El tiempo en: Campo de Gibraltar
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Sevilla

La UPO, primera en testar la docencia en la era Covid

La Universidad Pablo de Olavide reabre este lunes las aulas después del cierre obligatorio que sobrevino en marzo

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
  • Una de las aulas con las cámaras para garantizar la semipresencialidad. -

En el campus de la Pablo de Olavide (UPO), rodeado de árboles y parcelas agrícolas, desde marzo que se cerraron las aulas por el estado de alarma, se escuchan los pájaros más que nunca. El silencio tiene, sin embargo, las horas contadas. Las aulas ya están listas para empezar hoy un curso en el que, como ya aprobó el Consejo de Gobierno antes de las vacaciones, la enseñanza será “multimodal”. Esto se traduce en que cada una de las siete facultades que hay en el campus habrá podido diseñar una formación presencial, telemática, semipresencial o asincrónica (actividades no presenciales que el alumno puede realizar en cualquier momento).

La vicerrectora de Estudiantes, Mercedes de la Torre, enseña a Viva Sevilla, horas antes de reabrir las aulas, el resultado de meses de trabajo para que los 10.000 estudiantes matriculados reciban su docencia. Porque ésa es la clave: “Esto no se va a convertir en la UOC o la UNED. Esta situación es circunstancial. Los alumnos van a recibir sus clases en su horario”, explica.

Hay facultades que este lunes sí podrán empezar a recibir a alumnos, caso de Experimentales y Ciencias del Deporte. La UPO se ha dado un plazo de tres semanas para testar -será la primera de las universidades públicas sevillanas en hacerlo- cómo funciona la organización. “La presencialidad va a venir marcada por los espacios y el número de alumnos. Debe imperar la prudencia”, apostilla.

Las 121 aulas de la Olavide son espaciosas. Pero las medidas de seguridad mandan, por lo que donde, en “condiciones normales”, cabían 85 alumnos, ahora entran 23. En esas aulas y tras una inversión de 150.000 euros, hay instaladas cámaras con las que se garantiza que los alumnos reciben la misma formación aunque sea en espacios diferentes (unos en clase y otros en casa o en espacios habilitados en la UPO para que puedan seguir telemática la clase).

Las clases no se van a grabar, aclara De la Torre. Gel hidroalcohólico a la entrada y separación de un metro y medio. No se tomará la temperatura y habrá listas de rotación para evitar “aglomeraciones”. Aunque la asistencia a clase en la Universidad no es obligatoria, sí que se va a pasar lista cada día y se va a apuntar el número del asiento en el que esté ubicado cada alumno para hacer un “registro de rastreo”. Las ventanas y las puertas permanecerán abiertas durante la clase.

Para aquellas que se vayan a dar en modo semipresencial, la Olavide ha habilitado espacios para los alumnos que tengan que recibirlas online pero prefieran hacerlo en el campus antes que en sus casas. Se ha reforzado la limpieza con 200 horas más, lo que se traduce en un refuerzo de 30 personas. La obsesión ha sido la “seguridad”.

Desde marzo, en la UPO sólo se escuchaba a los pájaros. Desde hoy, los trinos se mezclarán con el trasiego lento y paulatino de alumnos, docente y personal de servicio. Hasta que el virus quiera y deje. 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN