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Perera realizó un grandísmo toreo saliendo a hombros

Miguel Ángel Perera triunfó ayer al abrir la puerta de Feria tras recibir tres orejas en sus dos astados y poner al público en pie en varios momentos de sus faenas. Sebastián Castella realizó un gran toreo pero perdió las orejas con los aceros y Enrique Ponce demostró su oficio.

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  • Perera, toreando al natural al primero de su lote al que consiguió cortar una oreja después de una trabajada faena que provocó los olés del público asistente a Las Palomas. -
Con menos de tres cuartos de público en los tendidos, con viento racheado que molestaba a los toreros, se celebró la segunda corrida de abono. Se lidiaron ejemplares de la ganadería de Luis Algarra muy bien presentados, de desigual juego, siendo pitados en el arrastre el primero, el cuarto y el quinto; ovacionado el segundo y dándosele la vuelta al ruedo a petición del torero Miguel Ángel Perera el que lidió en sexto lugar.

Andrés Cerillo, perdón Cerrillo, presidente de los festejos taurinos de Las Palomas, se llevó una gran bronca al no concederle una oreja a Enrique Ponce en su segundo de la tarde a pesar de haber sido pedida mayoritariamente por el respetable. Miguel Ángel Perera hizo el paseíllo desmonterado al ser la primera vez que pisaba el coso de Las Palomas como matador de toros.

Hubo dos altercados en los graderíos, por las bocanas ocho y tres, de sol y sombra respectivamente, interviniendo las fuezas de orden público.

Festejo
Miguel Ángel Perera, a su primero de número 98 de 550 kilos y de nombre Jubiloso, lo intentó con el capote pero no se empleó el de Algarra. Lo puso al caballo y Francisco Borja le recetó un puyazo. Hizo un quite por tafalleras muy ajustadas, echándose después el capote a la espalda y rematando con una revolera, siendo muy aplaudido. La faena de muleta se la brindó al maestro Ruíz Miguel y la comenzó con ocho muletazos a pies juntos, más firme que un centinela en un cuartel, siendo jaleado y aplaudido. A continuación le dio una buena tanda por la derecha, perdiendo gas el toro, intentándolo por ambos pitones, exponiendo y estando muy valiente. Acabó con el de una gran estocada, rompiéndosele la taleguilla. Se le concedió una oreja.

A su segundo y sexto de la tarde con el que cerró plaza, marcado con el número 94 de 470 kilogramos y de nombre Imparable, lo lanceó a pies juntos, bajándole las manos y toreándolo a la Verónica para rematar con un revolera, escuchándose los olés y una gran ovación. Tras el puyazo, le ejecutó magistralmente un quite por chicuelinas en el centro del anillo, echándose el capote a la espalda y dándole varios lances, provocando los olés y los uys al pasárselo muy ajustado. Recibió por ello un grandísima ovación con la plaza puesta en pié saludando el torero. La faena de muleta formó un lío impresionante. No se puede torear mejor, no se puede estar tan valiente como él y no se puede sentirse tan torero en un ruedo. Tras estocada rodando sin puntilla le fueron concedidas las dos orejas con mucha fuerza, dándosele la vuelta al ruedo al toro a petición del torero. Tras ello salió a hombros por la puerta de Feria siendo el máximo triunfador.

Por su parte, el maestro Enrique Ponce, que abrió cartel y toreó el primero y el cuarto, estuvo como siempre muy honrado y muy profesional . A su primero, de nombre Trotón, no le pudo torear con el capote al no emplearse. Con la muleta lo sacó al tercio suave y a media altura, con mucho temple. Le recetó varias tandas y perdió algún trofeo al acabar con él con un pinchazo tendido y un descabello. El toro fue pitado y ovacionado Ponce, que saludó desde el tercio. A su segundo, de nombre Desplumado, no le pudo hacer nada con el capote. Tras ser picado el maestro lo lidió en el primer par de banderillas poniéndolo en suerte, clavándolo su peón Tejero en todo lo alto. Con la muleta se dobló con él suavemente y se inventó la faena por ambos pitones, demostrando el por qué lleva años liderando el escalafón de matadores de toros. Tras una gran estocada, hubo una gran petición, no concediéndole la oreja el presidente. Recibió una grandísima ovación el torero y gran bronca el presidente.

Sebastián Castella toreó el segundo y el quinto. A su primero, número 14 de 440 kilos y de nombre Estirado lo toreó a la verónica con las zapatillas clavadas en el albero, siendo muy aplaudido. Lo puso al caballo y le enseñaron la puya. La faena de muleta la comenzó flexionando la rodilla, muy toreramente. Le dio distancia y le enjaretó varias tandas con la derecha importantes, con valor y quietud, arriesgando y exponiendo como es habitual en el francés. Perdió las orejas al fallar con los aceros y saludó desde el tercio. El quinto fue un pezado de marrajo al que no pudo hacerle nada con el capote y con la muleta a punto estuvo de llevárselo por delante en varias ocasiones al buscar el cuerpo del torero traicioneramente, siendo ovacionado Castella y pitado el toro.

Hoy
Para hoy está previsto, con toros de Alcurrucén que hagan el paseíllo José Antonio Morante de la Puebla, Manuel Jesús El Cid y Sebastián Castella.

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