Desnudos improvisados en plena plaza de la Constitución, el eterno botellón en Uncibay, la basura acumulada para disgusto de los vecinos o las polémicas declaraciones de la edil de Fiestas, Teresa Porras, han llevado la feria de Málaga de este año, de nuevo, al panorama nacional. Una imagen negativa que nada tiene que ver con el clima real de una de las fiestas más importantes de la ciudad, según han defendido restauradores, hosteleros, distribuidores y empresarios del centro en general.
"Se ha mostrado la otra feria, la peor cara de la fiesta, olvidando las instantáneas que han llevado a los turistas a elegir esta cita". Es la denuncia que lanzan los empresarios, asegurando que la prensa local y los propios malagueños han tirado por tierra la imagen de la feria de agosto de este año.
Una denuncia que se acompaña, eso sí, de un plan de acción que no esperará a meses antes de la próxima feria. Tomarán parte de la mesa de trabajo auspiciada por el Ayuntamiento para repensar el modelo de feria. Tienen claro que el cambio para dar carpetazo a los modelos más incívicos de la fiesta no se logrará de la noche a la mañana. También que ambas feria, la del centro y la del real, tienen amparo bajo el paraguas de la ciudad, a la vista de las cifras de visitantes y ocupación hotelera.
A esta iniciativa se han adherido la Federación de Comercio de Málaga, la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol, la Asociación Centro Histórico de Málaga, AMARES, empresarios de Málaga, los principales distribuidores y la Cámara de Comercio.
