En el exterior la lluvia arreciaba, el abuelo Lucas llevaba más de media hora despierto, pero su agenda le propiciaba algunos minutos más de cama. Arremolinó el cobertor y Mofeo le visitó. Recopilaba la información obtenida en la visita, días pasados, a la placa en honor a Cristóbal Colón, que encara la calle Maestra. Tuvo que usar la bondad de una joven que circulaba por el lugar, con mejor vista que el octogenario, para que le leyera el texto del rótulo.
<<Entre el 22 de mayo y el 20 de octubre de 1489 la corte de los Reyes Católicos se estableció en la ciudad de Jaén con ocasión de la conquista del reino nazarí de Granada. En este lugar, por entonces palacio episcopal, Cristóbal Colón se entrevistó con la reina Isabel de Castilla, una audiencia de gran relevancia histórica para el futuro descubrimiento de América>>.
La reina Isabel, la Católica, recibe al almirante en Jaén y promete sufragar el viaje una vez finalice la contienda.
Colón, entusiasmado con la grata noticia, presto, cubrió los escasos metros que les separaba de una de las tabernas del lugar. En el camino encontró pordioseros, mendigos y prostitutas. Es probable que se acercara a una de ellas, en las angostas callejuelas de la ciudad. Intentan robarle, el marino corre como si no hubiera un mañana. Se queda sin aliento. De pronto, nota una mano en su espalda…
¡Uf qué agobino!, despierta el abuelo Lucas, todo ha sido un mal sueño o, más bien, una pesadilla. No comparable con el que tuvo Fernando III el Santo cuando se le apareció Santa Catalina de Alejandría, allá por el año 1246, cuando la ciudad de Jaén era territorio musulmán y los cristianos intentaban conquistarla.
Las llaves que le entregó la santa sirvieron para hacerse con la fortaleza tras la rendición de los sarracenos.
Y a partir de ese momento, todos los vecinos de la capital a comer sardinas el día de la conmemoración de aquel lustroso día…, bueno, lo de las sardinas llegó en 1964, con la refundación de la cofradía de Santa Catalina. Por entonces, la congregación en su afán de conseguir dinero para relanzarla buscóuna nueva fórmula para lograr mayor recaudación. Entonces en la junta de gobierno estaba Benigno Gómez, un gallego, que propuso poner un chiringuito y a sus cofrades entregar un vale para una consumición de una cerveza y una sardina.
Aquello funcionó y así hasta nuestros días. ¡Que no decaiga!