Cuando no se aplican las leyes de la lógica, los resultados siempre son inesperados. Hubo un día que no apliqué ninguna de esas leyes. Sin contar con nadie, encontré un campeonato de Karting donde no se exigía una determinada estatura para que, así, mi hijo pudiera competir con los karts de los mayores. Estaba en el quinto pino y sólo requerían una edad mínima en la que, por supuesto, mentí. Cuando llegamos allí, se trataba de un circuito bacheado y con arena. El trazado estaba delimitado por viejos neumáticos sin atar, había un único vigilante en la pista y los karts no tenían cinturón de seguridad. Os prometo que miré a mi hijo para decirle que no, pero sus ojos estaban llenos de ilusión.
— Mario...
— Dime papi
— Esto... No adelantes por fuera en esa curva rápida. Está muy sucia.
— Vale, tío.
Conozco ese "vale, tío" de mi hijo. Significa exactamente: "habla chucho que no te escucho". También sabía que no se iba a conformar con el segundo puesto y, cuando llegó aquella curva, se tiró por fuera. Su coche enseguida patinó, perdió todo el control y se precipitó contra la pila de ruedas. Se levantó tal polvareda que no conseguía ver si Mario había salido despedido del kart. Mi universo se resquebrajaba y yo era el culpable. Ese fue el día que dejó de llamarme "papi".
Un universo que no va a resquebrajarse es "El universo", el sorprendente primer single del novedoso proyecto musical y literario de "Nito Serrano y Lapurasangre". Un trabajo que se llamará "Salvaje" y que constará de nueve enraizadas canciones y un libro que, a veces con forma de cuaderno de bitácora, estará lleno de aforismos y poesía. El primer álbum en solitario de un experimentado y brillante compositor y cantante que nos tiene acostumbrados, como líder del grupo de rock alternativo "Nonno", a unas composiciones con un nivel altísimo en letra y música. Nito Serrano necesitaba mostrar su lado más espiritual y, con ese propósito, ha elegido ahora el folk fronterizo americano como vehículo. Un estilo que va como anillo al dedo para su atractiva e incisiva voz que, si bien no es tan duro como lo que solía interpretar, sin duda, como dice el nombre de su disco-libro, es más "salvaje".
"El universo" es un canto a la libertad, a la aventura de vivir, a percibirse completo por el simple hecho de disfrutar el camino y sentir el presente. Una canción que, tras escucharla, milagrosamente nos llena de esperanza y de ganas de continuar y que, por todos estos motivos, es el perfecto adelanto para un álbum cargado de historias de lucha, de pasión y de reivindicación.
"Salvaje", además de ser un trabajo que, tanto en lo musical como en lo literario, se incrusta en el alma, es un compendio cultural que recorre todo ese folklore fronterizo de América. Así, si "El universo" corresponde a la zona sur de los Estados Unidos, no faltarán otras canciones que hundan sus profundas raíces en las diferentes regiones de México y otros países que, gracias a nuestra lengua común, se encuentran muy arraigados a nuestra propia identidad.
En definitiva, "El universo" de Nito Serrano y Lapurasangre anuncia un álbum que estoy convencido que será imprescindible en vuestra fonoteca personal y al que auguro un futuro extraordi...
— Papá, en septiembre empiezo con el carnet de conducir, ¿verdad?
— ¡Mario! ¿No ves que estoy intentando terminar el artículo?
— Vale, tío — contestó mientras se colocaba los auriculares.
— Oye Mario — interrumpí. — ¿Cuándo dejaste de llamarme "papi"?
— ¿Te encuentras bien?
— Fue cuando te accidentaste en aquel circuito desastroso al que te llevé con 11 años ¿A que sí?
Mario me miró con cierta ternura. Sabía que yo no me había perdonado aquello.
— No, papá. Creo que fue cuando estudiabas por la noche un curso de no sé qué para subir en tu trabajo o, quizás, cuando te empeñaste en quitarme la alergia al huevo. No sé, no me acuerdo bien.
Lo miré extrañado, no esperaba esa respuesta. Entonces, sacó su sonrisa pícara y continuó.
— Si ascendiste de "papi" a "papá" no fue porque me estrellara yo. Lógicamente, fue porque creciste tú.
Pues eso, que cuando no se aplican las leyes de la lógica, los resultados siempre son inesperados.