Málaga rindió un año más tributo a la autonomía andaluza en el de febrero, junto al monumento a Blas Infante. Fue en esta ocasión Charo Camacho, catedrática de historia del Arte, la responsable de las reflexiones en torno a Andalucía, pero antes, fue el alcalde Francisco de la Torre el encargado de poner en valor el autogobierno regional.
De la Torre recordó que “nos reunimos aquí el 28 de febrero para recordar el inicio de la autonomía andaluza y para recordar a Blas Infante, que con todo el sentido del mundo se le denominó Padre la al Paria andaluza, impulsó las reflexiones sobre la autonomía andaluza y que perdió la vida, como saben ustedes, asesinado el 11 de agosto de 1936 en una demostración de falta de respeto, falta de libertad y democracia; callar con las balas la libertad de expresión y callar con las balas las aspiraciones de Andalucía, así fue, por tanto es de justicia estos homenajes a él y al sentido que tiene la Autonomía andaluza”.
El alcalde recordó el sentido que en su opinión hay que dar a la celebración del 28F: “Una celebración que es una reafirmación de nuestra aspiración legítima, juntos, de resolver los problema de Andalucía, y no avanzar toda Andalucía para tener los más altos niveles en cuanto indicadores de desarrollo, económico, social, moral, de infraestructuras, de calidad de vida, de justicia social, de cohesión social, en definitiva, una comunidad que sea ejemplar, en España, en Europa y en el Mundo”.
D la Torre calificó a Andalucía como “una comunidad cargada de historia que a lo largo de miles de años ha demostrado su capacidad con muchos problemas internos, de justicia social, evidentemente, pero que en el siglo XXI tiene que ser capaz de dar respuesta a esos problemas y avanzar de una manera muy clara, poniendo el acento en el capital humano de Andalucía, en los ocho millones cuatrocientos mil andaluces cuyos problemas tenemos que tener muy presentes y que tenemos que conseguir que no haya abandono escolar, que haya una formación adecuada desde el punto de vista profesional, que nuestras universidades sean las mejores de España y de Europa y que se conviertan también en motor de desarrollo”.
Para ello enfatizó que “no se puede pensar tanto en lo qué pueden hacer otros, lo qué pueden hacer el Gobierno andaluz actual, como antes se pensaba en el anterior, sino en qué podemos hacer desde los gobiernos locales y lo gobiernos provinciales, qué puede hacer el Gobierno central, en relación a que haya un equilibrio, una solidaridad interna en las comunidades autónomas españolas, qué puede hacer la Unión Europea para fomentar el desarrollo de las zonas aún deprimidas en su territorio, que aun no hayan llegado al nivel promedio de Europa, sino qué podemos hacer cada uno de nosotros por Andalucía en nuestro plano de formación, de trabajo, de preparación, de estímulo a los demás, de honestidad, de claridad de ideas para transmitir lo que yo creo que es lógico y elemental; avancemos todos juntos, queridos amigos, para que nadie se quede atrás, pero todos juntos esforzándonos en hacer las cosas lo mejor posible”.
Finalmente animó a vivir este día “de una manera intensa”, no sólo como un día festivo más, como una celebración de recuerdo histórico “a la demostración de voluntad popular que supuso el 28 de febrero de 1980, y el recuerdo a Blas Infante”, sino que también “hagamos una demostración clara de nuestro compromiso por nuestra tierra, no solo en las palabras, sino en los actos, la conducta, la continuidad en una acción que debe ser conseguir que esta tierra maravillosa, con una potencialidad magnifica desde el punto de vista del clima, de cultura, turismo, de atracción de talento, sea una comunidad ejempla, la primera de España, la primera de Europa y la primera del Mundo”.