El cantante almeriense conquistó a sus miles de fans en un concierto mágico en el Castillo de San Sebastián en el que repasó sus éxitos de sus doce años de carrera e interpretó casi en su totalidad los temas de su nuevo disco Tú y yo.
“¿Cuántas princesas hay en Cádiz?”. Las palabras de David Bisbal a media noche a sus miles de seguidoras que se impacientaban por disfrutar de Mi Princesa, una de sus grandes baladas que han marcado sus 12 años de trayectoria, eran el preludio de otro de los momentazos de la noche del concierto que vivió el Castillo de San Sebastián de Cádiz el pasado sábado durante casi dos horas en las que no paró ni un momento de cantar, bailar y conectar con sus miles de fans. Las había jóvenes y no tan jóvenes, madres e hijas, grupos de amigas a las que el ex triunfito embaucó hace más de una década ya en la primera edición del exitoso programa de cazatalentos y que desde entonces son incondicionales de su música y de sus canciones.
Viéndole sobre un escenario que recorrió de punta a punta entregado, pocas se extrañaban de que, a sus 35 años, sea el artista español que más discos ha vendido en la última década en una carrera imparable en la que ya ha cosechado tres premios Grammy Latinos.
Por ello, un David Bisbal generoso con su banda y con su público durante toda la noche, no las defraudó, intercalando sus temas de su nuevo disco Tú y yo, que interpretó casi al completo y fragmentos del cortometraje que ha grabado con la actriz María Valverde, con clásicos como Dígale, “mi balada más mayorcita”, como él mismo dijo, dejándole protagonismo a su público, que la tarareó “ayudado” por el artista, Ruido, y otros singles más movidos.
Y es que si conocidos son sus temas más melódicos, no menos lo son y tampoco podían faltar en su repertorio Ave María, su segunda canción de la noche que abrió Tú y yo, su homenaje a Andalucía y a Cádiz en Al-Andalus, Silencio, o Torre de Babel, donde se atrevió también con el reggaetón, demostrando que puede con todo lo que se le ponga por delante, inclusive, como no, con el viento de Cádiz, que tampoco faltó a su cita en el idílico escenario instalado en el pequeño islote en el que se asienta la fortaleza gaditana en la playa de La Caleta. “Después dicen que el viento en Almería”, llegó a bromear el artista, que no dejó sólo a su público en ningún momento sólo para cambiarse de camisa en cuestión de un minuto y dejarse querer para que le pidieran un bis.
Volvió el genial artista almeriense casi al instante para a hacer más regalos a sus seguidoras, hasta que hacia las doce y cuarto de la noche Diez Mil maneras ponía fin a otra noche mágica, como la que hace unos años vivieron sus incondicionales en la provincia en su concierto de Chiclana de la Frontera. El sábado lo tenían claro, repetirán en cuanto puedan.