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San Fernando

Hornos Púnicos, un ejemplo de que cada pueblo tiene lo que se merece

San Fernando ya puede ser conocida como la ciudad que construyó un campo de deportes sobre un yacimiento neolítico y cerró un museo para abrir una oficina.

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  • La rotonda de Hornos Púnicos sigue conteniendo las muestras del pasado industrial de San Fernando
  • También el ejemplo de la actitud denigrante de los gobierno locales para con la cultura

Las cientos de personas que pasan diariamente por allí posiblemente no se fijen en lo que tienen delante, porque la rutina no lo permite. Y lo que es peor, si alguien se fija en que está delante de un equipamiento cultural de primera magnitud -al menos por lo que encierra- lo vea como algo normal.    

Al fin y al cabo de qué se van a espantar los ciudadanos de San Fernando a estas alturas si sólo contando desde principios de siglo -el actual- ya han visto todo lo que se podía ver. Y por tres gobiernos diferentes. No totalmente de colores distintos porque un color se repite. Pero diferentes.    

Un gobierno andalucista decidió construir sobre uno de los yacimientos neolíticos más importantes de España, si no de Europa, un campo de deportes. De primera calidad, eso sí, pero que podía construirse en otro lugar. El yacimiento neolítico, no.    

Un Gobierno del Partido Popular apoyado por los andalucistas que se conformaba con repellar las paredes de uno de los edificios neoclásicos civiles más importantes de España en vez de acometer un proyecto de restauración que le devolviera su monumentalidad.    

Y un Gobierno del Partido Socialista, obviamente con apoyo de los Andalucistas -ahora con mayúsculas porque ya no tienen partido que los preceda- que decidió cerrar un museo para construir unas oficinas de atención al ciudadano que funcionarán de forma provisional y que además, ya existían.    

Y todo dejando a un lado el polémico despacho de la alcaldesa, Patricia Cavada, que dicho sea de paso, ya lo tenía el anterior alcalde para recibir a las personalidades. Por mucho que ahora clamen los populares intentando confundir un lujo con un traslado de un servicio que ha costado casi medio millón de euros. Calderilla.    

Otra cosa y volviendo al principio, es lo que piense cualquier persona aficionada a la historia que lea en internet que existen unos Hornos Púnicos en un lugar de San Fernando que se pueden ver desde fuera y que si quieren visitarlos en grupo, pueden llamar al Museo Histórico Municipal -que no existe- o a la Oficina Municipal de Turismo, que sí existe.    

No se sabe cuál sería el resultado pero hay dos cosas reseñables y comprobables con sólo darse una vuelta por los Hornos Púnicos, en la rotonda del mismo nombre.

Primero, que efectivamente se ve desde fuera, pero se ve muy mal. Los reflejos no dejan ver muchos detalles, que con un poco de esfuerzo se pueden adivinar. La mierda de los cristales no deja ver el resto, con lo que el esfuerzo de adivinación se complica. Pero no es imposible.    

Todavía quedan los carteles que pueden leerse en donde se explica qué hay dentro de los habitáculos. Están un poco decoloridos, pero con un pequeño esfuerzo -más pequeño que el necesario para sortear los reflejos de los cristales y la mierda exterior- se leen.  

Segundo, todo hace indicar que hay poca oferta de visitas por parte del Ayuntamiento y de hecho, esa oferta brilla por su ausencia en el listado que se ofrece en las fiestas de guardar, caso de la Semana Santa. Y todo hace indicar que hay poca demanda y que nadie -¿nadie?- llama a la Oficina de Turismo para pedir que le abran las puertas y poder ver lo que hay dentro sin reflejos de cristales ni cristales sucios.    

Lo que se adivina mirando el interior desde el exterior es que allí no ha entrado ni n alma desde hace años y eso se nota en las placas en las que en su tiempo se explicaba lo que había en el interior.    

Esas placas, sobre un soporte de algo más de un metro, están cubiertas por la arena y aquí es donde el arriba firmante, que se ha llevado muchas sorpresas en esta vida, duda si la arena que cubre totalmente la placa está ahí porque se ha ido acumulando con los años o es un remedio para proteger la placa.    

En el yacimiento del campo de hockey, por ejemplo, encapsularon las tumbas y las volvieron a cubrir con arena. Y con tierra.    

Dejando esa duda a un lado, lo que está claro es que los soportes de hierro sobre los que descansan las placas no están protegidos y dejan ver el deterioro de las cosas que no se mantienen, porque el mantenimiento del complejo es ya otro tema para tratar aparte.

Y el suelo

Sólo hay que mirar al suelo para darse cuenta que las hierbas le van comiendo el terreno al firme, que a su vez se va volviendo de ese color verdoso como de no pisarse ni para limpiarlo.    

Y ya mirando a los lados se nota que la jardinería tampoco se practica mucho en la zona, porque de la vegetación que va saliendo del suelo y verdea el paisaje se pasa a los arbustos sin cuidar, a lo que se une, para que no falte nada, la basura acumulada. Por el viento de estos días, por supuesto. O de la semana pasada, que aquí siempre hay viento.      

