Liberar los patios de módulos de aulas prefabricadas, también conocidas como caracolas entre los maestros y alumnos, suele ser la eterna reivindicación de los padres que luchan por dignificar la calidad en la educación de sus hijos, puesto que estas instalaciones tienen un carácter provisional y no cuentan con el confort y las condiciones que reúne una clase al uso. Sin embargo, pese a lo que les ha costado que se lleve a cabo el proyecto de ampliación, la AMPA (Asociación de Padres y Madres) del IES Fernando Quiñones también quiere ser práctica y por eso se ha anticipado y va a solicitar al delegado territorial de Educación en Cádiz, Juan Luis Belizón, que la Junta mantenga en el colegio cuatro de los seis módulos que hay en el centro del entorno de La Granja, que este curso estrena un aulario con capacidad para seis clases después de muchas protestas y serios problemas de espacio.
De esta manera, exceptuando el caso de dos módulos que obstaculizan el acceso al nuevo edificio, que estará listo previsiblemente en octubre pese a que la obra tendría que haber acabado en septiembre, el colectivo de padres pretende conservar las otras cuatro prefabricadas para adaptarla como biblioteca u otros servicios que ahora no pueden prestar por el déficit de espacio. Un déficit que tampoco suplirá el nuevo aulario, dado que el proyecto original era que esta infraestructura tuviera capacidad para 12 clases, pero finalmente las modificaciones posteriores y la falta de presupuesto de la Junta la han dejado reducidas a la mitad.
Faltan siete profesores
Muy pendiente estarán también los padres de que la Junta cubra las bajas de los siete profesores menos con los que arrancará el curso, y que al menos a partir del lunes, cuando ya se den las horas completas de clase, hayan llegado “por lo menos la mitad”, de lo contrario auguran serios problemas.
