¿Te hizo ilusión haber sido elegida por el Ateneo de Sanlúcar para que fueras nuestra Pregonera de la Feria de la Manzanilla 2018?
Mi primera impresión fue decir que no, porque sé lo que esto supone de responsabilidad. Tengo mucho trabajo y eso me hizo dudar. Pero tuve un arranque de valor y acepté. Por mi Sanlúcar todo. Aún recuerdo el pregón de Carlos Herrera y disfruto con su recuerdo. Fue un gran acontecimiento en la ciudad, sugerente y muy bonito. Estoy emocionada con vuestra petición. Es un gran honor para mí. Será un momento ideal para hablar de mi familia, de mi padre, de mi infancia. Ya lo estoy escribiendo, porque a mí no me gusta hacer las cosas corriendo.
¿Pensaste alguna vez en dedicarte a este trabajo o fue el azar de la vida el que te llevó a él?
Yo desde siempre supe que tenía que trabajar para ayudar a mi casa. Mi padre trabajaba en el campo y mi madre cuidaba personas mayores. Yo estaba en el colegio de la Caridad y vino un señor, Chema, que necesitaba gente para la radio y que nos daría un sueldo de 25.000 pesetas. Esa oferta me motivó bastante y di un paso adelante. Sólo tenía 14 años. Así que fue una manera casual de descubrir mi vocación.
¿Qué es lo que más te gusta de este proyecto de vida profesional?
Entablar contacto con gente nueva, importante, diferente y sobre todo ver la realidad auténtica de la vida. En esos años, tuve la oportunidad de conocer al gran artista que es Rafael y pensé que ya me podía morir a gusto.
¿Cómo fueron las primeras sensaciones ante las cámaras?
Tenía 14 años. Todo lo hacía como un juego. Estuve en los programas de “Sevillanas por Sevillanas” “Discoteca Boga” y un largo etc..
¿Podrías compartir alguna anécdota interesante?
Hay muchas, pero la que más recuerdo fue cuando me quedé en blanco realizando un programa. También el trasiego al que nos veíamos sometidos, cuando trabajamos en el Hotel Doñana y sólo teníamos dos micrófonos para todo. Así que alargábamos los aplausos para solucionar el problema técnico.
-En tu profesión, ¿Qué te falta por cumplir?
Me falta de todo. Quiero aprender mucho. Todavía echo de menos los reportajes en la calle como en el programa “75 minutos”
¿Qué es lo más bonito que te aporta tu trabajo?
Principalmente conocer historias maravillosas y a grandes artistas consagrados.
¿Te rindes fácilmente cuando aparecen los problemas?
No. Me parezco a mi madre. Soy “Martillo Pilón”. Perdí a mi padre. Me emociono. Tengo que ser feliz y estar agradecida con la vida. Ese es mi lema. Hay que seguir adelante. En los momentos duros, mi familia me respondió con creces. No me importa equivocarme. Soy humana.
Un libro.
Me gusta mucho leer, poesía, narrativa. Mis autores preferidos son M. Benedetti, Carmen Martín Gaite, Isabel Allende, Máxim Huerta etc..
¿Cómo vives la feria?
Siempre que puedo venir, lo hago emocionada, y me lo paso estupendamente. Es un encuentro muy gratificante al volver a estar con la gente que quiero, con la gente, que he compartido bastantes vivencias. Revivo mi infancia y adolescencia. Me encanta nuestra feria.
Estés donde estés, ¿llevas a Sanlúcar y su gente en el corazón?
Aunque tuve que vivir unos años en Barcelona, mis recuerdos de Sanlúcar eran constantes. Mi deseo era volver cuanto antes. Todavía aparecen en mi memoria, las imágenes de nuestros viajes en coche, un 127 para más detalles. Pienso que hemos salido de Sanlúcar pero nunca Sanlúcar ha salido de nosotros.
Tu ternura y tus ganas de vivir son tus señas de identidad ¿Qué les dirías a la gente para animarlas aque nos visiten en este gran acontecimiento?
Que vengan. Que visiten el pueblo, que coman, que se emborrachen, que sean testigos de nuestra luz, de nuestros sentimientos, de nuestro patrimonio. Que somos una tierra que ha hecho historia. De aquí se salió para dar la vuelta al mundo. Ese es un hecho que nos hace grandes.