Un grupo de cofrades ha agasajado este jueves a sanitarios con torrijas, populares dulces de Semana Santa, como muestra de apoyo y solidaridad a unos profesionales que luchan en esta dura pandemia del coronavirus.
Tenían que haber portado a hombros el trono de Nuestra Señora de la Soledad, de la Congregación de Mena, en Málaga, como cada Jueves Santo, pero el confinamiento del estado de alarma ha impedido salir su procesión como tantas otras y han querido obsequiar a sanitarios con lo mismo que reciben ellos de un médico cada año en este día.
Rebanadas de pan empapadas en leche o vino y rebozadas con huevo, fritas y endulzadas -las conocidas torrijas- han alegrado la mañana al personal del Hospital Regional Universitario, el principal centro sanitario de la provincia malagueña, la que más casos de COVID-19 registra en Andalucía.
Las han llevado a urgencias tres cofrades de Mena -la cofradía donde participan legionarios portando al Cristo de la Buena Muerte a hombros en una clásica estampa-, son los de "la galera", como autodenominan al grupo de 38 personas que arriman el hombro bajo la mesa del trono de la virgen y a los que no se les ve desde fuera.
Según ha explicado el responsable de ellos, Antonio Román, el origen de la iniciativa está en el gesto de Miguel, un médico que formaba parte de estos portadores y que, aunque tuvo que dejar de hacerlo por cuestiones de salud, les lleva cada Jueves Santo torrijas cuando están en el trono.
En este ocasión no iban a poder recibir estos dulces -ya encargados, una mitad de miel y la otra de azúcar- por culpa del coronavirus y han querido devolver ese gesto, a su vez, a los sanitarios: les han llevado al hospital 60 torrijas y una treintena de berlinas que les han regalado en la pastelería.
Por seguridad, un médico y una profesional sanitaria han salido a la puerta de urgencias a recoger los dulces y -sorprendidos al variar el menú habitual de los agasajos, normalmente bocadillos- en una breve conversación han agradecido el detalle, que les ha gustado mucho, y han conocido la pequeña historia del compañero facultativo.
Los cofrades volverán más tarde a llevarles pizzas y refrescos y harán lo mismo con los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía, que acompañan cada año a la Cofradía de Mena.
Al final Miguel pagará como cada año las torrijas para degustar, que en este caso han cambiado de bocas; no son de cofrades, sí de una legión de profesionales que llevan su procesión como pueden.