El jurado deliberará el martes sobre el crimen de la calle Descalzas
La acusada de matar a su marido se enfrenta a una petición de 25 años de cárcel. Manuel Gil Palacios recibió 101 heridas de arma blanca el 9 de enero de 2008.
El proceso judicial dio comienzo este lunes en la sección tercera de la Audiencia provincial de Cádiz. Tras la constitución del jurado, la acusada fue la primera en declarar ante el juez. Caridad M. C. insistió sobre su inocencia ante las preguntas del Ministerio fiscal y la acusación particular quienes piden 25 y 20 años de prisión respectivamente para la esposa de Manuel Gil. De hecho, la acusación particular está formada por la madre y el hermano del fallecido.
La mujer declaró sobre lo acontecido el día 9 de enero en su domicilio, del que aseguró ausentarse por petición de su marido para ir a comprar pan. Caridad se reafirmó en la declaración que realizó durante el proceso de instrucción del caso, cuando aseguró haber salido para comprar el pan al bar ‘El Arquillo’ y que se entretuvo después con una vecina, ya que se encontró indispuesta y le solicitó agua con azúcar. Cuando llegó a su domicilio, la acusada aseguró que encontró a Manuel en la bañera y su intención fue despertarlo por lo que lo zarandeó “varias veces”. Además, la acusada negó haber tenido ningún problema matrimonial con Manuel al que “quería mucho” y desmintió que hubiera pedido cita en el Centro de la Mujer del Ayuntamiento de Sanlúcar habiéndose interesado por los trámites para la separación, tal y como reconocieron los funcionarios adscritos a esta unidad.
La acusada portaba muletas y durante el tiempo que duró el interrogatorio dio muestras de no encontrarse bien, dando síntomas de debilidad, lo que contrasta con la idea de que hubiera sido capaz de asestar 101 puñaladas a su esposo. Sin embargo, los informes forenses de las pruebas practicadas a Caridad desvelaron según sus autores que “simulaba los padecimientos que decía sufrir y que la dolencia de cadera, la exageraba”.
PRUEBAS
El procedimiento cuenta en su contra con el primer informe del forense que acudió al domicilio y certificó que la muerte de Manuel era fruto de un suicidio. Así, muchas de las pruebas fueron borradas al realizarse una limpieza a fondo en el domicilio la misma noche de los hechos. Los forenses que declararon este jueves declararon sin embargo que la sangre existente en la bañera no reflejaba realmente las heridas del fallecido, ya que “debería haber habido mucha más”, lo que indica que pudo ser aclarada antes de la llegada de la policía.
Respecto al testimonio de los vecinos que escucharon voces aquella noche, la vecina de Caridad declaró ante la juez que fueron 3 o 4 veces y no 20 las que oyó “¡socorro, auxilio, Manolito!” y desmintió sin embargo que la luz del cuarto de baño estuviera encendida, como aseguró durante la instrucción del caso. Ayer fue el turno de las dos psicólogas encargadas de analizar la conducta de Caridad, una mujer de la que destacaron el “optimismo exagerado” ante su situación procesal “porque la abogada le ha informado que no hay pruebas” y sobre la que aseguran existe un trastorno depresivo “no por la pérdida de su esposo sino por su condición como procesada”.
El próximo lunes el Ministerio fiscal, la acusación particular y la defensa realizarán el resumen de las pruebas sobre las que tendrá que pronunciarse el jurado, por lo que se espera que el martes pueda haber sentencia.
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