para suicidarse de una prolongada carcajada a quien ganas le queden de reír. Que no es mi caso. Susana Díaz, conociéndola, debe estar dejando surcos con sus limadas uñas en el mármol pétreo y blanco de San Telmo cada vez que recuerda la fotito del tipo detrás suya en esa imagen institucional tan en circulación estos días, ella que tan cuidadosa es con el foco que proyecta. Surcos como quien labra para sembrar hortalizas.
Doñana. Llegado aquí, agotado, oteo mi marismeño coto con esa luz quieta y única de sol muriendo, de rayo verde a punto, cruzado pues el paso a ras de suelo una semana más para terminar retozando en la charca lejos de la perola de algún furtivo que, a base de lento fuego, ablandar quisiera la fibra de este gran, por lo ancho, cuerpo de atrevido pato, maltrecho y desplumado. Divertido a ratos.