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Viernes 19/04/2024  

Acento andaluz

Un abusador sexual en el púlpito

No creo que la Iglesia Católica sepa lo que hace al dejar que este cura predique la palabra de Dios

La situación es insostenible. Por mucho que el obispo de Córdoba, el ínclito Demetrio Fernández, intente desviar la atención, no tiene sentido alguno que el cura Ignacio Mora Vilatella, condenado a 5 años de cárcel por un delito de abusos sexuales a una monaguilla de solo 10 años, siga en activo. El obispado cordobés ya decepcionó en 2015 cuando el sacerdote fue detenido tras la denuncia de los padres de la niña. En lugar de retirarle los hábitos, le trasladaron a Espiel, localidad a solo 20 kilómetros de la parroquia de Villanueva del Duque donde perpetró el depravado delito por el que la justicia ordinaria le ha condenado.

La sección segunda de la Audiencia de Córdoba entiende probado, como relató la Fiscalía, que el párroco tanto en la sacristía como en un coche “para satisfacer sus deseos sexuales habría sentado a la pequeña en sus rodillas y le agarró la mano metiéndosela por dentro de sus pantalones. Le hizo que le frotase el pene al tiempo que él le metía la mano por dentro de la ropa y tocaba los genitales a la menor”. El Obispado, lejos de retirarle del sacerdocio activo, alabó en un comunicado que el cura haya “colaborado con la justicia civil”. Asimismo, aseguró que “acatará la sentencia, cuando ésta sea firme”, toda vez que recurrirá ante el Tribunal Supremo.

Algunos periodistas cordobeses cometieron el pasado viernes la ‘osadía’, por no decir pecado, de preguntarle al obispo en un acto de Cáritas si pensaba mantener al párroco. La respuesta de Fernández, dando lecciones de periodismo, habla por sí sola: “Lo de Cáritas es lo más importante hoy y no hay más. Porque el Corpus, que es pasado mañana, es lo más importante. Hay cosas que nos pueden distraer pero hoy toca el Corpus y Cáritas. Y punto”, espetó visiblemente molesto.

Este obispo, que ha firmado cartas pastorales o polémicas declaraciones contra los homosexuales, los bisexuales, los transexuales, las mujeres, el aborto, la fecundación in vitro o los historiadores por el origen de la Mezquita, mantiene ahora en el púlpito a un abusador que, para más inri, fue condenado en 1989 por participar, como miembro del grupo ultraderechista Milicia Catalana, en un atentado fallido contra el gobernador civil de Barcelona. No creo que la Iglesia Católica sepa lo que hace al dejar que este cura predique la palabra de Dios. Lo que tengo claro es que ningún padre o madre debería dejar que confesara a sus hijos.

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