Científicos de las universidades de Jaén y Granada han hallado restos del tratamiento ginecológico más antiguo del que se tiene constancia, que fue realizado a una mujer que vivió en el Antiguo Egipto hace 4.000 años.
El hallazgo se enmarca en el proyecto Qubbet El-Hawa, que dirige la Universidad de Jaén en Asuán (Egipto) y en el que participan científicos de la Universidad de Granada.
Durante la campaña de excavaciones del año 2017 en Qubbet el Hawa, en la frontera Sur del Egipto faraónico, los investigadores andaluces encontraron en la tumba QH34 un pozo vertical excavado en la roca que terminaba en una cámara funeraria con 10 enterramientos intactos, según ha informado la Universidad de Granada.
Al menos en este yacimiento del Alto Egipto, las técnicas de momificación no resultaron muy eficaces en esa época.
Aunque los personajes enterrados allí pertenecieron en general a las clases más altas de la sociedad y recibirían cuidados especiales, las momias son en realidad esqueletos muy bien conservados envueltos en gruesas capas de vendas de lino, que a veces conservan restos de tejidos blandos desecados, explican los investigadores.
Según el antropólogo forense Miguel Botella, catedrático emérito de la Universidad de Granada que ha realizado los análisis, las momias tenían ajuares (especialmente collares de diferentes tipos), estaban recubiertas o no de máscaras faciales de cartonaje y se guardaron dentro de dos sarcófagos rectangulares superpuestos, por lo general muy alterados por la acción de las termitas y con inscripciones jeroglíficas.
Una de ellas, que fue excavada por el equipo de antropólogos de la expedición, fue tal vez la última momia enterrada en esa cámara.
Perteneció a una mujer de clase social elevada, cuyo nombre, Sattjeni, se ha conservado en los restos del ataúd exterior.
Ese nombre debió ser frecuente entre la clase alta de la región, detallan los investigadores.
Entre las piernas originalmente vendadas de Sattjeni A (en la parte baja de la pelvis, bajo los vendajes), los investigadores hallaron un cuenco cerámico con huellas de uso, en cuyo interior había restos orgánicos quemados.
El análisis de los restos óseos confirmó que la mujer había sobrevivido a una grave fractura en la pelvis, quizá producida por una caída, que le tuvo que producir graves dolores.
Es muy probable que, para aliviar estos dolores, la mujer fuese tratada con fumigaciones, tal y como los papiros médicos contemporáneos describen para solucionar problemas ginecológicos.
Lo más interesante, indica Alejandro Jiménez, doctor en Egiptología de la Universidad de Jaén y director del proyecto, no es sólo la documentación de un tratamiento ginecológico paliativo, "algo que de por sí es único en la arqueología egipcia", sino que este tipo de tratamientos con fumigaciones se describieron en papiros médicos contemporáneos y, hasta ahora, no había pruebas de que se llevaran a cabo.
Este proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Investigación, por las Fundaciones Gaselec y Palarq, el Grupo Calderón y la Asociación Española de Egiptología.