La Sevilla del siglo XVII no era sólo la ciudad de la Casa de Contratación, de los galeones cargados de riquezas que venían de América o de los comerciantes que soñaban con la fortuna. También era una ciudad de desigualdades, de niños huérfanos que sobrevivían como podían, de oportunidades y de renuncias. En ese escenario se mueve 'El aprendiz', la nueva novela de Jon Echanove, un relato de crecimiento, supervivencia y, sobre todo, de búsqueda. Porque su protagonista, el Lagartija, no sólo busca ascender en la escala social: busca amor, pertenencia y un lugar en el mundo.
"Si hubiera usado a un adulto, su reacción ante la injusticia habría sido la resignación o la indignación. Un niño, en cambio, lo afronta desde la curiosidad", explica Echanove. Esta elección narrativa le permitió explorar el conflicto entre la supervivencia y la moralidad. El Lagartija debe renunciar al mundo callejero que conoce. "Es un dilema universal: cuando alguien quiere avanzar, inevitablemente deja algo atrás", reflexiona el autor.
En la novela, Sevilla es un personaje más: una ciudad vibrante, llena de oportunidades para unos y de sufrimiento para otros. Lagartija, con su mirada infantil, permite que el lector descubra la brutalidad del comercio. "Si se va a hablar de comercio en el siglo XVII, no hay muchas opciones. O es Sevilla, o es Lisboa, o es Amberes. Yo elegí Sevilla porque me interesaba esa ciudad que es puerto y aduana del mundo, pero también un lugar de abandono y miseria".
Pero además de ser una elección casi obligada, Sevilla le ofrecía algo más: la oportunidad de rescatar una parte de la historia de España que, a su juicio, ha sido ignorada. "La historia de España está más centrada en la conquista, en la religión, y a mí me parecía que faltaba una pieza y esa pieza era la de los mercaderes, y esa pieza era Sevilla".
Profundidad de los personajes
Echanove, que además de escritor es psicoterapeuta, reconoce que su formación ha influido en la construcción de sus personajes. "No los hago encajar en modelos psicoterapéuticos, pero sí me aseguro de que sus comportamientos sean coherentes con su desarrollo emocional", afirma.
Un ejemplo es la relación entre Lagartija y el Manco, un pícaro que le enseña a sobrevivir en la calle. "Si Lagartija hubiera sido completamente inocente, habría muerto. Necesitaba a alguien que lo guiara en sus primeros años", explica. Este contraste entre la ingenuidad del protagonista y la astucia de su protector añade matices a la historia y refuerza el realismo de la trama.
Entre la picaresca y la novela histórica
Si bien 'El Aprendiz' se enmarca dentro de la novela histórica, Echanove reconoce su fuerte vínculo con la tradición picaresca. "El protagonista es un huérfano que sobrevive en la calle con una pandilla, eso ya lo conecta con el género", dice. Pero la novela picaresca no sólo se centraba en la supervivencia, sino que también denunciaba las desigualdades sociales, un elemento clave en la obra.
Influencias literarias no le faltan. Desde La leyenda del ladrón de Juan Gómez-Jurado hasta la trilogía de Ivo Andrić sobre el Imperio Otomano, Echanove ha bebido de múltiples fuentes para construir su relato. "Andrić es un genio en retratar el choque de culturas y religiones. Su sencillez narrativa es algo que admiro profundamente", confiesa.
La búsqueda del amor y la cotidianeidad
Aunque el comercio es el telón de fondo, Echanove insiste en que lo que mueve a su protagonista no es la ambición económica. "Más que ambición, lo que él busca es amor. Amor y pertenencia. Es un niño que crece sin raíces y necesita encontrar su lugar en el mundo."
En su camino, Lagartija se cruza con personajes que le enseñan diferentes formas de sobrevivir, pero otros que también le muestran que el dinero no lo es todo. Él cree que el dinero le va a dar estabilidad y amor, pero no es así. Porque el dinero da poder, pero el poder no da amor.
Enamorarse de Sevilla
Para construir el universo de 'El Aprendiz', Echanove recurrió a múltiples fuentes. "Hoy en día, internet ofrece mucha documentación, pero lo más valioso lo encontré en la Universidad de Sevilla y en el Archivo de Indias", comenta. Sin embargo, su proceso de investigación no se limitó a la lectura. Caminar por Sevilla, recorrer sus calles, enamorarme y sentir su ritmo fue esencial para dar vida a sus personajes. "Mis personajes caminan. Si no lo hago yo antes, ¿cómo los voy a hacer creíbles?"
A pesar de los siglos transcurridos, muchas de las plazas, iglesias y callejuelas siguen ahí, permitiendo imaginar cómo era la ciudad en tiempos del joven protagonista de la novela. Lo más difícil, según Echanove, fue reconstruir el Arenal, el mercado del Baratillo y el puerto, lugares que han desaparecido, pero sobre los que existen referencias literarias, como las de Cervantes.
Despertar la curiosidad histórica
Más allá de la historia de Lagartija, 'El Aprendiz' es un homenaje a una Sevilla que, aunque monumental y culturalmente reconocida, sigue teniendo una deuda histórica en el imaginario colectivo. "Espero que la novela no sólo entretenga, sino que también genere curiosidad sobre el papel comercial de Sevilla en la historia", concluye Echanove.
Con 'El Aprendiz', Jon Echanove nos invita a mirar la historia desde otra perspectiva, dando voz a quienes la hicieron posible desde las sombras: los mercaderes, los huérfanos, los supervivientes. Una Sevilla que no sólo fue la cuna del Siglo de Oro, sino también el corazón de un territorio que, lejos de lo que se cree, siempre tuvo vocación comercial.