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Jerez

Camino de una Semana Santa más virtual que real

Los hermanos mayores votan este lunes una propuesta de Carrera Oficial que encierra una reforma de la Semana Santa hasta ahora conocida

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  • Una recreación virtual de la Alameda del Banco. -

Parece que ha llegado el día en que los hermanos mayores deban pronunciarse sobre la propuesta de Carrera Oficial que el Consejo local de la Unión de Hermandades ha venido trabajando con el Ayuntamiento estos últimos meses. Una propuesta -a qué engañarse- que ha generado más fobias que filias y que va más allá de una mera reforma del itinerario común que las cofradías siguen en su camino hacia la Catedral. Si el pleno de hermanos mayores así lo estima oportuno, Jerez estrenará el próximo año una Carrera Oficial cuyo tramo inicial reserva la admisión a los abonados de palcos y sillas.  Cierto es que no se inventa nada nuevo y que lo que se propone no viene sino a importar el modelo que ya existe en Sevilla. Pero eso es tan cierto como que en las casetas de la Feria de Abril no se puede entrar sin pase y en las del González Hontoria sí que se puede... 

No estamos por tanto ante otro cambio de calles, sino ante un nuevo concepto de Carrera Oficial. Y eso es lo que provoca la airada reacción de no pocos cofrades y jerezanos en general. A esta cuestión -que no es baladí- hay que sumar otra que tampoco debe pasarse por alto. El hecho de que el palquillo se traslade a una zona cerrada del centro de la ciudad implica también que muchas cofradías queden enclaustradas en una pequeña superficie de terreno. Así, todo cuanto ha transcurrido hasta esta pasada Semana Santa en lugares abiertos como la Alameda del Mamelón y sus calles adyacentes se mueve ahora hacia un entorno más pequeño, lo que sin duda alguna dificultará la visión de las cofradías fuera de esa Carrera Oficial. 

El Consejo -faltaría más- tiene toda la legitimidad para plantear esta reforma de la Semana Santa, al igual que el pleno de hermanos mayores es libre de respaldarla o no. Ahora bien, determinados asuntos merecen ser abordados con sensibilidad extrema. Y ahí es donde han hecho aguas -con perdón- tanto la propuesta como su posterior desarrollo.


No voy a poner en duda la seguridad de la Alameda del Banco, entre otras cosas porque estoy absolutamente convencido de que de Domingo de Ramos a Viernes Santo no habrá lugar más seguro en Jerez que ese rincón que algunos han querido estos últimos días equiparar en belleza a la veneciana piazza de San Marco. En la Alameda del Banco apenas puede ocurrir nada porque todo cuanto allí pase será tan virtual como las imágenes virtuales filtradas de manera interesada a determinados medios de comunicación para empujar el sí de los hermanos mayores.

Aquella será una Semana Santa de cartón piedra, de tiralíneas, si acaso un pretexto para recaudar unos euros, pero no será la Semana Santa. Quien ocupe uno de esos palcos de la Alameda del Banco correrá por supuesto menos peligro que cualquier monaguillo que quiera completar su primera estación de penitencia detrás de la cruz de guía de su hermandad, que siempre quedará al albur de un conductor de autobús que de por finalizado su turno.

Estoy seguro de que no será así, pero al insistir en la seguridad de un punto concreto de la ciudad -precisamente el que ocupan los palcos- se traslada a la opinión pública la sensación de que la integridad física del monaguillo, del pequeño nazareno del primer tramo, de sus padres y abuelos tiene acaso menos importancia cuando regresan a sus barrios. Que no les vaya a ocurrir nada en la Alameda del Banco parece garantizado, que tengan igual suerte por las avenidas que llevan al polígono de San Benito, a La Granja o a La Vid ya no está tan claro.

Así es cómo se abre cada día más la brecha que separa a las clases dirigentes de las hermandades del común de los cofrades, que parece que apenas deben limitarse a pagar cuotas y papeletas de sitio. Se insiste en el argumento de que el recorte de los itinerarios va a beneficiar a los nazarenos..., pero ninguna hermandad ha convocado a sus respectivos cabildos para pulsar su opinión. Por si acaso...

Luego llegan las lamentaciones. Se abren procesos electorales y faltan candidatos. La gente no viene a los cabildos. Poca gente en los cultos. Vienen a ensayar y se van. Se visten y si te he visto no me acuerdo... Pues esa es la desafección. Esa es la respuesta que los cofrades dan día tras día a una clase dirigente -consejos, hermanos mayores, juntas de gobierno...- que no los tiene en cuenta. Esa es la respuesta a tantos años de oídos sordos, a tantas decisiones contrarias al sentir general.

Consumatum est. Los hermanos mayores votan este lunes una propuesta de Carrera Oficial que encierra una reforma de la Semana Santa hasta ahora conocida. Lo harán como siempre sin consultar a sus respectivos cabildos y tratando de restar importancia al sentir de la calle. Vamos hacia una Semana Santa de diseño, una Semana Santa en 3D a la que le pesan más los gigas que el corazón.  

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