Las exequias del rey Bhumibol de Tailandia, fallecido hace un año, concluyeron con una ceremonia religiosa en el Palacio Real de Bangkok que estuvo presidida por su hijo y heredero, el rey Vajiralongkorn.
Las cenizas del monarca, que fue incinerado el jueves, serán trasladadas a continuación en procesión solemne a los templos de Bowonniwt Vihara y Ratchabophit Sahit Maha Simaram, cercanos al complejo palaciego, en el centro de la ciudad.
Los huesos del difunto serán depositados en una urna dorada que permanecerá en una sala especial del Palacio Real que acoge también los restos de buena parte de los monarcas de la dinastía Chakri, a la que pertenecía el soberano fallecido.
A las honras fúnebres, que han durado cinco días y se han desarrollado de acuerdo con la tradición budista, han asistido cientos de miles de súbditos, llegados algunos desde puntos muy distantes de la capital tailandesa.
Las exequias tuvieron su punto culminante el jueves, con la presentación de condolencias a la familia real local por parte de representantes de 42 países, incluidos los de 24 monarquías.
Entre los asistentes al acto figuraron la reina Sofía de España, la reina Máxima de Holanda, la reina Silvia de Suecia y el príncipe Andrés de Inglaterra, así como miembros de varias monarquías asiáticas, como los príncipes de Japón y los reyes de Bhutan.
El rey Bhumibol murió el 13 de octubre de 2016 a los 88 años en un hospital de Bangkok donde había estado ingresado de manera casi ininterrumpida durante más de un año tras siete décadas de reinado, lo que le había convertido en el decano de los jefes de Estado del mundo.