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Arcos

‘Quince historias de amor que no llegan a ninguna parte’

Juan Sebastián Coloma presenta este viernes en el Círculo de la Unión de Arcos su nuevo libro

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  • Juan Sebastian Coloma presenta en Arcos su nuevo libro. -

Pedro Sevilla
Arcos

Este viernes, a partir de las ocho y media de la tarde, vamos a hablar de amor en El Casino. Juan Sebastián Coloma Palacios, escritor aragonés que ejerció en los años noventa su cargo de Juez en los Juzgados de Arcos, regresa a nuestra ciudad en su faceta de novelista y nos propone un recorrido por sus “Quince historias de amor que no llegan a ninguna parte”. Hemos hablado con él sobre amores arraigados, amores vacíos, amores para siempre y amores de una noche, amores que son egoísmo puro, amor carnal, amor romántico, amor cortés. Amor, amor. Eso que nos quita el sueño desde que nacemos y que nos acompaña, seguro, más allá de la muerte.  

Presenta usted hoy en Arcos, en el Casino, quince historias de amor que no llegan a ninguna parte. Así se titula este libro que ve la luz en la editorial “En Huída”. Escribe usted de amor, pero esos relatos evidencian mucha soledad. Mucha gente que se echa en brazos del amor para huir de la soledad pero que acaba cayendo de nuevo en la soledad. ¿Es cierto?
–Es cierto que los relatos que componen el libro versan sobre amores truncados, o sobre amores “raros”. Y es verdad que la mayor parte de los cuentos tienen un componente importante de soledad. Verdaderamente en muchas ocasiones el amor es, como dices, una huida de esa soledad, pero también una manifestación de un modo de amor que es más un “antiamor” que es el amor a uno mismo, y no a otra persona. Pienso que ese amor a uno mismo, esa forma fundamental de egoísmo, de egocentrismo que se trasmite a las relaciones amorosas, es una seña de las que definen nuestro tiempo.

Eso de “hasta que la muerte nos separe”, sea por lo civil o por lo religioso, no parece tener cabida en sus relatos. ¿Cree usted en el amor para toda la vida y más allá?
–Los relatos de este libro tratan sobre amores fallidos, imposibles, absurdos o torpes. Pero ello no implica, afortunadamente, que no existan las historias de amor para siempre. Yo pienso, parafraseando a mi paisano Enrique Bumbury, que para siempre es mucho tiempo. De modo que en lo que sí que creo firmemente es en el ideal del “para siempre”, en la intencionalidad del amor eterno, si bien algunas veces, la eternidad son sólo unos años, unos meses e incluso unas pocas horas.


Parece que estamos entrevistando a un cardiológico, pero no. Juan Sebastián Coloma es escritor. Y Magistrado. Pero sigamos con las cosas del  corazón. ¿Por qué cree usted, y la pregunta tiene interés, nos parece, tras la lectura de su libro, que la mayoría de los amoríos acaban en desastre, o  en ruptura, o en hastío, o en soledad?
–La idea del amor romántico, que es la que impera en nuestra sociedad, data de la Edad Media en contraposición al amor carnal o a la lujuria. Y ha llegado hasta nosotros como el ideal del amor. Y en esa idea, que tenemos inculcada desde niños, creo que está una de las claves de los fracasos en el amor, en que se nos enseña que el estar enamorado debe ser un acto sublime, necesario, casi obligatorio. Si a una cierta edad no te has enamorado o más bien, si no tienes pareja, se te considera extraño, de modo que en ocasiones nos precipitamos al amor con prisas, a tontas y a locas, sin reconocer la realidad nuestra humanidad ni discernir qué es lo que realmente sentimos, queriendo hallar lo sublime a la vuelta de la esquina y ser sublimes cada minuto, y eso a veces pasa, pero a mayor parte de las veces no. Y, entiéndase, yo no digo que no haya que intentarlo, pero, y ese es el segundo problema clave del fracaso, hay que hacerlo asumiendo que no todos los amores son el amor de tu vida ni el que durará siempre. Por eso, por el ansia de amar y por la falta de resistencia a la frustración y de reconocimiento del fracaso, del error y la vuelta atrás incluso como posibilidad, creo que existe tanto amor fallido.

Hace muchos años vimos una película titulada “El amante del amor”, que  nos ha recordado estos relatos. ¿Existe, o puede existir, una “profesión” de amante? No nos referimos al clásico ligón de aldea o al Tenorio de whisquería, sino a la persona, hombre o mujer, que busca en el amor la eternidad, aunque sea efímera.
–Si, es una excelente comedia dramática de Francois Truffaut, que cuenta la historia de una suerte de enamorado de la sensación de estar enamorado, que necesita imperiosamente  en contacto con las mujeres, enamorarse y ser correspondido. No me cabe duda de que existen muchas personas así, muchas más que las que lo reconocen pues todos tenemos un poco de ese "faldero" dentro, que necesitan sentirse admirados, que caen en una especie de adicción al enamoramiento, a la seducción y al preámbulo más que a la consumación, a quienes es más el camino que el destino lo que les impulsa, y que por tanto, están abocados al fracaso en la relación convencional, y a la incomprensión de los demás, y si no se dan cuenta de sus porqués a la frustración y al hartazgo consigo mismos. No obstante, existen algunos elegidos que logran vivir para el amor y que tienen la serenidad y el valor de hacerlo. Yo desde luego, a mi edad, no los envidio.

¿El amor es entregar o recoger? ¿Una mano abierta o una garra que aprieta?
–En el amor se entrega y se recoge. Pero el verdadero amante, recoge más de lo que entrega, aunque el amado piense que sólo recibe, pues quien de verdad ama, encuentra tanto placer en el amar, que la entrega de lo que sea es misera calderilla. Aunque esto nunca hay que decirlo en público porque si cunde el rumor de que lo piensas, ya no te comes un rosco en tu vida.

Hemos dicho que Juan Sebastián Coloma es Magistrado. Fue Juez de Instrucción en Arcos en los años noventa y a más de un Abogado de la vieja guardia se le cayeron los palos del sombrajo cuando lo vieron aparecer por la Sala de Audiencias cargado de anillos, zarcillos y botines puntiagudos. ¿Ha tenido que enseñar alguna vez su carnet profesional para demostrar su cargo? Lo decimos porque en aquella fecha todo lo que no fuese un Juez trajeado a todas horas, con su chaqueta y su corbata, era un contradios…
–Bueno, muchas menos veces de las que se cuenta por ahí. En eso hay una serie de leyendas de cosas que yo he hecho que son del todo falsas y que no voy a relatar porque ya no creo que nadie las recuerde. Sí es verdad que era una época distinta y que yo llamaba más la atención por mi estética y mi forma de actuar. O quizás la época no es tan distinta y soy yo el que ha cambiado y ya no llama la atención, de hecho a veces pienso que ni me ven.

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