En el incidente, que se registró en la playa del Acantilado de Los Gigantes, un enclave turístico del municipio de Santiago del Teide, no se produjeron más víctimas, aunque los primeros testimonios apuntaban a que había más afectados por la caída de rocas.
Ello motivó que se retirasen los equipos de búsqueda de la Guardia Civil y parte de los grupos de emergencia y rescate que trabajaban en el lugar, que habían procedido a remover de nuevo los escombros ya excavados para tener certeza de que no había más víctimas.
Las mujeres fallecidas son M.A.O., de 57 años y nacionalidad británica, y M.V.A.R., de 34 años y vecina de Arona, al sur de Tenerife.
Los equipos de emergencia se activaron después de que hacia las 15.07 horas se recibieran numerosas llamadas en la Sala del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad 112 en las que se alertaba del desprendimiento de piedras de grandes dimensiones sobre la playa situada en el acantilado de Los Gigantes.
El tamaño de las piedras dificultó las labores de rescate, pues los escombros alcanzaron en algunos tramos los 5 metros de altitud, y ocuparon una superficie de entre 75 y 100 metros cuadrados.
En la playa trabaja el socorrista Antonio Plasencia, quien dijo a Efe que había advertido previamente a los bañistas de que se trataba de una zona peligrosa, acotada por la Policía Local tras un hecho similar ocurrido el 7 de octubre.
Ese día se produjo un desprendimiento similar que no causó víctimas y la Policía Local instaló balizas en esa parte de la playa, que va a ser cerrada al baño tras el suceso acaecido ayer.
Plasencia comentó que ayer había bastante gente en la playa pero no pudieron reaccionar ante el desprendimiento de dos grandes piedras y mucha arena, material que forma parte del acantilado de Los Gigantes.
Una parte del acantilado está cubierta de cemento y otra tiene piedras, que es la zona que hoy se ha desprendido.
El alcalde de Santiago del Teide, Juan Damián Gorrín, dijo a Efe que hay un proyecto de la Dirección General de Costas para arreglar esta zona de la playa e insistió en que una parte de la playa tenía balizas y advertía del peligro de desprendimiento a los bañistas.
Sin embargo, el dueño de un restaurante anexo criticó al Ayuntamiento al considerar que tiene “parte de culpa” por no evitar que la gente se ponga al lado de esta zona peligrosa.