El tiempo en: Campo de Gibraltar
Miércoles 15/05/2024  

Andalucía

Balance plano y una advertencia

Díaz salva el debate sobre política general con un repaso a sus proyectos y ningún gran anuncio. La presidenta presume de estabilidad y de “blindar” los servicios públicos, mientras C's le alerta, aunque en tono suave, de que no está “satisfecho” con el cumplimiento del pacto.

  • Díaz, durante el debate -

Susana Díaz cumplió este miércoles con el que era un compromiso contraído durante su investidura y se colocó ante el atril del Parlamento para dar forma a uno de los dos debates anuales que deben servir para diseccionar el escenario político general de Andalucía en todos sus frentes. Coincidía en el calendario con el primer intento frustrado de su jefe de filas, Pedro Sánchez, de convertirse en nuevo presidente del Gobierno, un solapamiento casual para el PSOE e intencionado para la oposición por lo que intuía que era una mera maniobra para dirigir los focos hacia Madrid camuflando así cualquier posible refriega.

No le hizo falta a la presidenta, porque el debate fue más suave de lo previsto. Cerrada la puerta a la votación de resoluciones y limitada a intervenciones y réplicas, la defensa de la gestión de Díaz encontró pocas aristas a su paso. Y aquellas con las que se topó las resolvió sin demasiados apuros.

En su intervención, la jefa del Ejecutivo autonómico presumió de estabilidad (frente a la arquitectura de pactos imposibles que a esa hora se intentaba fraguar en el Congreso) con los Presupuestos por bandera. A partir de ahí, con el paréntesis de la autocrítica por el fracaso en el combate contra el desempleo, Díaz recitó las iniciativas que han fructificado en sus nueve primeros meses de mandato, con el “blindaje” de los servicios públicos como máxima cota. Pocas novedades más allá de los anteproyectos y decretos validados cada martes por su Consejo de Gobierno, salvo  una iniciativa para obligar a la Junta a pagar en tiempo a sus proveedores.

El resto, sin sobresaltos ni medidas estrella. La única china que encontró la presidenta ayer en el zapato fue diminuta y se la dirigió, en un tono muy amable, el líder de Ciudadanos. Marín le advirtió de que su grupo “no está satisfecho” con el cumplimiento del pacto que le abrió las puertas de nuevo de San Telmo y le alertó, además, de que “el tiempo pasa muy deprisa” y quizás no sean tan “comprensivos” cuando haya que hablar de las cuentas públicas de 2017. “Su palabra es su patrimonio”, le recordó Marín parafraseándola. Si la economía va bien, como había celebrado la presidenta, suprímase pues el Impuesto de Sucesiones, le sugirió. El recordatorio del grupo de trabajo fue lo único que arrancó.

Duelo de parejas y el "no morbo"

El PSOE resucitó hace meses la teoría de la pinza PP-Podemos pese a que el sentido del voto en el Parlamento en lo que va de legislatura no le dé la razón. Lo que ocurría en Madrid, con el no rotundo de ambos partidos a Pedro Sánchez, flotaba en el ambiente. De esas dos formaciones de la oposición esperaba Díaz el mayor fuego cruzado, pero hubo dos velocidades en la intensidad de ambos discursos.

La secretaria general de Podemos, Teresa Rodríguez, espantó de un plumazo a quienes se relamían con una posible reedición del bronco Pleno de la pasada semana al anunciar, al colocarse frente al atril, que no estaba dispuesta a alimentar “el morbo del enfrentamiento” ni a dar “grandes titulares”. Fue fiel a ese guión y mantuvo un tono más comedido que el del pasado jueves, cuando dedicó a la presidenta aquello de “su cortijo apesta”. Ayer se limitó a cuestionar la orientación de las políticas sociales y a anunciar que los diputados de Podemos están “muy fresquitos” y que seguirán firmando iniciativas de ley aunque “la Cámara no sirva para mucho”, en referencia a la tumbada, por el cambio sorpresa del voto de C’s, sobre Atención Temprana.

Luego saldrían a relucir series televisivas en lenguaje político-metafórico, de House of Cards a Borgen, y la nada casual referencia a los desahucios en Cádiz, la capital que dirige desde el pasado verano la pareja sentimental de Rodríguez, por los problemas que atraviesan los vecinos de la corrala La Bahía.

Más beligerante se auguraba el cuerpo a cuerpo con el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. El jefe de la oposición desplegó los mismos argumentos que le recita a Díaz cada 15 días en los Plenos. El primer ataque, sobre los supuestos “líos del PSOE” en los que estaría inmersa la presidenta y que, aseguró, condicionan un futuro, entre Madrid y Sevilla, que debería “aclarar”. El resto, un repaso a políticas fallidas y un apunte: los presuntos obstáculos que estaría poniendo la Junta en la investigación del caso que salpica a Rafael Velasco, el exvicesecretario general del PSOE-A  forzado a dimitir al recibir una empresa de su mujer 700.000 euros en ayudas.

En la réplica, agarrada. Díaz le reprochó que sea “tan cenizo” como Arenas y le retó a que publique el IRPF de su esposa. “Está parada desde 2014 y sin ingresos”, le confirmó Moreno antes de advertirle de que “igual tenemos que hablar de su marido y los cursos de formación”.

Financiación y lamentos sobre paro y corrupción

A los logros acumulados en el arranque de legislatura sumó Díaz durante su intervención la enésima crítica contra el Gobierno central por lo que entiende un “castigo” constante hacia Andalucía que calculó en “más de 9.000 millones”. Esa deuda sería la herencia del Estado por un “injusto” sistema de financiación autonómica que se traduce, a su juicio, en liquidaciones no cumplidas, una imposición excesiva del límite de déficit o una escuálida inversión por habitante y que, además, no premiaría a una comunidad “cumplidora”. En el mea culpa, dos autocríticas: el desempleo, la “principal asignatura pendiente” con una tasa de paro “insoportable”, y la corrupción, que animó a combatir “caiga quien caiga” en cualquier partido y que, asumió, “escandaliza y con razón” en casos como los ERE.

Debate territorial y cuentas pendientes con IU

Tras semanas cargando contra Podemos y las opciones secesionistas, Díaz insistió en que Andalucía hará “oír su voz” en el  debate territorial. “No esperen de mí complacencia con los delirios nacionalistas”, insistió, porque es “malo” para los españoles y los andaluces.

Elena Cortés (IU) reprochó a Díaz que caiga en la “atonía” y  “renuncie” a desarrollar aquel programa social que en su día pactaron. En la réplica, la presidenta se llegó a reconocer “satisfecha” de aquella polémica noche en que la despojó de las competencias de Vivienda.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN