El torero David Galván, herido de gravedad en la corrida de ayer de la feria de Sevilla, se recupera favorablemente de un percance que le llegó, según reconoce a EFE, porque su "obligación" era arriesgar.
"El toro -explica Galván- fue un manso que se rajó desde el primer momento y se fue para las tablas. Intenté sacarle un muletazo en contra de su querencia y fue ahí cuando se negó, se frenó y me pegó la cornada. Podía haberle dejado allí y especular con los terrenos, sin apostar, pero así se me hubiera ido la oportunidad. Estaba en Sevilla y todo era cuestión de determinación".
El diestro gaditano, que sufrió una cornada de 15 centímetros en el muslo derecho, ha pasado la pasada noche en la Clínica del Sagrado Corazón, de Sevilla, sin fiebre aunque con muchos dolores y molestias por los grandes destrozos musculares producidos en el asta del toro de la ganadería de Fuente Ymbro.
"Pero lo que más me duele de todo no es la pierna sino perderme la corrida del próximo sábado en la feria de San Isidro en la que estoy anunciado. Los médicos han calculado un plazo de dos semanas para la recuperación de la cornada, así que me será imposible estar en Madrid el día 9", asegura Galván.
Aun así, el torero herido se muestra satisfecho de su paso por la Maestranza de Sevilla, porque considera que sacó todo el partido posible "de dos mansos rajados en tablas, porque así fue también -asegura-mi primero de Daniel Ruiz".
"Los que estamos en la situación de abrirnos paso en el toreo tenemos que salir cada tarde a solucionar la papeleta sin regatear esfuerzos, sean como sean los toros que nos salgan. Y a veces llegan las cornadas. Es el precio que hay que pagar", finaliza.