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Doble golpe del clasicómano belga Gilbert, etapa y liderato

El clasicómano belga Philippe Gilbert, del Omega Pharma, se llevó con autoridad la tercera etapa de la Vuelta disputada entre Marbella y Málaga, de 157,3 kilómetros en duelo con el español Purito Rodríguez y se enfundó el maillot rojo de líder, en una jornada de calor extremo.

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  • El belga Philippe Gilbert ganó ayer en Málaga y consiguió el jersey rojo. -
El clasicómano belga Philippe Gilbert, del Omega Pharma, se llevó con autoridad la tercera etapa de la Vuelta disputada entre Marbella y Málaga, de 157,3 kilómetros en duelo con el español Purito Rodríguez y se enfundó el maillot rojo de líder, en una jornada de calor extremo en la que algunos favoritos se dejaron segundos.

Gilbert, ganador de la Amstel Gold Race, apareció en el momento propicio, una vez neutralizado el español Serafín Martínez, que marchaba escapado, para ejercer de killer, a 500 metros de meta, donde aceleró en cuesta y aguantó el ritmo. Un desenlace idóneo para el belga, que no se dejó alcanzar por Joaquín Purito Rodríguez (Katusha), batido por 3 segundos. Igor Antón, que se vio “competitivo” pasó tercero a 13 segundos.

El ciclista del Euskaltel precedió al grupo de favoritos, donde se vio muy activo al italiano Vincenzo Nibali (Liquigas), cuarto a 15 segundos. Un aviso ante sus inmediatos rivales. Menchov cruzó a 18 segundos, a 19 Mosquera, David Arroyo, Xavi Tondo y Frank Schleck. Peor les fue a Sastre y Kreuziger, que perdieron comba al final, además de medio minuto respecto al ganador.

El peor parado de todos, sin embargo, fue el luxemburgués Andy Schleck, que confirmó su bajo estado de forma y entró en la metacon un retraso de 14:10 minutos.

Un final interesante y explosivo, como el recorrido pensado para fomentar el espectáculo. Gilbert, de 28 años, no dejó escapar la ocasión para vestirse de líder por primera vez en la Vuelta. El ciclista valón, expuso sus cualidades de finalizador, las que le sirvieron en 2009 para ganar la París-Tours, el Giro de Piamonte y el Giro de Lombardía.

Con el británico Cavendish en día aciago desde los primeros kilómetros, Gilbert, que también se descolgó en el puerto de primera, como el ex líder, subió al podio para vestirse con el jersey rojo. Es el nuevo jefe de la Vuelta, con 14 segundos de ventaja sobre Purito Rodríguez y 22 sobre el bielorruso Kanstantsin Sivtsov.

Nibali lidera el grupo de favoritos, quinto a 28 segundos de Gilbert, y a partir de ahí figuran Igor Antón a 35, Tondo con el mismo tiempo y Frank Schleck noveno a 36. Un primer test que confirmó que el italiano del Liquigas ha venido fuerte y con aspiraciones.

El calor volvió a ser protagonista, 40 grados en la salida, factor insoportable para una jornada con recorrido complicado por la provincia de Málaga. Para empezar el Puerto de Ojén (2a), a subir de salida. Un calvario tempranero para el líder Mark Cavendish, que cruzó el puerto a 2 minutos de la cabeza. Los sucesivos ataques terminaron en una selección de siete corredores que se saltaron la disciplina del pelotón.

Los protagonistas de la fuga fueron Egoi Martínez, Javier Ramírez, Kadri, Vanendert, Cherel, Terpstra y Serafín Martínez. Juntos cruzaron Málaga en el primer paso del recorrido y llegaron a las primeras cuestas del Alto del León, a 55 kilómetros de meta, con dos minutos de adelanto.

Se trataba del primer puerto de primera de la Vuelta, en una especie de sartén de 15 kilómetros de longitud al 5,5% de pendiente media, donde atacó y redujo el grupo a cinco el escalador gallego Serafín Martínez. Un primer examen para comprobar el estado de forma en el grupo de favoritos, donde Andy Schleck, segundo del Tour, enseguida perdió terreno y aireó la debilidad con la que afronta la carrera.

Serafín, que ya vistió 11 días el maillot de la montaña en la Vuelta 2007, coronó con 1.52 de adelanto y se aseguró el maillot de lunares azules. Luego se lanzó al descenso, perseguido por Moncoutie, Egoi Martínez y Cherel, intercalados, y el pelotón a 1.40 dirigido por el Caisse D’Epargne.

La etapa tenía trampa al final: la subida al Castillo de Gibralfaro, apenas 1,8 kilómetros de ascenso que incluye rampas del 10%, un muro para ofrecer un final propicio para rematadores, hombres rápidos y explosivos. Serafín soñó hasta el último kilómetro.

El ritmo del Astana y Liquigas terminó con sus opciones, cuando ya llevaba “las piernas cuadradas”. Al de O Rosal le pasaron como un obús un grupo donde va iban lanzados Gilbert, Purito Rodríguez, Nibali e Igor Antón.

Gilbert tiró de manual a 500 metros de meta y aprovechó una curva cerrada para arrancar como una moto y sorprender a Purito, que trataba de pegarse a su rueda. No hubo opción, ya que el corredor valón no cedió un metro ante los intentos del medallista de bronce en el pasado Mundial.

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