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“La única explicación que nos dan es que nos ha tocado”

Cuatro trabajadores despedidos de Garvey tras ocho años se concentran para pedir su readmisión

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Isabel, Juanma, Alberto y Víctor, junto con otros 16 compañeros son “hijos de un ERE” en Garvey, es decir, entraron en el grupo bodeguero a trabajar como oficiales en 2008 después de que la firma llegara a acuerdos con sus padres para hacer un expediente de regulación de empleo. Su llegada a esta bodega encajaba con el objetivo de la dirección de rejuvenecer la plantilla, pero las cosas se fueron complicando y en los últimos cinco años han estado en concurso de acreedores.


La alegría y, en cierta medida, el alivio que sintieron cuando antes de verano conocieron que había un magnate filipino, Andrew Tan, interesado en adquirir  por 35 millones de euros el Complejo Bodeguero Bellavista y Zoilo Ruiz-Mateos (Garvey) les duró poco. Creían que esta operación, actualmente en trámite, sería el fin de sus problemas, pero ha ocurrido lo contrario. Ellos cuatro han acabado pagando las indicaciones que ha dado el empresario filipino de que la plantilla entre ambas bodegas, que asciende a 65, no supere las 40 personas, ni más ni menos. ¿Qué ha ocurrido? Pues que en Garvey se ha hecho un ERE porque “cumplían las expectativas” pero en Zoilo por razones jurídicas,  al no haber plantilla suficiente  -son menos de 10 y esta cifra incluye un enlace sindical, el presidente del comité de empresa y otros dos compañeros que han pedido la baja voluntaria para prejubilarse- para hacer despidos colectivos o un ERE, la empresa ha optado por extinciones de contrato individuales.


El pasado 11 de julio decidieron pedir explicaciones a la dirección para saber qué iba a pasar con ellos, y “la única que nos dieron” en una reunión  la que no estaba ni siquiera la administración concursal  es que “nos había tocado”. Un argumento que alimenta todavía más la indignación de estos cuatro trabajadores, que desde el pasado lunes y de forma indefinida permanecen concentrados a las puertas de bodegas Garvey, en la avenida Reina Sofía.


“Nos echan sin negociación ni nada; nos han indemnizado antes de darnos la carta de despido, de hecho el certificado de empresa para irnos al paro que necesitábamos nos  lo dieron en un paso de cebra, en medio de la calle ¿Te lo puedes creer?Esa es la actitud de un grupo bodeguero de renombre como Garvey”,critica Isabel Ruiz, una de las afectadas. Exigen su readmisión y están asesorándose con sus abogados para estudiar acciones legales. “No nos merecemos que nos traen de esta forma y vamos a llegar hasta donde tengamos que llegar”, concluye

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