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Carter elegido nuevo secretario de Defensa en plena ofensiva en Siria e Irak

Este doctor en física teórica, que ha pasado por Harvard, Yale u Oxford, recibió el mayoritario apoyo de 93 de los 100 senadores estadounidenses en la votación de confirmación, precedida por una audiencia por la que pasó con mejor fortuna que Hagel

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El físico, tecnócrata y veterano funcionario del Pentágono Ashton Carter fue confirmado unánimemente hoy por el Senado como nuevo secretario de Defensa de Estados Unidos en sustitución de Chuck Hagel, que dimitió en noviembre tras haber estado dos años al mando del Departamento de Defensa.

Este doctor en física teórica, que ha pasado por Harvard, Yale u Oxford, recibió el mayoritario apoyo de 93 de los 100 senadores estadounidenses en la votación de confirmación, precedida por una audiencia por la que pasó con mejor fortuna que Hagel.

Carter, que llegó a sonar como reemplazo de Leon Pannetta cuando era número dos del Pentágono -cargo que ocupo hasta el otoño de 2013-, volverá a trabajar para la primera agencia gubernamental de Estados Unidos, encargada del mayor presupuesto de Defensa del mundo y de 2,4 millones de empleados entre civiles y militares.

Su vuelta, que se oficializará en unos días, no será fácil, ya que se da en plena misión contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, para la que el presidente Barack Obama ha pedido el beneplácito del Congreso ante la posibilidad de que ese complejo teatro de operaciones se complique durante años.

Carter pasará a integrar el grupo de consejeros en asuntos de seguridad y política exterior que aconsejan y despachan con Obama, algo que podría acarrearle problemas con asesores de la Casa Blanca, que han mantenido una relación tensa con previos secretario de Defensa.

"Con sus décadas de experiencia, Ash contribuirá a mantener nuestras Fuerzas Armadas fuertes, al tiempo que trabaja en la lucha contra redes terroristas, moderniza nuestra alianzas e invierte en nuevas capacidades para prepararnos para amenazas a largo plazo", explicó en un comunicado el presidente Obama.

Durante su audiencia de confirmación, a comienzos de mes, Carter aseguró que entre sus prioridades está una derrota "duradera" de los extremistas suníes del EI y proyectar fuerza militar frente a Rusia, especialmente tras la crisis en Ucrania, y China.

Carter dijo que se muestra favorable a proveer armamento al gobierno de Kiev para que se defienda de los avances de los separatistas prorrusos en el este del país, algo que Europa teme que desate una escalada, pero que la Casa Blanca no descarta si no se cumplen los términos del acuerdo firmado este miércoles en Bielorrusia entre Rusia, Ucrania, Francia y Alemania.

Entre las tareas de Carter estará ejecutar las políticas de Obama en sus dos últimos dos años de mandato, algo que definirá el legado del mandatario del "cambio", que se ha topado con un Congreso republicano y un mundo con crisis impredecibles, como las de Libia, Egipto, Siria, Yemen o Ucrania.

Tras más de 13 años, Obama ha conseguido poner fin oficial a las guerras de Afganistán e Irak, pero la salida de esos países se ha demostrado más complicada de lo que proyectaban sus asesores.

En la actualidad 2.600 soldados estadounidenses han vuelto a Irak para entrenar y asesorar a las fuerzas iraquíes, superadas por el terrorismo y el EI; la retirada progresiva en Afganistán podría retrasarse ante la amenaza talibán, y el gobierno aliado de Yemen, país donde se refugia Al Qaeda, se ha desvanecido con la llegada de los hutíes apoyados por Irán.

Carter tendrá también que facilitar el cierre de la prisión de Guantánamo, un limbo legal que Obama prometió cerrar desde su llegada al Despacho Oval y en el que quedan 122 reos, 54 de ellos con el visto bueno para ser transferidos a otros países.

La guinda en el pastel para Carter sería ser capaz de sustituir los arbitrarios recortes automáticos al presupuesto de Defensa, daño colateral de los desacuerdos en el Congreso, con ahorros más razonables e inversiones mejor planificadas.

El perfil tecnócrata de Carter, que ha dicho que una de sus "pasiones" es poner orden en los programas de armamento e inversión del Pentágono, podría ser muy útil para abordar una tarea de la que otros ha desistido desde que el 11S obligó a emitir cheques en blanco para prevenir nuevos ataques.

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