En Chipiona, donde regentó un sanatorio a medidados de los años cuarenta, se le conocía como el doctor Luis Gurruchaga, aunque su verdadero nombre era Frits Knipa y había sido agente de la Gestapo. El escritor y periodista Wayne Jamison, tras tres años de investigación, cuenta ahora toda su vida en Doctor Pirata, un médico nazi en la España de Franco, una “novela sin ficción” o de “periodismo narrativo”, como él la llama, que sale a la venta el próximo 7 de octubre.
“Doctor Pirata” fue el apelativo bajo el que terminaron por identificarle poco después las autoridades españolas por su papel como contrabandista, aunque ésa fue una de entre las muchas actividades, personalidades y entidades ejercidas a lo largo de su vida por Frederik Wilhelm Heintich Knipa- su nombre real-; entre ellas, espía, traidor, héroe, ladrón, vividor, embaucador y médico, profesión que ejerció de manera preferente en nuestro país durante varias décadas pese a carecer de título y estudios.
“Es un personaje de lo más curioso, muy complejo, controvertido -explica Jamison a este periódico-. Un hombre que llegó a Chipiona en el verano del 45 como médico del sanatorio marítimo de Santa Clara. Decía ser médico de origen vasco, para lo que adoptó la identidad de Luis Gurruchaga. Pero ni era médico, ni era vasco, ni se llamaba así, y escondía un pasado oculto. Decía que había sido médico de las SS en campos de concentración alemanes, lo que tampoco era cierto del todo, pero sí es verdad que tuvo un pasado nazi, que colaboró con el régimen como agente de la Gestapo”.
Wayne Jamison ya aludió al personaje en su anterior obra, Esvásticas en el Sur, y ahora le dedica esta obra en la que ha trabajado durante tres años hasta conseguir reunir las pistas suficientes para dar respuesta a tantas dudas sobre una vida en permanente huida y que remite asimismo a la propia dualidad del ser humano, en este caso la de un superviviente que incluso llegó a fingir su muerte en varias ocasiones.
“Lo que más me atrajo es que representa la dualidad del ser humano, pero llevada a su máximo extremo. Fue capaz de hacer el bien y el mal, y no de cualquier forma. Hizo cosas terroríficas, estuvo implicado en asesinatos, y como agente de la Gestapo os podéis imaginar, pero también hizo cosas buenas, como en agosto del 47, cuando la explosión del polvorín de Cádiz se fue con su coche a ayudar a los heridos varios días. También fue capaz de ayudar a un judío en Holanda que estaba en un campo de concentración, al que salvó la vida. Sufrió por amor, fue capaz de amar, fue capaz de odiar. Fue un hombre con mil caras, con muchísimas aristas y con una vida de película”, admite Jamison, quien no oculta su “fascinación” por un personaje que le ha llegado a “obsesionar” durante los tres años de investigación y elaboración de Doctor Pirata.
“El personaje me atrajo desde que lo descubrí mientras elaboraba Esvásticas en el sur. Ya entonces tuve claro que mi próximo objetivo iba a ser conocer la vida de Doctor Pirata”. Sin embargo, no existía bibliografía sobre él. “ha sido una investigación desde cero. No había nada sobre él, a excepción de una breve referencia en un libro de Carlos Collado y a un artículo periodístico sobre él que estaba construido sobre lo que el propio imaginario colectivo de Chipiona recordaba en base a lo que él mismo quiso transmitir sobre su pasado, pero que no era así. En esa historia había ya muchas piezas que no encajaban, y muchas preguntas por hacer: ¿quién era este hombre? ¿cómo llega aquí? ¿qué hizo aquí, en Madrid, en Barcelona, en San Sebastián? Y para qué llega a España y qué hizo después. Es un relato de novela e incluso su final, que creo que va a sorprender”, avanza Jamison.
En realidad, cuando afronta la búsqueda a dichas respuestas, su idea inicial era escribir una novela. “Esperaba encontrar respuestas a cuestiones, pero sin trazar su trayectoria vital. Sin embargo, a medida que consigo documentación y logro testimonios directos sobre su pasado, me parece que su vida es tan extraordinaria que no merecía catalogarlo de novela, sino que debía limitarme a contar la verdad; con estilo novelado, pero todo es real o intenta aproximarse a la realidad, porque lo potente es la historia en sí”.
Knipa nació en 1919, lo que reducía aún más las posibilidades de conseguir testimonios de personas que pudieron tratarle personalmente, aunque los viajes de Jamison a Holanda, Madrid, Tánger... terminaron por dar sus frutos, hasta lograr testimonios de familiares directos. “Tengo identificados a dos hijos, una sobrina, una familia sueca a la que conoció en Tánger y a la que le robó su bebé -se lo trajo a Chipiona para curarlo y no se supo más de él-. También gente que lo conoció en Chipiona, más cartas y documentos de servicios de inteligencia internacionales, porque le siguieron los pasos la propia CIA y el Mossad. Su vida, de hecho, es un relato de huidas hasta que finalmente acabó huyendo de sí mismo”.
“Fue un superviviente, un pícaro, un vividor, un delincuente, y fue capaz de reinventarse las veces que lo necesitó, en función de lo que más le convenía. Su vida fue como capas de cebollas, él fue construyendo e interpretando personajes, y construyendo vidas, e incluso fingió su muerte, al menos en dos ocasiones”, expone el autor de Doctor Pirata, un libro que ofrece muchas respuestas, pero que también arroja nuevas preguntas en torno a la vida y favores del protagonista durante su vida en nuestro país.
“Hola, soy el hijo de Frits”
Cuando ya tenía terminada la primera versión del libro, Jamison recibió una misteriosa llamada de un hombre que le habló en inglés e interesado en conocer detalles de su investigación sobre Frits Knipa. La sorpresa fue aún mayor cuando le dijo de quién se trataba: “Soy el hijo de Frits Knipa”. Poco después, Frederik Van Goor -su nombre real- viajó desde Estados Unidos a Jerez para conocer en persona al autor de la obra, compartir más detalles sobre Knipa y descubrir otros familiares directos a los que desconocía.