La orfandad del votante

Publicado: 18/09/2022
Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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La letanía más peligrosa que podemos escuchar es que “la izquierda siempre está dividida”
Hace unos años, después que Podemos apareciera en las elecciones europeas, en sus primeras elecciones generales recibió un montón de votos, así como 5 millones. Casi los mismos que el PSOE. Cinco veces más que IU. Creo que la gente que votó a Podemos no solo quería votar a Podemos, sino que no quería votar a otros partidos; ese voto no salió de la abstención, salió de una masa votante huérfana de opciones.

Bien, trazando la realidad con un rotulador grueso, pero sin decir ninguna locura, tenemos a cinco millones de personas que querían votar a Podemos y no a IU ni al PSOE, y un millón de personas que quería votar a IU y que, por tanto, es posible pensar que no quería votar a Podemos. El voto de la persona es suyo; no te creas que es del partido. Luego podría darse la circunstancia de que cuentas con unos votos que te han prestado y pienses que te los puedes llevar a cualquier parte. Por ejemplo, en cierto momento Podemos e IU pensaron que, si juntaban sus votos, cinco millones por un lado y un millón por otro, ganaban las elecciones, fijo, en la siguiente cita electoral. El problema es que esos votos no eran suyos, sino de la gente. Gente que quería votar a Podemos, y por tanto no quería votar a ningún otro partido, se veía obligada a votar a IU. Gente que quería votar a IU, y por tanto a ningún otro partido, se veía obligada a votar a Podemos. ¿Resultado? La coalición sacó cinco millones de votos. Un millón de votos no es que se perdiera, es que la gente lo recuperó, porque siempre había sido suyo, y lo recuperó para usarlo como mejor quiso en ese momento. Es muy peligroso que un partido cuente votos futuros que no son suyos, y en este caso hablo estrictamente, no de que el voto sea del ciudadano, sino que desde la ciencia estadística se asimilen a otro partido.

Por ahí, por la ciencia estadística, se aprecia también la orfandad del votante y el robo de su soberanía, porque, ¿en qué momento se decidió que los militantes, votantes y simpatizantes de Podemos e IU, y el electorado en general, no tenían derecho a conocer los sondeos por separado de ambas formaciones? ¿Por qué hace años que no se le pregunta a la gente si votaría a Podemos o si votaría a IU? Que lo haga Ok Diario, vale, pero que lo haga el CIS, no, por favor; que lo haga el CIS me parece que va en contra del valor superior que conocemos como pluralismo político.

La letanía más peligrosa que podemos escuchar es que “la izquierda siempre está dividida”. ¡Vamos! ¿Cómo puede la gente de Podemos aceptar ese chantaje emocional, si fue lo mismo que se dijo cuando nació Podemos? PSOE lo vio como un ataque, IU lo vio como un ataque, contando como suyos con votos que no eran suyos, sino del pueblo, de cada uno de los votantes. Estoy harto de escuchar que sin el empuje de Unidas Podemos en el gobierno de coalición no habría habido la batería de medidas sociales que gozamos ahora. No. No. Sin el nacimiento de Podemos no habría existido jamás ese gobierno de coalición. Sin la sana escisión de militantes de uno y de otro lado, sin el acercamiento de militantes nuevos, sin el robo de votos a ambas formaciones, sin la enésima separación de la izquierda, pero esta vez tocando la tecla adecuada, no tendríamos el gobierno de coalición, tendríamos a PSOE posiblemente gobernando con apoyo del PNV y a IU votando desde la oposición en contra de que Suecia y Finlandia entren la OTAN, para sorpresa de nadie, y posiblemente quejándose de que las tibias medidas feministas del PSOE son un intento de dividir a la clase obrera.

Podemos nació porque IU era solo aparato y PSOE neoliberalismo. Lo mejor que hizo Podemos fue romper la izquierda; no volvamos a dejar al votante huérfano de opciones.

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