En plena época de sequía, muchas voces se tornan críticas al hablar de los campos de golf, aunque estos defienden que tan sólo suponen el 0,1 % de todo el regadío andaluz y, más importante aún, que la “inmensa mayoría” de los que se encuentran en Andalucía usan aguas residuales depuradas que en ningún caso servirían para abastecer a los ciudadanos.
Así lo apunta por ejemplo a EFE el director gerente de Alborán Golf, Francisco Venegas, quien incide en que se trata del agua que se tira “por los baños, por los retretes, por los sumideros”, utilizable para riego tras tratamientos terciarios en una Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).
Es la que hace crecer el césped este campo municipal que depende del Ayuntamiento de Almería, al “cien por cien”. “No tenemos otra agua. No tenemos acceso a pozos subterráneos, como he oído alguna vez, que los campos están sobreexplotando los acuíferos subterráneos. No tenemos pozos, ni estamos conectados a la red de Aqualia”, insiste.
Ese mismo agua no sólo riega las 50 hectáreas de este campo de golf, también abastece a los jardines públicos y de los hoteles de la urbanización de El Toyo.
“Tenemos la suerte de que en verano, cuando más necesidades hídricas hay, también hay más población y los hoteles están llenos, con lo cual se produce más agua residual y así también tenemos nosotros más agua depurada. En invierno se produce menos agua, pero nosotros tenemos también menos necesidades”, abunda.
Césped "Bermuda"
Algo que se debe también a que cuando se construyeron estas instalaciones antes de los Juegos Mediterráneos de Almería de 2005, se eligió un césped denominado "Bermuda", que precisa de menos aporte hídrico. “Cuando baja la temperatura de 20 grados, cambia a color marrón y es tal vez más feo, pero no nos importa porque está sano y preferimos gastar menos agua y ser más sostenibles”, mantiene Venegas.
Unas prácticas que no son exclusivas de este campo de golf. Recuerda que sólo el 25 % de estas instalaciones en Andalucía no usan agua depurada y explica que en muchos casos se debe a que “no están conectados con EDAR o desaladoras”, por lo que precisan de que la Administración “les dé esa posibilidad”.
Venegas cita un estudio de la Asociación Española de Campos de Golf que apunta que se trata de un deporte con 1,2 millones de viajeros anuales de otros países, que generan casi 13.000 millones de euros al año y más de 120.000 empleos directos e indirectos, con un gasto promedio de 324 euros al día, frente a los 154 euros del sector.
“Generamos el 3 % del PIB en Andalucía”, sostiene, e insiste en que en esta comunidad los campos de golf sólo consumen unos 35 hectómetros cúbicos de agua al año, a pesar de contar con 3.500 hectáreas de suelo.
Y subraya que si la región andaluza es por su clima un reclamo para los golfistas, más aún lo son por sus horas de sol Almería y su vecina Murcia, “las dos provincias con mejores condiciones para jugar al golf de toda Europa”.
Más apuesta por la sostenibilidad
Lo demuestra que, por ejemplo, el año pasado en Alborán Golf se registrasen unas 54.000 salidas. En 2014 fueron apenas 21.000, y este dato demuestra para Venegas que se ha logrado que crezca la afición local, por un lado, y por otro que se ha conseguido atraer a un importante número de turistas que buscan jugar en esta tierra.
Explica que los que más abundan son los escadinavos, sobre todo suecos, finlandeses y, últimamente, inslandeses. "Hay un montón de personas, fundamentalmente de gente mayor, que está ya retirada. Está jubilada que le apetece seguir haciendo su deporte favorito y lo que hacen es buscar latitudes al sur de Europa. Ahí estamos los los campos andaluces”, argumenta.
No sólo se trata de agua depurada, en Alborán Golf apuestan también por la energía eléctrica, con una instalación fotovoltaica que les permite generar gran parte de la energía que necesitan sus instalaciones.
Además, los coches que utilizan los jugadores en sus traslados son eléctricos, lo que no sólo elimina las emisiones de partículas, sino que también ayuda a combatir la contaminación acústica. En esta línea, el campo ha instalado además cuatro cargadores para vehículos eléctricos, el doble de los que exige la normativa.
Humedales en el campo
Por otro lado, el campo se convierte en una especie de oasis, ya que en una zona “sin ningún tipo de interés ecológico, que sólo tenía esparto y pitas”, se encuentran ahora dos lagos en los que se almacena el agua de la depuradora y que han sido elegidas más “más de una veintena de tipos de aves” que residen ahora allí.
Y también se plantan todos los años entre cien y 150 árboles, con replantaciones de aquellos que el Ayuntamiento quita de las diferentes calles de la ciudad, y se eligen especies mediterráneas.