Entre las noticias publicadas por este periódico a lo largo de la semana, destaca la de las Jornadas de Periodismo que desde hace cinco años convoca Publicaciones del Sur a mediados del mes de noviembre. Desde hace dos instituyó el Premio Nacional de Periodismo “Pepe Oneto”, concedido en esta ocasión y como saben a Mercedes Milá. La actualidad define “seguirla” al interés que despierta su trabajo, pero quienes la oímos desde sus comienzos en el deporte, pues tira más a fidelidad, a reconocimiento del desempeño hecho con pasión y rigor, a la rendición hechizante de una profesión que alguien como Mercedes Milá ha sabido imponer su sello.
Durante el desfile de estos renglones, la mano salta hacia el ratón y guglea para descubrir los setecientos diecinueve mil resultados relacionados con ella. En los consultados no aparece una de sus primeras intervenciones en la radio. Se anotan sus comienzos en la prensa escrita, su trabajo con Luis del Olmo durante tres años y su paso a Televisión española. Sin embargo no hay entradas sobre Radio Nacional y a su programa Queremos Saber, patrocinado por Ediciones Anaya, donde su voz borbotaba juventud con una dicción perfecta y un lenguaje cuidado y respetuoso durante los cincuenta y cinco minutos de la entrevista, sencilla y cordial, amena y rigurosa, donde la periodista lograba que el domingo rozara la medianoche con deleite, dejando a un lado la desgana irremediable del lunes, porque la enganchaba al reparto de Escenario, guiñando complicidad sin necesidad de buscar la nuestra, ya que no había dejado de contar con ella.
Han pasado más de cuarenta años y desde entonces la televisión ha escrito líneas en el currículum de Mercedes Milá, una periodista que ha dejado su personalidad en todo cuanto ha trabajado. Recordemos la entrevista a Dewi Sukarno y la cara de ésta al preguntarle si cobraba por aparecer en el papel cuché, o cuando habló con José Mª García de aquel Mundial de Argentina 78 y la estancia de la selección española en La Martona, o la charla con Camarón antes de cerrar uno de sus programas y las sonrisas que solo ella fue capaz de dibujarle en la cara. Una profesional que transgrede sin escandalizar, sin herir, sin dejar de llamar a las cosas por su nombre, sin perder el respeto y es por eso nuestra admiración por ella y por el merecimiento del premio que Publicaciones del Sur le concede.
Esperamos con ilusión su entrada en el Centro de Congresos, pero aún más su discurso exultante, emocionado y agradecido. El próximo viernes.
