“Estamos casi sin dormir; pendientes de ella. Mi hija no quiere ir a ninguna parte sola”. Son palabras de Isabel Díaz, la madre de la menor de 16 años que hace justo una semana fue víctima junto a su novio de una paliza de la que poco a poco se va recuperando. Los moratones y magulladuras de la cara empiezan a desaparecer, pero no el dolor de las costillas mientras que las secuelas psicológicas salen a la luz. “Es lo que lleva peor, no quiere ni hablarlo. Se pone a llorar porque está asustada, le estamos diciendo que tiene que echarlo para afuera, pero no quiere”, explica su progenitora sobre el estado de ánimo de su hija. Tal y como explica a este periódico, estos días prefiere sentirse “vigilada” por sus seres queridos ante el temor de que pueda encontrarse con cualquiera de los más de diez jóvenes, entre los que había menores y adultos, que se “abalanzaron” sobre ella y su chico cuando los dos estaban cenando tranquilamente en un parque de La Granja, que ese fin de semana celebraba su feria.
Los padres de ambos (él es mayor de edad) han presentado la denuncia en Comisaría, y les consta que el caso está en la Fiscalía de Menores y que la Policía Nacional pudo identificar la misma noche de los hechos “al menos a seis de ellos”, pero la familia de la adolescente sabe que todavía “pueden pasar meses” para recuperar su vida normal. Estos días su madre la está llevando al instituto en su coche, su novio va a verla a los recreos “para acompañarla” y la recoge a la salida para regresar juntos “en el autobús”. Si a Isabel hace una semana le contaban que esto iba a ocurrir se llevaría las manos a la cabeza, por las horas en las que se produjo todo -no eran más de las once de la noche- y la actitud de su hija, pues es una chica “normal” que “nunca ha tenido un problema”. “Esta semana nos ha llamado a casa el orientador del instituto -donde su madre ha pedido que estén más pendientes de la puerta por si entrara alguien de fuera- extrañado porque a mi hija le hubiera ocurrido esto. Siempre se lo digo, a lo más mínimo que veas te vas, no te metas nunca en jaleo, y si hubieran sido dos peleas de pandilla o mi niña fuera un elemento, pero que le pase eso en plena calle, cuando está tan tranquila sentada y a esa hora, es lo que peor llevamos. Me quedé de piedra cuando me llamaron”.
Cuando sonó el móvil pensaba que habían perdido el autobús “porque siempre les pasa y me llaman para que les recoja”.
Ojalá hubiera sido eso. Al otro lado del teléfono sonó la voz nerviosa del novio de su hija: le dijo que les habían pegado, donde estaban y que llegaba la Policía. “Al no hablar con mi hija me temí lo peor, salimos disparados, hasta tuve un golpe con un árbol en mi coche. Una vez allí se encontró a su niña llorando, con toda la cara roja y asustada y al chico con la camiseta rota. En contra de todo lo que se ha llegado a decir estos días, desmiente que el grupo que golpeó a su hija fueran compañeros del instituto que estaban acosándola.
¿Los conocía? A algunas de vista sí porque han estado con su hija estudiando en el IES Almunia, y a otros de “parar” en el Parque del Retiro, donde se reúnen jóvenes de su edad, mientras el novio de la chica también reconoció a algún chico de su colegio. Según lo que le ha contado su hija, ella y su novio decidieron ir a los puestos de la Feria de La Granja a comprarse una papa asada para cenar. Dejaron a sus amigas en McDonald’s, volvieron a la verbena y cuando se compraron la cena se sentaron en un parque junto a toda la zona de ambiente para tomársela.
Fue entonces cuando llegó una chica, y le quiso quitar la gorra a su hija “porque le gustaba”. No se la consiguió llevar pero, a cambio, le arrebató la papá que se estaba comiendo, por lo que salió corriendo tras ella. Tras quitársela, regresó al parque con su novio. De repente, cuando se vino a dar cuenta delante de ellos estaba de nuevo esta joven pero ahora “con toda su pandilla de amigos”. “Le dijo dame la papa que es mía y casi sin darle tiempo a reaccionar le dio el primer puñetazo en la costillas”. Su novio se levantó para defender a su chica y la cosa se fue de las manos.
A la joven le dieron otro puñetazo en la cara que la dejó casi inconsciente y a su pareja le arrancaron hasta la rasta del pelo. “Ante la brutalidad y agresividad que estaban viendo un hombre se metió y la sacó en volandas. “No sé que hubiera pasado si los adultos y vecinos no se meten. Si no fuera por ellos a lo mejor hoy mi hija no estaría con nosotros. Ha tenido suerte”.
“Allí en la feria había de todo"
Su hija no estaba en el recinto de la Feria de La Granja, pero sí cerca. En cualquier caso, a la familia de la joven no le gustó nada el ambiente de la zona de las atracciones y las barras que había en la entrada. “Allí había de todo”, señalan.