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La ONU busca aumentar la presión sobre Birmania por los rohinyás

Así lo aseguró su presidente de turno, el francés François Delattre, tras una reunión informal de los quince miembros para analizar la crisis

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  • Protestas en Birmania -

El Consejo de Seguridad de la ONU quiere aumentar la presión sobre las autoridades birmanas para que den respuestas tanto a corto como a largo plazo a la situación de la minoría rohinyá.

Así lo aseguró su presidente de turno, el francés François Delattre, tras una reunión informal de los quince miembros para analizar la crisis.

El Consejo de Seguridad, en una sesión a puerta cerrada, abordó la cuestión con el exsecretario general de Naciones Unidas Kofi Annan, que lidera una comisión impulsada por el Gobierno birmano para buscar la paz en el conflictivo estado de Rakáin.

Según Delattre, el encuentro sirvió para "construir consenso" sobre la necesidad de aumentar "la presión" sobre las autoridades de Birmania para que pongan fin a la violencia en Rakáin, faciliten la entrega de ayuda humanitaria a la población y garanticen el derecho de los refugiados rohinyá a regresar a sus hogares.

Esos tres pasos han sido la exigencia inmediata que ha mantenido el secretario general de la ONU, António Guterres, prácticamente desde que se inició la actual crisis a finales de agosto.

Desde entonces, más de medio millón de miembros de esa minoría musulmana han huido a la vecina Bangladesh en medio de una campaña militar que Naciones Unidas ha señalado como "limpieza étnica".

Esta semana, expertos de la organización presentaron un informe con numerosas denuncias de atrocidades e indicios de una estrategia aparentemente destinada a hacer imposible el retorno de los rohinyás.

El Consejo de Seguridad, sin embargo, ha mostrado hasta ahora una cierta división, con las potencias occidentales muy críticas con Birmania y Rusia y China defendiendo al Gobierno del país.

El embajador británico, Matthew Rycroft, dijo a los periodistas que en el encuentro de hoy se vio un "alto grado de consenso" y confió en que las potencias trabajarán juntas.

Su país, que es el responsable del dossier birmano en el Consejo, va a explorar si hay "apetito" entre los miembros para impulsar una resolución o algún tipo de medida, aseguró.

Por lo pronto, tanto el Reino Unido como Francia insistieron hoy en que el statu quo en Rakáin es "totalmente inaceptable" y requiere una combinación de medidas a corto y largo plazo.

En lo inmediato, hay consenso en la necesidad de que se ponga fin a las operaciones militares, se permita el suministro humanitario y se creen condiciones para el retorno de los refugiados.

Esa última cuestión no será fácil, según reconoció hoy Annan, que advirtió de que los desplazados sólo regresarán a Rakáin si se sienten seguros.

El exjefe de la ONU dijo además que los refugiados no deben volver a campamentos, sino ir a sus pueblos y recibir ayuda para reconstruirlos, dado que muchos de ellos han sido totalmente destruidos en la violencia de los últimos meses.

A la larga, la comunidad internacional respalda las propuestas de la comisión presidida por Annan, que entre otras cosas aboga por acelerar el proceso de verificación de la ciudadanía, garantizar plenos derechos a los que ya hayan sido reconocidos y considerar la concesión de la nacionalidad por naturalización.

Por ahora, Birmania no reconoce la ciudadanía a los rohinyás -se niega a denominarlos con este término-, les considera inmigrantes bengalíes y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de desplazamientos.

Annan aseguró hoy que la comunidad internacional está comprometida a trabajar con el país en una "hoja de ruta" basada en su informe para estabilizar la situación.

"Si no lo hacemos, vamos a tener un problema a largo plazo (...) que puede ser muy serio", advirtió.

El diplomático aseguró que no ve posible "ningún plan B" para resolver la crisis, pues es necesario responder a las "raíces" del problema.

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