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La escritura perpetua

Las guerras

‘Las suplicantes’, versión libre de Silvia Zarzo sobre las obras homónimas de Esquilo y Eurípides, es un deslumbrante alegato a favor del derecho de asilo

Publicado: 29/06/2022 ·
11:35
· Actualizado: 29/06/2022 · 11:35
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  • ‘Las suplicantes’.
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Esquilo y Eurípides escribieron en el siglo V antes de Jesucristo la portada de los periódicos de este domingo 26 de junio, cuando redacto este artículo. Dice la prensa: “Al menos 23 muertos en el intento de asalto de la frontera de Melilla”. Y también: “Los aliados de la OTAN quieren convertir Europa Oriental en un fortín con miles de soldados”. Pero todo estaba ya en los clásicos: en las remotas, eternas y estremecedoras tragedias griegas. ‘Las suplicantes’, versión libre de Silvia Zarzo sobre las obras homónimas de Esquilo y Eurípides, es un hermoso, desgarrador y deslumbrante alegato a favor del derecho de asilo y contra las guerras. “Sólo del tiempo nace el aprecio al extranjero”, se dice en la obra. Y, más tarde: “He perdido en la batalla a mis mejores hombres. Eso traen las guerras”. La función consta de dos partes. En la primera tres hermanas huyen de Egipto a Grecia para escapar de unos matrimonios impuestos e indeseables. “Venimos suplicantes desde las finas arenas del Nilo (…) Mi delito es ser mujer y mi condena el miedo”, exclama una de ellas. Las acoge el Rey de Argos: “Sois extranjeras suplicando asilo”. Pero pronto llegarán las naves con los furiosos hombres que se consideran propietarios de esas mujeres. “Ya está aquí el amo, el propietario de tu cuerpo”. Y hay una dura, pero lograda imagen teatral de violación, mientras la cantaora Celia Romero canta al dolor. La tragedia se recubre entonces de llanto contenido y épica.

La segunda parte consiste en la desgarrada reivindicación de unas madres para que les devuelvan el cadáver de sus hijos, muertos en la batalla, y poder así darles digna sepultura (un tema recurrente en los clásicos, que culminó en las diferentes y poderosas versiones de Antígona). “Ha muerto mi hijo y ya no soy madre”; “¿para esto he parido yo?”. Y en esas escenas se eleva imparable la veterana actriz María Garralón, que dice el verso con absoluta naturalidad y recubre de credibilidad toda la acción. María Garralón siempre remite a un lejano verano azul en la memoria de nuestras vidas, aunque aquí aparezca vestida de negro, luto ensangrentado, y su personaje se rompa por dentro debido al hijo ausente y a su cadáver destrozado en la batalla. “Malditas sean las guerras”.

El público del Teatro Reina Victoria de Madrid aplaudió prolongadamente, puesto en pie, el trabajo de todos y todas y la actualidad de la obra. Esta versión de ‘Las suplicantes’ se estrenó en 2021 en el Festival de Mérida y en agosto se representará en Regina (Badajoz) y Caparra (Cáceres). La vigencia de los clásicos, ya está dicho. “Malditas sean las guerras”.

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