Como el pueblo de Dios es inmenso, también es posible que algún lector se pregunte qué tiene esa rotonda -porque es una rotonda- que la hace tan especial. Y se lo pregunte además viendo que mierda acumulada hay en todas las rotondas de la ciudad, obviamente, por culpa del viento, por lo que algo especial tiene que tener que no sea la mierda. (Llamese basura, si alguien se siente molesto con palabra tan escatológica como certera).   

Y ahí va la respuesta. La rotonda de Hornos Púnicos es uno de los proyectos más interesantes de este siglo en San Fernando, aunque como otros proyectos interesantes que ha habido o que colean sólo sirvió para sacar rédito político en su momento. En ese espacio, estructurado de foma modular que le permite crecer hacia la otra mitad de la rotonda si llegara el caso, se encuentra el resultado de los trabajos arqueológicos que comenzaron en 1987.    

En esos trabajos se dejaron la piel distintos equipos  de investigadores, restauradores y gente de muchos oficios hasta conseguir una muestra modélica de una faceta infravalorada en la arqueología: la de las producciones industriales que no son tan vistosas al no contener elementos de arte pero imprescindible para conocer el pasado.    

Lo que hay detrás de esos cristales sucios y con transparencias es donde se producía el arte, porque forman parte de un centro de producción fabril que arranca del siglo IV ante de Cristo en el caso de los hornos hallados en Torrealta y del siglo VI antes de Cristo en el caso de los hallados en Camposoto.    

En estos contenedores se construían las ánforas en las que se exportaban las famosas producciones gaditanas de salazones y pescado. Y ya ven; aquello está para que a alguien se le caiga la cara de vergüenza.

Sin terminar, faltaría más

En el espacio cultural de los Hornos Púnicos se encuentran los hornos encontrados en Torrealta, en Camposoto y en la propia rotonda. Los restos de los hornos púnicos de Torrealta fueron encontrados en 1987 por el Grupo Municipal de Arqueología de San Fernando, siendo excavados entre diciembre de dicho año y enero de 1988 por técnicos de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en colaboración con el Ayuntamiento.    

Desde el año 1988 hasta la definitiva puesta en valor del yacimiento se pudieron documentar y excavar gran número de estructuras y objetos relacionados con la actividad del Alfar Púnico de Torrealta, como escombreras y una nueva pareja de hornos.    

Durante 2001 y 2003 se efectuaron nuevos trabajos de control arqueológico e investigación con motivo de las obras del proyecto de adecuación de la rotonda para la protección y exhibición de los hornos cerámicos.    

Este control arqueológico supuso el descubrimiento de tres nuevos hornos y tres escombreras, además de numerosos restos cerámicos.    

En lo que se refiere al yacimiento alfarero de Camposoto ya fue objeto de estudio en los años 1930 y 1931y a comienzos de 1988, con motivo de la preparación del terreno del Sector III de Camposoto, fueron localizados en superficie por los técnicos y colaboradores del Museo Histórico Municipal de San Fernando restos materiales y estructuras que se identificaron como pertenecientes a hornos de producción cerámica prerromanos, lo que dio pie a la realización de una intervención arqueológica en la zona.    

De los cuatro hornos hallados, dos están en el espacio cultural de la rotonda de Hornos Púnicos y otros dos en el Museo Histórico Municipal.

Los hornos fenicios y púnicos que se exhiben en el interior del complejo constituyen un conjunto excepcional en Occidente -Occidente con mayúsculas, que es lo mismo que decir en toda Europa- tanto por su elevado número como por conservación.    

Y lo que se ve ahora, con lágrimas en los ojos en pocos casos y con indiferencia en la mayoría, es el fruto de trabajo denodado de personas con nombres y apellidos. Angel Muñoz Vicente, Antonio Sáez Espligares, Antonio M. Sáez Romero, Ana I. Montero Fernández y Alejandro Freire Gutiérrez se encargaron del apartado arqueológico y musealización.    

Los trabajos de restauración también tienen nombre. Fueron ejecutados por Margarita Ristori Romero, Manuel Jaén Candón y Juan Montero Bustos y las réplicas arqueológicas las realizó Pedro Jiménez Marín. El proyecto y dirección de obras fue de Francisco Rodríguez Ramírez.

Lástima que como otros tantos grandes proyectos, no llegó a terminarse y eso explica el poco atractivo que ofrece a los visitantes. Además de otro horno que aún no se ha excavado y que se encuentra bajo la estructura de hormigón que se encuentra junto a los módulos, se pretendía e incluso se pretende que allí vayan los que estaban en el desaparecido Museo Histórico Municipal de San Fernando, ya que no están previsto instalarlo en el castillo San Romualdo, futuro museo.    

La otra parte del proyecto que ha quedado pendiente es la que pretendía servir de reclamo y de descanso a los visitantes que se esperaban. Lo previsto era construir una parte didáctica en una zona delimitada para ello, tiendas y un centro o punto, porque no cabe tanto, de interpretación.    

¿Que ocurrió? Ya se ha dicho que abrió al público el 22 de mayo de 2003, tres días antes de las elecciones y en aquellos comicios los andalucistas tuvieron uno de sus ciclos bajos, ganando las elecciones pero gobernando con mayoría minoritaria. Y se acabó la discrecionalidad.

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